Capítulo 4

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Iba andando por la calle con unos cuadernos en la mano, y por supuesto con el celular en la otra. Estaba tan ensimismada en la pantalla de éste, riéndose de las ocurrencias que hablaban sus amigos en aquel grupo de chat, que no se dio cuenta que alguien venía en la misma dirección que ella, e igual que ella, estaba con su celular y no la había visto.

De pronto, chocaron y al tropezar, el celular de ella salió volando, ella pegó un grito al ver su aparato en el suelo. Se apresuró a recogerlo y cuando lo alzó, éste estaba con la pantalla destrozada.

-Maldita sea! -Gritó fuera de si. -Que no te das cuenta por donde caminas idiota!! -Gritó alzando la vista al hombre que tenía en frente. Él la miraba divertido, que niña tan mona, pensó él. -De que te ríes estúpido! Mira lo que has hecho!!!

Él sonrió, era muy bonita esa niña, pero sin lugar a dudas era una caprichosa. La miró y mientras ella esperaba una respuesta de él, éste sin decir nada siguió su camino. Ella al ver que él se iba, recogió sus cosas y fue tras de él.

-A donde vas!? -Lo tomó por el brazo y él se volvió a verla con el cejo fruncido.

-Mira ojitos bonitos, estás como quieres, de eso no hay duda. -La miró de arriba a abajo ante la mira atónita de ella. -Pero no me gustan las niñas mal habladas como tú.

Ella boquiabierta, parpadeó.

-De que demonios estás hablando, yo no quiero nada contigo, idiota. -Siseó.

-Pero que boquita la tuya. -Miró su brazo que aún sujetaba ella y se soltó con suavidad se su agarre. -Mira chulita, porqué no dejas de molestarme y sigues tu camino.

-Me tienes que pagar el arreglo de mi cel! -Le dijo con voz dura. Él la miró en silencio por un rato, luego se echó a reír. Ella se enojó y le gritó. -Deja de reirte, tengo prisa!

-Estás bromeando verdad? -Le dijo mirándola intensamente. Ella se sonrojó, el chavo estaba guapísimo.

-Hablo muy en serio. -Dijo entre dientes.

-Vamos a ver... Ambos veníamos distraídos, por qué se supone que yo tengo que pagar el arreglo de tu "Cel". -Dijo imitando su voz en la ultima palabra.

-Supongo que eres un caballero no? -Lo picó y él hizo un mohín. Claro que lo era! Ella rogaba por que lo hiciera, no tenía dinero para arreglarlo y su padre... Dudaba que le diera.

-Por supuesto que lo soy. Vamos, conoces algún técnico? -Ella sonrió por fin y él la miró con diversión. Así que sabía sonreír aquella fierecilla.

-Si, conozco uno, pero puedo ir sola... -Él la interrumpió.

-No. Iré contigo, quiero ver que realmente tu teléfono quede arreglado. Vamos guapita. -Ella peló los ojos. Pero aceptó.

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-Pequeña, no sabes lo feliz que me has hecho en estos momentos. -Decía mientras le acariciaba el rostro y la miraba enamorado. Ella sonreía y verla así, sonriendo y con las mejillas sonrojadas por el beso que le acababa de dar, le hizo sentir que no había visto nada mas hermoso antes.

-Esteban... Quiero que sepas que... Bueno, para ser sincera, le pedí un tiempo... -Él entonces dejó de sonreir.

-Me dijiste que habías terminado con él, María, no me gusta que me mientan. -Le dijo con voz dura, mientras se alejaba de ella.

-No te mentí... Escuchame, le pedí un tiempo pero... -Se acercó a él y lo tomó de la nuca para acercarla a ella. -No pienso volver con él, porque si tu quieres... Podemos intentarlo. -Él volvió a sonreír y tomandola de la cintura la pegó a su cuerpo.

"No le temas al amor" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora