One month, and other. (Cherik)

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Dedicado a: MorganaGreengrass

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Erik observa detenidamente el rostro de las visitas no invitadas.

Un hombre de, según lo que entendió, ochenta años... aunque solo aparente poco más de veinticinco, a su lado, un tipo con cara de mapache, sin rastro de sentimientos en sus fríos ojos grises y con un trozo de metal por brazo. También con una edad que no se hace notar en el aparentemente joven semblante.

El par venía acompañados, además, por un hobrecillo de cabello rizado, castaño, y ojos nerviosos del mismo color. Bajito y poco robusto, de aspecto más bien tímido y amable.

El único al que no se me antojaba sacar volando de su hogar, si le preguntaban.

Y para finalizar la comitiva, un arrogante tipo con el ego más grande que Erik hubiese visto jamás. Y eso ya era mucho decir.

Un grupo de los más raro, sinceramente.

— Entonces, ¿ustedes...?— Preguntó por fin Charles, con un gesto amable y cortés, sentado a su lado, dónde, en dado el caso, él podrá protegerlo.

— Me imagino que ya sabrá el motivo de nuestra visita — Se adelantó el hombre que se había presentado como Edward Anthony Stark, quitándole la palabra al joven rubio y haciendo gruñir al de cabello castaño en el acto.

El chico, con gesto condescendiente, calma a su compañero.

— Me temo que se equivoca usted, y no entiendo porqué ​piensa eso.— Respondió con voz suave Xavier.

Stark le sonríe, mostrando los blancos dientes, cínico.

Esta vez es Erik quien gruñe y Charles quién lo tranquiliza.

— Por favor, dejemonos de juegos; es un secreto a voces que este lugar es, en verdad, un lugar para jóvenes talentos, y creo que sabe perfectamente a lo que me refiero, profesor X... — No pudo terminar de hablar, una fuerte punzada le sacudió las sienes y el dolor agudo lo invadió.

Charles, sentado frente a él, lo miraba con gesto frío y calculador.

Erik se sintió orgulloso.

— No sé quién se creen para venir a mi hogar y atreverse a amenazarme, pero lo que sí sé, es que no dudaré en atacar con tal de defender a mis niños.

Y, como apoyando sus palabras, Erik se elevó en toda su estatura, justo al lado de su esposo.

— Por favor, espere, le ruego que nos permita hablar, sé que Tony ha sido descortés, pero puedo asegurarle que él no haría daño a ninguno de sus niños. Ni nosotros tampoco.

Aseguró el pequeño hombre, con ademanes inquietos pero conciliadores.

Charles asintió, y  Erik volvió a tomar asiento a su lado, mientras el castaño ayudaba a su compañero a reponerse.

— Sin embargo no miento; no tengo idea de la razón por la cual vosotros estáis aquí... yo no soy un invasor, jamás entraría a un lagar tan privado como ese, sin que me fuese permitido. Bueno... no a menos que sea necesario.

— Yo soy Steven Grant Rogers...

—El capitán América...

Susurró impresionado Charles, interrumpiendo a su interlocutor que lo miró con una sonrisa amable.

Asintió —En efecto, y el que está a mi lado es el sargento James Buchaman Barnes.

—O simplemente James —agregó con voz lacónica el dueño del nombre. Steve, a su lado, rió cristalinamente.

—Por supuesto, Bucky. Y como sabréis —pronuncio, volviendo su atención nuevamente a Erik y Charles-—, él es el soldado de invierno.

James asintió, en reconocimiento.

—También sabéis que éste hombre es Stark...

—Tonyyyyyy.

—Es decir, Iron man.

Siguió, ignorando olímpicamente su caprichoso compañero.

Tony bufó.

—También tengo el gusto de presentarles a Robert Bruce Banner.
Hulk...

— ¡Es un placer conocerlo! — Saludó efusivo, casi hilarante, Charles a Bruce, interrumpiendo nuevamente a Steve.—Es usted una persona increíble, he leído todos sus ensayos y los residentes descubrimientos. ¡Es simplemente maravilloso!

— Un... gusto— Murmuró Bruce, con las mejillas amapola: avergonzado.

Al fin, fue el turno de Tony para gruñir.