La Obsesión del Príncipe

CAPÍTULO NUEVE

09.

15 de Febrero, 2014.

—¡Casi lo hacen! —Kate chilla de emoción— ¡No puedo creerlo!

—¡Cállate! —miro hacia atrás para percatarme de que los guardaespaldas no escuchen nuestra conversación.

James y Clarence hablan sobre fútbol mientras caminan detrás de nosotras. Emito un suspiro lleno de satisfacción. No me preocupa el guardaespaldas de Kate, me preocupa James. Es mi guardaespaldas desde hace unos diez años, llevamos una buena relación, bastante amistosa, pero, nunca pierde la oportunidad de joderme hasta colmarme la paciencia sólo para divertirse. Además de que ahora es muy amigo de Abraham.

Es un pesado, un agradable pesado.

Kate se había ofrecido a acompañarme al centro de la ciudad a comprar un bonito atuendo para la fiesta de compromiso, no pude negarme, considero a Kate como mi amiga y me gusta su compañía.

—Esa sirvienta siempre ha ocasionado problemas —Kate se detiene a ver unos zapatos—. Es una resbalosa y no es solo con Abraham.

—¿Se ha metido con tu esposo también? —la miro con sorpresa y ella asiente.

—Alice Kenyon, es una completa joyita. Muchas lenguas dicen que solo busca convertirse en Princesa y dejar de ser una sirvienta. Quiero que la despidan, pero al parecer a la Reina le agrada mucho esa rubia obligada.

Ambas entramos a una tienda, los guardaespaldas se mantienen en la entrada principal custodiando y nos dejan respirar con libertad. Fijo mi vista en muchos vestidos, mientras que Kate mira conjuntos.

La celebración será en el jardín trasero del Palacio, por lo cual quiero algo corto y fresco. Mi celular comienza a vibrar en mi bolsillo delantero del jean.

Abe: ¿Qué hace, Alteza? ¿Piensa en mí?

Me sonrojo viendo el mensaje de Abraham. Ayer casualmente intercambiamos nuestros números para escribirnos cuando estuviéramos aburridos o lejos, fue su idea y no pude negarme a su bonita sonrisa.

Yo: ¿Pensar en usted? ¿Yo? ¡Ja! Muy gracioso. Estoy de compras con Kate.

Abe: Hiere mi corazón al no pensar en mí. Confío en mi cuñada, lo más seguro es que escoja algo recatado para usted.

Yo: Creí que no te gustaba ese tipo de ropa en las mujeres.

Abe: Alguna veces quizá, pero sí en mi chica. No quiero que ningún otro hombre además de mi persona vea tu espléndida belleza, Kathren. ¿Me explico?

—¿Me estás escuchando? —despego la vista de mi celular para mirar a la castaña con la cara ardiendo—. Ow —ella mueve sus cejas de arriba abajo y baja su mirada a mi celular— ¿Es Abraham? —asiento y ella me sonríe pícara.

—Dice que soy "su chica"

—¡Oh Dios! ¡Oh Dios!

Río a carcajadas al ver como mi cuñada está mucho más emocionada que yo. Salimos de la tienda para así encaminarnos hasta otra, ambas nos encontramos en la búsqueda del vestido perfecto y ansiamos encontrarlo.