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¿Tan fácil es quebrar a alguien? ¿Tan fácil es hacerlo sentir miserable y vacío? ¿Tan fácil como viajar miles de kilómetros y nunca volver? ¿Dónde está la piedad que me toca? ¿Dónde está la misericordia que Dios debe darme? ¿Donde estás tú? ¿¡Donde!? ¡MinHee! ¡Te necesito maldita sea!
Los días se volvían cada vez más repetitivos, y aún me faltaban 729 días para poder volver a verte. 729 días en los cuales me recordare una y otra vez lo idiota que fui. 729 días en los cuales mi corazón anhelará poder latir otra vez. 729 días donde desearé estar contigo, poder abrazarte y darte mi cariño. 729 días donde lo único que me inunda es la tristeza. 729 días donde no estás tú. 729 días en mi infierno en la tierra.
—Vamos, Kookie..no te pongas de esa manera...—JiMin puso una mano en mi espalda, tratando de consolar el vacío interminable que habías dejado.
—No puedo estar de otra manera JiMin—ahora el sonido de los palillos de YoonGi rebotando contra le mesa me desconcertaron un poco.
—¿De verdad serás tan patético?—sus palabras me hirieron un poco, pero sabía que era la verdad—No me importa si es el amor de tu vida, vas tú primero, JungKook.
—¿Como...?
—No.Me.Interrumpas—junto sus dedos y me señaló—Deja de sufrir, imbecil. Además, solo son dos años, nadie va a morir ¿Okay?
Ahí estaba el universo, recordándome que el mundo no ardería en llamas si tú no estabas. Pero aún así, mi corazón ardía completamente consumido por las llamas del amor faltante.
Los días de sufrimiento se habían esfumado más rápido de lo que había creido, más rápido de lo que te fuiste. Anhelaba ver a la nueva tu, a la chica que seguramente había conocido y aprendido muchas cosas nuevas. Cosas buenas. No como las que yo creí que estaba "enseñándote". Tengo tantas cosas que decirte, tantas cosas por las que disculparme y tantas caricias que darte.
Pero claro que no todo resultó como yo lo creí, el cielo no era lo que yo esperaba. Tú ya no eras lo que yo que conocí, lo que yo amaba. Tan pronto te fuiste, tan pronto me olvidaste.
Ya no estabas conmigo, no querías volver por mi, me dijiste en la cara que todo había sido un juego.Que no me amabas. Sabía que había sido malo contigo, un completo idiota. Pero ¿fui tan malo como para no recibir otra oportunidad?
Ahora no sólo era mi corazón, o mi alma. Ahora, una vez que me había sumergido en un mar de arrepentimiento, mi cuerpo ardía por las llamas del dolor. Y aunque, mi dolor físico fuera grave, mis sentimientos rotos ardían más que nada.
—¡NO!—nadie sabía de mi presencia en la estancia, pero eso era lo normal—¡Vete de una vez!
—No me iré hasta que pagues
—Yo no eh echo nada—declaró haciendo su voz más fuerte y baja—Así que lárgate, ya.
—Todo es tu culpa y lo sabes. Solo no quieres asumir con la culpa—respondió el amenazante, esta vez el otro se enojó aún más y lo agarró del cuello de la camisa.
—Yo no hice nada ¿de acuerdo?—respondió mirándolo profundamente a los ojos, tratando de meterle sus palabras a lo más profundo del cuerpo—Aquí hay más culpables que no estás notando. Ahora ve y abre los ojos de una maldita vez, no te quiero aquí irrumpiendo mi sufrimiento en silencio—ahora lo empujó haciendo que el causante cayera al suelo.
—Sabes lo que hiciste, no puedes negar nada—el joven salió de la sala por la puerta principal, dejando al otro destrozado nuevamente. Cayendo de rodillas en la alfombra, desesperado por saber que ahora alguien estaba bajo tierra. Alguien importante en esto, en esta amistad, en este mundo.
