Capitulo 3

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-Un día cualquiera, en una ciudad cualquiera-

El recreo en el Instituto pasaba con una lentitud amenazante. Entretanto, Rafael se paseaba por el patio vagabundeando como solía hacerlo entre las personas felices.

El grupo de matones no tardo en buscarlo para divertirse, pues eran esos muchachos fornidos que buscaban lastimar el cuerpo y quebrar el corazón a base de golpes. "Un cliché" Pensó Rafael, pero no se salvó de recibir una pila de insultos por el simple hecho de ser hijo de un mendigo.

¡Pero que ignorantes eran esas personas! ¿Qué no veían que él no había decidido donde nacer?

Y empezaba ya a sentir el dolor en las articulaciones cuando un grito cruzó el aire:

-¡Hey!- Era el muchachito pálido que le habia prestado el abrigo que aún tenia puesto -¿Qué estan haciendo? - Exclamó visiblemente molesto interponiendose, sin temor alguno, entre el grupo de matones.
-Vos no te metas.
-¡Dejalo tranquilo! -Rafael pudo sentir la ráfaga de adrenalina que atravesó el aire cuando vió al grupo de muchachos abalanzarse sobre él. Instintivamente se llevó ambas manos a la cabeza.
Pero algo raro pasaba.
No le llegó ni un solo golpe.
Al abrir los ojos nuevamente comprobó que aquel muchachito pálido estaba sirviendo de escudo entre él y sus atacantes.

 "Tú eres mi refugio;
tú me protegerás del peligro y me rodearás con cánticos de liberación."
Salmos 32:7

Yo seré tu sol [Cristiana]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora