Mis manos acariciaron sus muslos con lentitud, una lentitud que a mí me haría gemir, una lentitud que a él le hace jadear.
Mis dedos recorriendo un camino ficticio de sus rodillas al principio de sus boxers una y otra vez mientras dibujan círculos sobre su piel. Mis manos empiezan a adentrarse en ellos mientras le miro a los ojos.
Bajé los boxers lentamente dejándolo desnudo y él sonrió para después levantarme y bajar el cierre del vestido. Volvimos a besarnos y nuestras lenguas se cruzaron mientras nos enredábamos en un tórrido abrazo.
Volví a ponerme de rodillas entre sus piernas para agarrar su miembro con mi mano y empezar a moverla sobre él. Con mi otra mano acaricié su abdomen notando como al paso de las yemas de mis dedos sus cuerpo se encogía.
Mi boca se acercó a él y besé suavemente sus muslos para llegar a su miembro que era acariciado con sus manos.
Besé su punta y vi cómo Inuyasha se estremecía y cerraba los ojos
- Kagome no...- jadeaba- no lo hagas si no quieres...
Sonreí, y después mi lengua se paseó por él mientras lo miraba a los ojos.
Sus manos se acercaron a mi pelo, sus dedos lo echaron hacia atrás mientras sus palmas se posaban en mi cabeza.
Moví mi lengua sobre su longitud hasta que paré y continué con mi mano enroscada en su miembro. Inuyasha me acercó un condón y lo abrí con cuidado para después colocárselo.
- Recuérdame que te convenza de follar sin condón. - comenta sonriendo de lado.
Me levanté y él juntó nuestras frente mientras jadeaba. Una de sus manos me agarró de la cintura y la otra subió por mi espalda desabrochando mi sujetador para después retirarlo con ambas.
- Te quiero...- le digo justo antes de besarnos.
Mis piernas se enredan en su cintura mientras sus manos agarran mi trasero y se levanta del sofá.
- Te quiero...- contesta susurrándome cuando se acerca a la pared en el oído aquellas dos palabras, dejando que su aliento me erice la piel, me haga temblar.
Mis manos se aferran a sus hombros, noto cómo sus músculos se tensan al cargar todo mi peso y entra en mí sonriendo de lado recordándome nuestra primera vez.
Sus embestidas son lentas, pero tan profundas que no puedo parar de gemir y mover junto a él.
- No vamos a llegar a la cama...- dice haciendo que mi espalda se apoye en la pared. Está fría, y mi calentura junto a la piel caliente de Inuyasha hacen contraste haciéndome soltar un jadeo.
- Tienes razón...
- Bueno...- dice y siento como encoge sus hombros - No va a ser la primera vez que lo hagamos contra la pared.
Sigue moviéndose y su ritmo lento y pronunciado cambia a uno rápido y furtiva haciendo que se me olvide dónde de estamos y solo me concentre en él, en su presencia, en su cuerpo, en su boca, en sus ojos dorados que no paran de mirarme y en esos labios que sueltan jadeos mientras se mueve.
Empiezo a gemir, mis manos se aferran a su cuello mientras lo abrazo con más fuerza con mis piernas. Lo quiero más cerca, lo necesito más cerca, lo quiero más cerca.
Él parece entender mis súplicas de fundirnos y su boca busca la mías para luego llegar a un bueno orgasmo que me hace temblar.
Mi respiración descontrolada inunda la habitación mientras que Inuyasha camina conmigo a cuestas hasta su cuarto. Me tiró a la cama para agarrar otro condón y ponérselo, me coloca sobre él, que está tumbado en la cama y me acerca a él para besarme con fervor.
- Me encantaría... atarte...- susurra entre besos- para que...- sus labios recorren los míos- tú... te quedaras conmigo para siempre....
Volvemos a besarnos como cuando estábamos en el sofá y después, mis manos se apoyan en su pecho, para que pueda mirarlo a los ojos.
Todas las pequeñas confesiones de Inuyasha a lo largo de nuestra extraña relación han sido serias, pero esta, esta la noto más seria que todas las confesiones que me ha dedicado.
- No necesitas atarme para que me quede contigo...- le digo sin apartar la mirada de sus ojos algo sorprendidos. Antes de seguir, me doy cuenta gracias a mis manos, que su corazón late desbocado, tal vez tan rápido como el mío- solo necesito que me quieras y me respetes...
Y nos quedamos unos instantes así, desnudos el uno sobre el otro mirándonos a los ojos.
- Y no te olvides de escucharte, comprenderte y atenderte, preciosa, eso era lo que decía la página web - contesta Inuyasha sonriendo de lado.
- Deberías de fiarte más de lo que te dice una mujer de carne y hueso y no un cuarentón que no tiene mejor cosa que hacer que escribir cómo conquistar mujeres cuando él no sabe.
- touché.
7u7
ESTÁS LEYENDO
¡No quiero nada contigo! (InuKag)
FanfictionTodo empieza cuando el novio de Kagome Higurashi le pide que se "den un tiempo" y, por azares del destino Kagome acaba en la cama de Inuyasha Taisho, el Don Juan de la universidad. Pero esto no acaba aquí, Inuyasha empieza a hablar con ella por lo...