One month, and other. (Cherik)

50

Charles y Erik están bajo el muérdago; ya todos están durmiendo y la mansión está solo para ellos.

Por fin para ellos solos.

Xavier es alzado en el aire por los fuentes brazos de su esposo; enreda sus piernas en las caderas de Erik y apoya sus codos sobre los amplios hombros del otro, haciendo presión.

Lehnsherr estira el cuello a la vez que Charles se inclina.

Y se besan, pausada y dulcemente, el aliento cálido choca y se entremezcla.

Tan tierno, tan gentil.

Se aman tanto.

Charles de desliza con cuidado de los brazos de Erik. Sus talones rozan el duro suelo pero el aún se siente caminar entre la nubes mientras sus labios siguen unidos a los de su esposo.

Erik le sonríe; esa sonrisa de tiburón que tanto le encanta y Charles siente sus piernas claudicar cuando las ágiles manos serpentean bajo su ropa.

Jadea ante el mordisco en la unión entre su cuello y hombro, es besado aquí y allá. Su esposo marca lo que por derecho es suyo.

Él araña la amplia espalda, la suya choca de vez en cuando con las paredes mientras caminan hasta su habitación

Aún entre besos, Erik se las ingenia para abrir la puerta; la cierra de una patada.

Es arrojado de manera un poco violenta sobre las sábanas.

Erik es así, brusco y un tanto impulsivo. Un poco tosco en sus formas y ademanes. Siempre con una pisca de violencia impregnada en su ser.

Él sabe todo esto, y ama cada parte. También sabe que su esposo jamás le haría daño. Al menos no conscientemente.

Su ropa desaparece de un tirón; así mismo lo hace la de Erik. Jala el cabello cobrizo, y jadea seductor al oído de su esposo, quien le habré las piernas y se hace lugar entre ellas. Siente las caricias tiernas sobre su cabello y los besos que inician en su frente, bajando por su nariz, labios y mandíbula, siguiendo su húmedo camino por su cuello y pecho. Allí se detienen unos instantes, dejando marcas por sus hombros, lamiendo sus pezones y bajando por sus costados y vientre, la lengua juega alrededor del ombligo antes de introducirse, penetrando una y otra vez, causando placenteros temblores a lo largo de su columna vertebral.

Erik osiquea en su vello púbico, y él siente sus mejillas arder, luego ve constelaciones enteras estallase en colores; Lehnsherr le está haciendo la jodida felación de su vida.

Por el momento.

Se estremece, gime, jadea en busca de aire. Enreda los dedos en el suave cabello y jala. Y entonces alcanza su primer clímax.

Erik le sonríe, mostrando todos los dientes y con un hilillo de lo que no está seguro si es saliva o semen — tal vez ambos — resbalando por su mandíbula.

Charles posa delicadamente sus cálidas manos sobre las mejillas de su esposo y guía su rostro hasta el suyo. Lo besa, los sentimientos perforando en lo profundo de sus pecho.

Erik se estira sobre su cuerpo, buscando algo entre los cajones de su mesa. Siente, más que ve, los dedos húmedos de lo que seguramente es lubricante, internarse en el interior de sus muslos, jugar entre la delicada extensión de su periné.

La piel suave y sensible se tensa levemente por el frío roce. El gime de gusto ante la mera idea de tener pronto apresado entre sus entrañas el miembro que se yergue orgulloso y firme, entre las piernas de su esposo. Su pene gotea sobre el pequeño charco que empieza a formarse sobre su estómago.