El sitio es apenas iluminado por una lámpara que parpadea desde el techo, derramando una luz amarillenta y deprimente sobre una mesa de madera, en cuya superficie se extiende un reguero de documentos con fotografías, descripciones, direcciones, nombres...
-Ah!-Suspira uno de los ahí reunidos, que están sentados alrededor de la mesa, sus rostros son cubiertos parcialmente por la oscuridad, que la precaria luz no puede amainar- La verdad ya me estoy aburriendo.
-¿Cuánto más nos hará esperar? La hora de salida ya pasó desde hace tres horas.- se queja otra.
-No importa, estas ya son horas extras ¿no? -Celebra uno más.
-¡Cállense! -Ruge con furia, el que parece ser su superior-No me dejan pensar con claridad. Estamos en crisis y ustedes solo se preocupan por su tiempo perdido en nada más que quejas.
El salón se sume en un silencio tenso e incómodo, los tres subordinados se acomodan en sus asientos hasta quedar con las espaldas rectas contra el respaldo. Mientras el superior emite un montón de ininteligibles murmullos, que bien podrían ser gruñidos.
Con un súbito golpe la puerta se abre de par en par y el salón queda iluminado por la luz blanca de las lámparas nuevas, el eco hace vibrar todo en el interior, los subordinados dan un bote en su silla y miran espantados al que ha abierto.
-Director- el hombre que hasta hace poco gruñía y que, irónicamente, no percibió el golpazo de la puerta, eleva el rostro, encarando al recién llegado que lo nombró.
-¿Qué pasa?
-Ah, vera... estaba revisando algunas solicitudes de empleo que nos enviaron desde la bolsa de trabajo hace algunos meses...
-¡Con un demonio, ve al grano!- El chico se sobresalta, pero retoma la compostura.
-Se trata de seis personas, no cumplen con todos los requisitos académicos, pero, investigue sobre ellos y...
-¡Maldición! ¿Qué parte de "ve al grano", no entiendes?- Golpea la mesa con las palmas de las manos.
-¡Son baratos, señor!- Exclama en medio de un lloriqueo.
Los tres subordinados y el joven secretario, sienten sus músculos tensarse y clavan su mirada expectante en su regordete y mal geniudo jefe.
En un segundo, las mejillas redondas del hombre se elevan y la boca se le ensancha en una enorme y encantadora sonrisa, sus ojos brillan casi despidiendo lucecitas de colores.
Una exhalación de alivio general, desinfla los pulmones de los otros cuatro.
-¡Bien!- Junta sus rechonchas manos, y con un tono dulce, que contrasta de manera asombrosa con su personalidad anterior, dice -Con un poco de paciencia las cosas siempre pueden mejorar.
-Solo hay algo que debe saber, señor Director.
-No hay porque alterarse. -Se levanta de su asiento y recoge los papeles de la mesa, para tirarlos en la basura -Por favor, antes de irte, llámalos y cítalos para mañana, aquí a primera hora.
Sin mediar más palabras y con su gran sonrisa, atraviesa el salón, solo se detiene en la entrada para hacerles un ademán de despedida. El sonido de sus pasos alejándose, termina por perderse a la distancia, al igual que la cancioncilla que se fue tarareando.
Los tres subordinados se levantan apenas dejan de oírle y colgándose sus portafolios salen disparados hacia la salida, el secretario resopla y se dirige a su oficina, debe llamar a esas personas, lo que sería una pesada tarea que podría tardar varias horas más, a no ser por un pequeño detalle. Sonríe para sus adentros.
-Solo será una llamada, benditos sean los Matsuno.
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Bueeeno... Estuve pensando en esta historia por un rato y ya que que me decidí, aqui esta el breve prólogo, que espero y capte la atención.
Es el primer fic que público, asi que estare tratando de dar lo mejor.
😁
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Matsuno sensei!!!
FanfictionEl título ya dice mucho por si solo, así que denle un vistazo!!! Un mundo donde los ninis dejaran de serlo... ¿tal vez? Será una historia centrada en la nueva vida de estos tipos y como la enfrentan a su propio modo... ¡Disfruten!