Capítulo 3 En la sesión de inducción

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El ventilador giraba en un modo repetitivo, oscilante, totalmente aburrido. Disipaba momentáneamente el bochorno que se encerraba en aquel salón carente de aire acondicionado, pero el calor era muy intenso y sofocante.

Las cigarras se dejaban oir desde el jardín que se extendía afuera, practicamente saliendo por la puerta, pero en ese momento se les antojaba como un paisaje muy, muy lejano. Un sitio parecido a un Oasis, fresco y agradable, con un hermoso césped que invitaba a recostarse sobre el, a dejar de preocuparse.

—Es por eso que debemos apurar nuestros reportes y no dejarlos para el último momento, así tendremos un punto de partida para apoyar con mayor énfasis a los estudiantes en sus puntos flojos. ¿Tienen dudas al respecto?

—Disculpe...

—Si te atreves a mencionar algo acerca de mi trasero, te pateare. Es en serio.—advirtió la joven mujer frente a ellos.

La inducción llevaba 3 horas de haber iniciado y tomaría alrededor de 2 horas más, para finalizar. Era un corto tiempo más, pero ella ya estaba al borde de asesinar por lo menos a la mitad de ellos.

El sextillizo de la corbata roja era el que mas la exasperaba, apenas la vio entrar había decidido instigarla cada que podía. Realmente no entendía su insistencia, se le insinuaba de la forma mas evidente y desesperada que jamás había visto. Era un completo perdedor, era increíble que alguien como él fuera a convertirse en un profesor.

—Bueno, el que ha estado haciendo esos comentarios es mi hermano...—le dijo el de corbata verde, era gracias a ese accesorio que lograba diferenciarlos un poco—En realidad me estaba preguntando si nos darán algún descanso, ¿sabe? Hemos estado sentados aqui por un largo rato y...

—Esta haciendo demasiado calor, algo que es tu culpa,por ser demasiado sexy.—interrumpió de nueva cuenta el de rojo, guiñiéndole un ojo.

Ella estaba a punto de hacer válida  su amenaza de patearlo hasta el cansancio, cuando otro de ellos habló.

—Osomatsu, no deberías ser tan atrevido con una lady.—regañó el de corbata azul.

Este era otro de los que agotaba su paciencia con mayor fuerza, esto debido a que su lenguaje que era una mezcla del idioma con palabras en inglés la ponía de malas, además de su manía de mirarse en el espejo y peinarse cada que se le daba la gana, pasando de lo que ella les explicaba con tanto ahínco. Aunque no era el único ignorandola.

Torció los labios cuando dejo de ponerle atención a los ruidosos y miró al único de esos sextillizos que en ningún momento había abierto la boca. Estaba totalmente disperso y carecía de cualquier muestra de interés en lo que estaba pasando. A ella, eso le crispaba los nervios.

—¡Hace calor!— gritó el de corbata amarilla, se trataba el ruidoso.

Con él no tenía problema. Participaba de manera activa,como se esperaba de un aspirante, a pesar de no aportar la gran cosa,  pues se limitaba a repetir cosas o convetir afirmaciones, que ella hacia, en preguntas.

Él le resultó hasta cierto punto, un sujeto muy optimista y lleno de energía, asi que al oirlo quejarse del la temperatura, llegó a la conclusión de que era hora de darles un respiro.

—Esta bien, tienen 20 minutos para despejarse, cuando regresen hablaremos de sus materias asignadas y los horarios.

Los sextillizos suspiraron aliviados y salieron al patio para lanzarse al césped, algo que le resultó gracioso. Eran como una bola de niños, despues de todo.

Los dejó tranquilos, ella salió por la puerta que daba al interior del edificio y se dirigió a la sala de maestros.

—Esa mujer, es muy difícil.
Se quejó el mayor.

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