32.
Las manos de Abraham van directamente al cierre de mi vestido, lo cual me hace reír. Él simplemente frunce el ceño muy concentrado ante la acción. Mi vestido cae al suelo y me sonrojo ante la descarada y brillante mirada que se pasea por cada rincón de mi cuerpo.
Me toma por las caderas uniendo así nuestros cuerpos deseosos de uno por el otro, él no duda en atrapar mi labio inferior entre sus dientes aliviando un poco el ligero picor y calor que siento ante su cercanía. Movemos nuestros labios dando así inicio a uno de nuestros calientes besos, su lengua acaricia mi labio inferior con suavidad, llegando al punto de hacerme gemir suavemente. Introduzco mi lengua entre sus labios mientras que mis manos se encargan de quitar cada uno de esos molestos botones que porta su camisa.
—Kathie —susurra sobre mis labios con suavidad—. Hoy te haré mía muy lentamente.
Abraham me proporciona un ligero empujón haciéndome caer sobre el suave colchón. Posiciona sus rodillas a cada lado de mis caderas, con su dedo índice acaricia desde mi mentón hasta el inicio de mis pechos, admirando la lencería blanca y llena de encaje que Kate me ayudó a elegir. Sus dedos bordean todo el sujetador y pellizca uno de mis pezones sobre la tela haciéndome soltar un pequeño gritillo.
Una sonrisa gatuna se alza en sus labios.
Sus dedos bajan por todo mi abdomen con suavidad causando que me estremezca, contengo la respiración cuando sus dedos llegan a la liga elástica de mi diminuta braga con encaje.
No cubre mucho. No creo que ni deba llamarse ropa interior.
Juega con la liga haciéndome desesperar, su risa traviesa hace eco en mis oídos y en su habitación. Él se levanta de la cama para ayudar a desatarme los espantosos tacones y para luego comenzar a quitarse la ropa.
Muerdo mi labio inferior deleitándome con la vista.
Abraham comienza a deshacerse de su traje de gala de una a una pieza, desesperándome a propósito. Se queda en ropa interior, vuelve a posicionarse sobre mí y sus labios atacan con ferocidad mi cuello; hago mi cabeza hacia atrás para darle mucho más espacio. Paseo mis manos por su cuerpo y me deleito con su piel; sintiendo como cada uno de sus músculos de tensan ante mi tacto. No se preocupa por buscar el broche del sujetador, él, simplemente rompe la pieza en dos.
—Te compraré otro más sexy, cariño.
—Más te vale, Windsor.
Dicho eso, ni siquiera se molesta en decir otra palabra.
Mis senos se endurecen sintiendo el aire frío de la habitación, el cual ahora es aplacado por el caliente aliento de Abraham. Su boca besa lentamente uno de mis senos, mientras que su mano le proporciona suaves y deliciosas caricias al otro seno. Suelto un gemido sintiendo su lengua pasearse en círculos sobre mi aureola rosa. Introduzco sin vergüenza una de mis manos en su ropa interior, acariciando a Rojo con algo de rapidez, dándole a entender como quiero que me folle.
Sonrío, sintiéndolo temblar y suspirar ante mi tacto. Él gime cuando aprieto ligeramente su entrepierna; toma mi mano y la aleja de Rojo.
—Ya habrá tiempo para él, por ahora solo déjate mimar por mí.
—Qué lindo eres al querer mimarme primero, Abraham.
—¿Lindo? —él ríe— No, cariño. Ésta vez quiero que me ruegues por hacerte mía.
Suspiro ante el reguero de besos que esparce desde mi pecho hasta mi vientre. Me estremezco sintiendo su aliento en mi vientre y doy un pequeño respingo en cuanto siento sus dientes rozarte en contra mi piel. Toma sin rodeos con sus dientes el elástico de mi ropa y la baja dejándome desnuda. Su mirada brilla deteniéndose en cierto punto, estando aún más dorada de lo normal. Besa mi vientre con suavidad mientras le dice a Bebé que no mire lo que harán sus padres, causándome ternura.
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La Obsesión del Príncipe
Romance"Porque Abraham está loco por Kathren" 2022-EN EDICIÓN- ¡Dale mucho amor al Katham, por favor!