3 de Marzo, 2015.
Mi padre se pasea por la sala de espera de un lado a otro, Seymour toma un café y Abraham hace lo que puede por calmar a mi padre.
Elena se encuentra justo ahora en el quirófano dando a luz.
Ethan se mantiene al pendiente a través de la vía telefónica, se encuentra ahora en Oxford presentando sus exámenes de fin de semestre. El médico abre la puerta de quirófano y todos le vemos muy atentos y algo desesperados.
―Felicidades, señor Wolff ―esboza una amplia sonrisa y le da unas palmaditas a Ren en la espalda―. Es padre de una sana niña.
―Oh, Dios ―papá hace lo que puede por contener sus lágrimas pero falla en el intento. Abraham lo abraza con fuerza.
―¿Cuándo podremos ver a mi nuera?―el abuelo se levanta de su silla y mira impaciente al médico.
―En unos momentos será llevada a piso, todo ha salido de maravilla, aunque aún sigue dormida por la anestesia general. Pero, pueden ver al bebé en la sala de mater-...
Ren ni siquiera espera a que el médico termine de hablar y camina en dirección a la dicha sala. Mi abuelo ríe y pide más información de Elena mientras que Abraham se acerca a mí y me ayuda a levantar de la silla. Este vientre está tan enorme; cada vez más se me dificulta levantarme y acostarme, me sigue preocupando que está más grande de lo que debería estar.
Oh, Dios. Tengo una hermanita.
―¿Puedes caminar bien, no? ―mi esposo me mira con un gesto de preocupación.
―Sí, Abraham. Son solo unas pataditas. Las cuales parecen miles, claro ―me mira y se ríe.
―Ya quiero conocer el sexo de Bebé ―ambos comenzamos a caminar hacia la sala de maternidad―. Obviamente sé que es un hermoso niño, pero quiero otra foto de él, esta vez con sus lindas bolas para presumirlo.
―Que es una niña, ya estoy cansada de decirte.
―Dios mujer, tú sí que eres cabeza dura ―toma mi mano y besa su dorso―. Es niño, mi Reina.
―Oh, demonios, cállate ―digo entre risa―. Papá ni siquiera me dejó felicitarlo.
―Lo entiendo, el hombre salió corriendo a buscar a su niña. Que por cierto, ya dejará de consentirte.
―Lo sé.
―Eso es genial porque ahora será más de Kathie para mí ―golpeo de manera juguetona su brazo y él ríe.
Veo a través del vidrio como mi padre sostiene a mi pequeña hermana. La mira casi hipnotizado. Una enfermera nos hace señas para entrar, no sin antes colocarnos una bata esterilizada, guantes y gorros quirúrgicos.
Me acerco poco a poco y aprecio más a mi pequeña hermana. Un pequeño rastro de cabello castaño sobresale del gorrito rosado con orejas de conejo. Su piel es blanca, tan blanca como una porcelana, sus ojos están cerrados, pero me muero por saber su color. Su nariz es pequeña pero no es respingona, parece aguileña igual a la de mi padre y a la de Ethan. Sus labios son delgaditos y posee unas hermosas mejillas regordetas, dignas de apretar.
―Mide treinta y siete centímetros y pesa tres kilos con quinientos gramos. Dios, es tan tierna. Miren esas mejillitas ―papá la apretuja contra su pecho y nos sonríe―. Abraham, este es uno de esos momentos que no olvidarás nunca. El sentirlos en tus brazos, su dulce calor y sus tiernos sonidos ―río viendo a papá frotar su mejilla con la de mi hermana.
―Wuao... Yo... Este... Sí ―sonrío ante la incapacidad de mi esposo de no poder decir nada coherente. Abraham mira a mi hermana fascinado, hasta podría decir que hipnotizado―. Kathie, haz que Bebé nazca rápido, quiero uno para mí.
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La Obsesión del Príncipe
Romance"Porque Abraham está loco por Kathren" 2022-EN EDICIÓN- ¡Dale mucho amor al Katham, por favor!