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Loki le regala, antes de marchar de nuevo a Asgard, una fruta dorada.

De esas que le daba a comer para ayudarlo a superar su enfermedad.

El mecanismo, en teoría, era simple — tan simple como puede ser la magia, claro está— Charles la comía mientras deseaba con todas sus fuerzas lo que más anhelaba; es decir, recuperarse y vivir muchos años más junto a su familia y seres queridos.

Y eso ayudaría a progresar en su recuperación.

Él ya no estaba enfermo, por supuesto; pero el dios de las travesuras era precavido.

Charles agradeció, enternecido por el gesto, y fue darle el primer mordisco, sin embargo dejo la fruta sobre la mesa jardinera al salir corriendo tras de David —Que con poco más de ocho meses gateaba por allí y por allá, poniéndole los nervios de punta — para evitar que cayera por las escaleras del porche.

Lo tomo entre sus brazos, apretándolo contra su pecho, aún un poco asustado, y llevándolo a dar una vuelta para hacerlo dormir un rato.

Horas después, cuando recordó el regalo del joven dios, y volvió en su búsqueda, no encontró nada.

One month, and other. (Cherik)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora