CAPÍTULO TRECE

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13.


19 de Mayo, 2014.

Songovia, Gonvehia; Palacio White Fang.


—¿Acaso crees que comiendo helado y viendo películas de romance saldrás adelante, cariño?

Miro a Elena, asiento y llevo una cucharada de mi helado de vainilla para llevármela a la boca. Ha pasado tan solo un mes desde que decidí olvidarme de Abraham y no he progresado en nada. Me la paso encerrada en mi cuarto comiendo cantidades industriales de helado y viendo películas románticas para solo sentirme más despechada de lo que estoy.

—Déjame —frunzo el ceño e inflo mis mofletes para luego introducir otra cucharada de helado a mi boca—. No interesa.

—Sí interesa, Kathren. Tus amigos han venido a verte y no quieres ni recibirlos. No bajas a comer con tu padre, no quieres ni retomar tus clases de pintura y tampoco quieres hablar con tu hermano. No haces nada más que comer comida chatarra y quedarte viendo películas "corta venas" —abre mis persianas permitiendo que la luz del sol se cuele en mi habitación.

—¡El sol me hace daño! —chillo y me cubro con mi manta de unicornios hasta la cabeza.

—¡Kathren Monic Ann Mignonette!

Escucho claramente mi nombre completo, mala señal. Me quito rápidamente la manta, bajo de mi cama y me coloco firme frente a ella. Desde la infancia aprendí que Elena es una mujer muy pacífica y paciente, pero, nunca hay que hacerla enojar. Recuerdo que una vez cuando era pequeña me peleé a golpes con Ethan y ella nos amarró a un árbol todo el día. Ella da miedo.

—¡Ya!

—Bien, ahora quiero que entres al baño, te duches y que te arregles. Tu padre recibirá visitas y quiere que conozcas a sus invitados. Y nada de "pero" o te las verás conmigo, jovencita.

—¡Sí, mamá! —hago un saludo militar lo cual provoca risas en ella. Elena da unos pequeños pasos hasta acercarse a mí y no duda en darme un abrazo.

—Ya no quiero ver lágrimas, Kathie. Ahora solo quiero ver sonrisas ¿De acuerdo?

— Sí —sonrío y ella toma una de mis mejillas apretándolas suavemente.

—Esa es mi chica.


**


Me miro por segunda vez en mi espejo sin poder creerlo. Unas enormes ojeras adornaban mis ojos, mis ojos están algo hinchados y la punta de mi nariz está roja. Necesito sol, estoy tan pálida que cualquiera a simple vista puede decir que me estoy muriendo o algo por el estilo. Además de necesitar sol, necesito un gimnasio con urgencia, el estar llenándome de lácteos y comida chatarra me ha hecho engordar. Ubico en mi armario algo cómodo. Una camiseta mangas largas verde con el logo de Slytherin, un jean blanco y unas converse verdes. Tomo mi maquillaje y comienzo a cubrir las ojeras que me hacen ver como un panda muy feo y pachoncito. Delineo mis ojos con un poco de creyón negro. Opto solo por aplicarle brillo a mis labios y me miro nuevamente.

No hay mucha diferencia pero me veo un poco mejor.

Tomo aire, abro la puerta de mi habitación y me dispongo a caminar por los enormes pasillos de mi Palacio. Me detengo al llegar a las escaleras, poso mi mano sobre el barandal y bajo poco a poco para evitar alguna otra caída.

—Ya iba a buscarte —papá me da un abrazo—. Estás muy linda, Chica Slytherin —me hace un guiño al ver el dibujo de mi camiseta. Toma mi mano y me lleva con él—. Invité a Theodore Cross y a su hijo a pasar vacaciones en el castillo.

La Obsesión del PríncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora