PRÓLOGO

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Un corazón latía como un tambor, rápido, duro y fuerte.

Su aliento soplaba fuerte como una tormenta de viento, su pecho contrayéndose con sus jadeos severos.

El miedo se filtraba de sus huesos, de cada célula de su ser, con las manos temblando como una hoja y el sudor cayendo de su piel caliente.

-Bienvenido al infierno, muchacho.

Estas cuatro palabras saludaron al Muchacho mientras fue impulsado brutalmente en un sótano húmedo por un guardia de constitución enorme.Todo era negro; del negro más negro. Los guardias vestían de negro, las paredes del camión que lo había llevado hasta allí eran negras, el cielo afuera era negro y la habitación sin ventanas en la que ahora estaban,negra. El aire estancado era húmedo y espeso, la temperatura del cuarto,ardiente.El hedor de la grasa resbaladiza, el sudor, y algo más pútrido quemó las fosas nasales de Muchacho haciéndole tener arcadas y sus pies se pegaron en el suelo sucio.

Demonios, pensó Muchacho, considerando las palabras del guardia.Era un infierno viviente.

Entonces el guardia lo empujó de nuevo, esta vez hacia abajo por una escalera empinada y resbaladiza, luces opacas se hundían en las paredes.Los altos muros de ladrillo eran de un color amarillento dorado y ventiladores viejos gemían en el fondo tratando en vano de enfriar el aire demasiado caliente.Tuberías elevadas goteaban constantemente las aguas negras en el piso de concreto y las ratas y otras alimañas caminaban alrededor de sus pies.

El lugar era un agujero de mierda.

De nuevo, una mano pesada empujó la espalda de Muchacho,empujándolo por un pasillo estrecho. 

Con cada paso, Muchacho podía escuchar su respiración hacer un eco audible en sus oídos. Con cada paso,podía sentir su corazón golpeando más duro en el pecho a un ritmo casi violento. Y con cada paso, podía oír cada vez con más fuerza una cacofonía estridente viniendo directamente de enfrente, justo detrás de una puerta que parecía de hierro. La gente estaba gritando y burlándose, acompañado por el sonido inconfundible del sonido metálico de metal contra metal. Los ojos de Muchacho estaban muy abiertos mientras miraba a la puerta, sus fosas nasales dilatadas por el terror. Nada en este lugar gritaba"seguro"; de hecho, con cada nuevo giro todo lo que sentía era puro terror.

El guardia se extendió alrededor de Muchacho; en voz alta y lentamente llamó dos veces a la puerta de hierro, cada golpe sonando como ruido sordo en su pecho, como un cañón. Las cerraduras se desbloquearon, llaves tintinearon y, finalmente, la puerta de hierro se abrió con un chirrido.

Los ojos de Muchacho se abrieron con incredulidad mientras absorbía la escena. Los hombres adultos estaban por todas partes en la sala sobre poblada. No había ni una pulgada libre, cuerpos sudorosos tirando y empujando entre sí de pared gruesa a pared gruesa. Los hombres estaban bebiendo vodka, intercambiando dinero, las manos ondeando en emoción mientras que todos ellos estaban viendo hacia al frente, su atención puesta en algo justo por delante.

—Muévete, muchacho —ordenó el guardia. Muchacho arrastró los pies,renuente a dar el paso a través del umbral del "infierno". No podía moverse.Estaba congelado en el sitio, sus piernas temblaban y su cabeza giraba mareada.

Agarrando la piel del cuello de Muchacho, el guardia apretó su asimiento, haciendo que Muchacho hiciera una mueca de dolor mientras era encaminado agresivamente a través de la multitud gritando. Los hombres adultos se detuvieron y midieron a Muchacho, algunos con aprobación, la mayoría desestimándolo. Todos ellos se convirtieron en un borrón para Muchacho, la vista y los olores demasiado para procesar.

RAZE 818 HUNHANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora