¡No quiero nada contigo! (InuKag)

26.

Cuando me doy la vuelta sorprendida veo a dos chicos de baloncesto correr hacia mí. Cuando llegan, se paran y me sonríen.

- ¿Te llamabas Kagome, verdad? - pregunta el más bajo y yo solo atino a asentir con la cabeza

- ¿Ves como era Kagome? - le dice el otro- Inuyasha siempre la llama así

- No estoy tan pendiente de la vida sexual de Inuyasha - replica el bajo  bufando

Mis mejillas se tiñen de rojo mientras me aclaro la garganta

- ¿Por qué queréis hablar conmigo?

- Es por Inuyasha, ¿sabes qué le está pasando? - me pregunta el chico alto

Dudo un momento y pienso en qué le puede estar pasando...

- No sé, ¿habéis notado algo?- pregunto

He intentado hablar lo menos posible con él, no me ha dicho nada más personal que un "Hola"

- Está asistiendo todos los días a los entrenamientos - dice el otro chico mirándome

- Cosa que agradecemos.

- Pero...- continúa- está como ido, como si su mente estuviera en otra parte y eso le disgusta más al entrenador que cuando faltaba.

- Y supimos que estaba mal cuando le invitamos a la fiesta de esta noche y dijo que no le apetecía. ¡Inuyasha! - exclama-  ¡Inuyasha diciendo que no a una fiesta!

Asiento con la cabeza procesando la información, realmente algo gordo le debe de estar pasando en estos momentos... Mis ojos brillan cuando una idea cruza mi mente.

 ¿Seré yo? ¿Está así por nuestra pelea?

Niego con la cabeza intentando quitármelo de la mente, he visto y leído demasiadas películas y novelas románticas, eso no pasa en la realidad, él no quiere volver conmigo y soy yo la que se hace falsas esperanzas

- Sigue hablando de ti...- me dice - es el único tema del que habla con una sonrisa en la cara... ¿Sois pareja, verdad?

El chico me mira con comprensión, como si estuviera mirando a su hermana pequeña pero, no quiero hablar de ello...

- Éramos. - le corrijo apartando la vista

Ellos se callan y yo me quedo ahí parada, esperando que me digan algo, alguna palabra de aliento. Inuyasha sigue hablando de mí con sus amigos...una sonrisa triste se dibuja en mi cara antes de que se pongan a hablar.

- Así que era eso... nuestro Romeo estaba enamorado - dice el otro- Estoy seguro de que fue él quien metió la pata, lo siento linda, pareces una buena persona y lo debes de haber pasado mal.

- No pasa nada, no es vuestra culpa- les digo

El chico con él que hablé por Whatsapp cuando Inuyasha desapareció puso su mano en mi hombro.

- Ya sabemos lo que le pasa, gracias por ser sincera, Kagome

Asiento y ellos se despiden para irse a sus clases, yo también tengo que ir a la mía, va a ser una mañana larga.

Cuando se acaban las clases voy a casa a descansar, me ducho y pongo una peli de suspense en la tele para después hacer palomitas y coger dos películas más para cuando se acabe esta.

Mi amiga me dice que pasará a recogerme ella, sobre las 11, por lo que me quedo tranquila y pongo una alarma a las 10 y media por si me quedo dormida.

La última película me aburre antes de lo esperado por lo que comienzo a arreglarme antes, escojo la ropa, un vestido azul marino, unos tacones del mismo color y un colgante color plata que es uno de mis favoritos, decido quedarme los mismos pendientes y no recoger mi pelo, por lo que me lo cepillo para después echarme perfume al acabar de vestirme.

Corro al baño siendo observada por Zape y me empiezo a maquillar. No tengo muchas ganas por lo que, después de ponerme una base, me delineo los ojos, me pinto los labios y me pongo un poco de rubor en las mejillas.

Soy una persona olvidadiza, así que no suelo mirar si llevo todo en el bolso. Lo vacío y meto la cartera, la documentación, un pintalabios, unos pañuelos de papel, las llaves de casa y por último el móvil, que decido mirarlo por última vez antes de meterlo.

El timbre suena, miro por la mirilla que es mi amiga, me despido de Zape, que está medio dormido y salgo de allí directa a la fiesta.

- ¡Gracias Kagome! ¡Ahora el culazo de ese moreno es mío! - me chilla el hermano de las chicas que hicieron la última fiesta a la que fui, en esa a la que conocí a Inuyasha.

- De nada- le digo mientras pido otro cubalibre.