Capitulo 6

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-Un día cualquiera, en una ciudad cualquiera-

Pasaron los días, transcurrió una semana.

Esa mañana de domingo Rafael despertó y se sintió diferente, ya estaba experimentando el cambio a medida que la semana se había ido y, acostado en el lecho de su cama a un lado de la calle, no pudo evitar reflexionar acerca de esto.

El muchachito tan pálido y amistoso que había llegado a su vida parecía ocupar tantas líneas de compasión como de duda. Más de una vez él se replanteó porqué era su amigo.

Apenas lo conoces

Pero Él te defendió

Lo hizo por interés

¿Interés en qué? Si tu no tienes nada para darle

Quiere reírse de ti

Ya lo hubiera hecho

¡No le conoces! ¿Cómo puedes considerarlo tu amigo? ¡Tú no tienes amigos!

Exacto, tienes uno.


Las discusiones entre él y su conciencia se hacían cada vez más largas, cada día tomaba más fundamento aquella inesperada amistad y perdía signos de soledad.

"Dios ha dicho: -Nunca te dejaré; jamás te abandonaré."

Hebreos 13:5

Se alistó con rapidez y, nadie lo notó, pero tenía una pequeña cantidad de entusiasmo que crecía en su interior.

Una vez en la calle, prácticamente a las corridas, llegó al punto de encuentro donde habían acordado verse. Y allí estaba Él, esperándolo con una sonrisa.

-¡Buen día, Rafa! -Exclamó abrazándolo y, agarrándolo del brazo, lo arrastró con emoción hacía un destino desconocido-¡Ven! ¡Vamos a llegar tarde!

-¿Y a dónde vamos?

-A mi casa...

Yo seré tu sol [Cristiana]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora