CAPÍTULO TREINTA Y UNO

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31.



27 de Diciembre, 2014.


Reino Unido, Londres; Palacio de Buckingham.


Isabel y Charles nos miran fijamente. Isabel suelta un suspiro mientras que Charles se levanta y comienza a caminar de un lado a otro. La noticia de mi embarazo ha causado conmoción a nivel mundial, el mismo día de navidad mi novio no dudó en comunicar nuestra felicidad al mundo a través de las redes sociales, causando revuelo no solo en la Familia Real Inglesa si no en todo el mundo.

Para la sociedad siempre ha estado mal visto que una mujer quede en estado antes de casarse, e incluso, unos cuantos días antes de la boda.

—¿No pudieron contenerse un poco más? ¡Hasta después de la boda, niños! —Isabel nos mira con una ceja arqueada.

—Bueno mamá, si Abraham ni siquiera puede contenerse de comer dulces que se le prohíben, por su problema del azúcar. Mucho menos va a poder contenerse de intimar.

—¡P-Papá! —exclama Abraham avergonzado—. Me haces parecer un pervertido o algo.

—Eres un pervertido —digo y le muestro una sonrisa mientras mi novio se hace el ofendido.

—Después de todo, creo que es algo que puede manejarse —Isabel se encoge de hombros y toma entre sus brazos a Abraham para darle un gran y fuerte abrazo.

—¿Cuál es tu excusa esta vez, hijo?

—Seymour me amenazó con que si no le daba nietos alejaría a Kathie de mí, abuelita —Charles y su madre se miran para luego reír—. ¡Hablo en serio!

—Viniendo de Seymour puedo esperarme cualquier cosa —Isabel suspira y nos mira con cariño—. Ya lo único que me queda es desearles la mayor suerte del mundo con todos estos nuevos caminos. Serán padres, serán esposos en menos de veinticuatro horas y a inicios del próximo año serán Reyes —ella besa ambas mejillas de Abraham y toma mi mano—. Vamos querida, veamos ese bonito vestido que tu novio escogió para ti.

Ella me hace una seña y entiendo el mensaje. Ya llegó el momento en que Abraham y su padre hablen de ellos y de su tensa relación. Camino junto con Isabel hasta la puerta y antes de cerrarla les doy una última mirada a los dos.

—Todo saldrá bien, ya verás.

Le sonrío a Isabel y lo único que puedo hacer es desearle suerte a ambos.


**

—Ya hablé con Isabel.

—¿Entonces, todo está listo? —Meghan pregunta con suma curiosidad.

—Sí, Meghan. Todo está listo para mañana —suspiro emocionada.

—Y pensar que cuando te conocí te negabas rotundamente a casarte con Abraham —Kate se burla—, ahora suspiras con cara de tonta cuando simplemente pronuncian su nombre.

—¡Kate! —chillo avergonzada. Kate y Megan ríen.

—Risas femeninas, que dulce sonido —las tres fijamos nuestra vista en William el cual aparece en el umbral de la puerta. Tiene entre sus brazos a una medio dormida Charlotte, se sienta al lado de Kate y acomoda a la pequeña niña en su pecho—. ¿Qué tal están, bellas señoritas?

—Tú siempre tan dulce, cariño —Kate besa sus labios—. Estamos bien, gracias por preguntar, Alteza.

—Estamos muy bien, molestando a Kathie.

La Obsesión del PríncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora