Capítulo 05.- El Acuario.

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—Ran-nee-chan- llamó el niño a la castaña, la nombrada lo miro atenta —¿Cuánto falta?

—¿estas cansado, Conan-kun? - la fémina lo miro con preocupación deteniendo su caminar.

—No es eso- dijo rápidamente.

La castaña se agachó hasta su altura y lo miró detenidamente antes de sonreír —Puedo cargarte si quieres - sugirió.

El infante negó con rapidez, iba a hablar cuando el sonido de su estómago crujiendo lo hizo avergonzar. La mayor le dedico una sonrisa tierna.

—Ya se que ocurre, anda, nos queda poco. Solo un par de calles más y comeremos algo antes de llegar. - sus palabras se vieron interrumpidas ante el sonido de su estómago que delató que no solo el niño estaba hambriento. Un leve sonrojo que no paso desapercibido por el chico, se depositó en las mejillas de la chica quien volvió a tomarlo de la mano para seguir con su caminar.

El rostro del niño en cambio, más que un rubor leve, tenía un rojo en todo su rostro que trataba de disimular. Caminaba nervioso ante el contacto de la chica.

¿Cargarlo? ¡ni loco! Ya era suficiente humillación el tener que estar en esa situación tan incomoda.

«Ya veo que disfrutas estar con ella, detective-kun ¿cómo puedes controlartepensó refiriéndose a la escena que vivió anoche cuando la castaña estaba abrazándolo con fuerza por el miedo que le tenía a los truenos que iluminaban la habitación cada unos pocos segundos.

—Conan-kun, ¿Qué comerás? - pregunto la castaña mirando el menú del restaurante.

El chico observó cada uno de los platillos antes de elegir. La comida no tardó mucho en ser servida en la mesa y ambos comieron hasta saciar sus estómagos.

Nada más terminar de comer, ordenaron sus postres. La castaña se decidió por uno simple mientras que el niño pidió una gran cantidad de helado con salsa de fresa encima y una cereza en la punta al lado de unas hojas de chocolate puro.

Ran se río un poco al ver como el infante se había manchado con la salsa mientras comía su helado con emoción.

—No tan rápido Conan-kun, se te congelará el cerebro. - dijo —jamás habías comido de esa forma. Ni eliges este tipo de cosas   ¿qué te dio por elegir este tipo de postre? - finalizó con curiosidad sin dejar de mirar al nombrado.

—Este.. Bueno, Haibara dijo que probara algo nuevo y me recomendó que comenzara por probar nuevos postres - contestó casi demasiado rápido, la pregunta de la castaña lo había tomado por sorpresa.

¿De verdad y el detective era tan insensible de no comer helados? No era el helado el problema ¿o si?

«Vamos, detective-kun, no puedes ser así con todo lo que te rodea. Eres un niño ¿por qué no lo aprovechas? Esto solo me dificulta aún más mi actuar»

Una vez que ambos terminaron, la castaña se empeñó en llegar a su destino. Un gran edificio les dio paso a una multitud de gente que esperaba por entrar.
El niño miro curioso en donde estaban esperando no encontrar sorpresas inesperadas y se abrió paso.

Adentro tuvieron que pasar por una habitación oscura y al terminar esta, se habría paso a una habitación más iluminada llena de...

—Peces..-susurró el infante aterrado por la presencia de los nombrados.

La castaña lo guió con una sonrisa hasta la pecera más cercana. Era tan grande que, por un momento temió que, si llegase a romperse llegaría a ahogarse.

Retrocedió tras soltarse de la fémina cuando vio como uno de los enormes animales acuáticos nadaba hacia él. No dejo de mirar sus ojos, y chocó con algo.
Un anciano que intentaba coger un cangrejo acababa de coger un gran pez. Se lo estaba pasando a el que creía era su nieto, pero al momento de chocar, la escalera se movió haciendo que el anciano cayera y el pez volara hasta sus manos.

El niño miro aterrado al pez en sus brazos, volvió su vista a la castaña, no podía seguir disimulando con ese feroz espécimen en sus manos.

Entonces tiro al pez lejos de él provocando una reacción en cadena de la que pensó, nadie saldría contento.

Caminó fuera del edificio aún intentando borrar de sus manos el horrible olor del pez, sacudió su cabello mojado y estornudó.

La castaña lo miro preocupada, ella había corrido más suerte y solo había mojado sus zapatos. Él tuvo razón, aunque solo la pecera más pequeña se halla roto - en parte por su culpa - había ocasionado un gran desastre. ¡Pudieron haber muerto! Que suerte que las demás peceras decidieran seguir en sus sitios.

La castaña se volvió a su altura y le quitó la polera mojada, a continuación le colocó su chaleco de lana, la prenda era enorme, pero tenía su olor, y conservaba su calor.

—Ran-nee-chan, lo siento - se disculpo —no quería causar un alboroto.

La castaña lo miro sonriente ¿debía decirle que descubrió una nueva faceta del niño? ¿Desde cuándo le aterraban los peces? Ya sabía con que sobornar lo con que se quedara en casa en vez de ir a las escenas de los crímenes junto a su padre.

—Descuida, Conan-kun. Tu secreto esta a salvo conmigo - dijo poniendo una mano en sus labios simulando que estaban sellados.

Sería un largo camino de vuelta...

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¡Nuevo capítulo!

Tomé la cuenta de los días y descubrí que fueron casi dos semanas las que nos tardamos en publicar.

Y lo tome como que les debíamos un capítulo

¡Y aquí esta!

¿Qué les pareció?

Pd: desde la semana que viene comenzaremos a publicar cada miércoles o jueves, uno de los dos.

Cambios de papelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora