Capítulo 2

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María se encontraba en su habitación, tenía que descansar pues al día siguiente empezaría su trabajo. Miró el reloj que tenía frente a ella, eran las 11:45 pm y no lograba conciliar el sueño.

Cuando cerraba los ojos intentaba pensar en su novio, ahí estaba él tan galante como siempre, con esos ojos oscuros que la tenían tan enamorada, pero de pronto veía a alguien detrás de él, se acercaba a ella y la miraba, aquella mirada intensa, esa sonrisa tan perfecta. Era la imagen personificada de un hombre sexy.

Era... Él... Estaban San Román.

María se despertó sobresaltada, que hacía ese hombre en sus sueños... No había podido dormir pensando en aquél encuentro, en la conversación con su padre, pero ahora también estaba sus sueños?

-Que demonios!!? -Dijo con la respiración acelerada, se levantó y tomó un vaso donde vertió agua de una jarra. -Que hago pensando en ese patán! Por Dios! -Se bebió el agua. -María... Tienes que dormir por favor. -Se decía mientras se recostaba en su cama.

Esa noche María no soñó una vez con él, toda la noche se la pasó Esteban San Román en sus sueños...
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-Esteban, hijo... -En la mañana Esteban no había querido desayunar en familia, pues estaba muy enfadado con su padre. Por lo que salió sin avisar, pero su padre lo alcanzó en el jardín de la mansión. -Hijo por favor, no te vayas sin hablar conmigo.

Esteban detuvo el paso, volteó y después de mirar unos minutos a su padre en silencio, se le acercó.

-Dime papá, tengo prisa, se breve por favor.

-No quiero que estemos disgustados hijo. Sé que te tomó por sopresa mi propuesta pero yo respeto tu decisión.

-Pues ayer te pusiste muy intransigente con respecto a ello. No quiero casarme ni com María ni con ninguna mujer. Mientras tú te mantengas al margen de mi vida privada, no habrá ningún disgusto entre nosotros.-Su padre asintió. -Ahora me tengo que retirar, nos vemos en la oficina.

-Si hijo, ahí nos vemos. -Se acercó sutilmente y lo abrazó. -Solo quiero lo mejor para ti, no puedes culparme por eso.

-Yo decidiré que es lo mejor para mí papá... y por lo pronto solo quiero estar solo. Adiós papá. -Se soltó del abrazo y se volvió a la salida. Cuando llegaba a su auto vio que entraba con otro auto su hermano. Negó con la cabeza, no estaba de acuerdo con el trabajo de su hermano, resopló y se metió a su auto. Dionisio al ver que su hermano estaba cerca quiso jugarle una de sus bromas, aceleró el auto y le obstruyó el paso. -Quítate Dionisio, estoy apurado.

-Hermanito...porqué siempre tan enfadado. -Dijo divertido al ver la mandibula tensa de su hermano.

-Mira dionisio... Te mueves o te muevo. Tu decides! -Sentenció Esteban. Quería a su hermano, pero su relación no era la mejor, su hermano menor siempre conseguía ponerlo de un humor de perros con sus bromas, comentarios o acciones. Si no habían llegado a los golpes solo era por su madre y su padre. Pero estaba claro que no se soportaban, aún asi Esteban lo quería, después de todo era su hermano, su único hermano.

-Vale, me quito. Que te vaya bien gruñoncito. -Dionisio sonrió y se metió a la casa.

-Estúpido. -Siseó entre dientes. Estaba irritado, la estúpida idea de su padre, las bromas de hermano, lo tenían a tope. Que más podía sucederle...
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"No le temas al amor" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora