Este curioso cuento, con su conjuro, no estaba en el texto del Evangelio,
pero con toda seguridad pertenece a esta serie de leyendas conectadas
entres si. Diana es declarada como protectora de todos los desgraciados,
ésos para quien la noche es su día, mayormente ladrones; y Laverna, como
podemos comprobar en Horacio y Plautus, era prominentemente la patrona
del hurto y la bribonearía. En esta historia ella aparece también como bruja
y humorista.
Me fue entregado como una tradición de Virgil, quien a menudo aparece
como un entendido en la ciencia maravillosa y oculta de los tiempos
antiguos.
Aconteció en un tiempo en que Virgil, que conocía todas las cosas ocultas
o mágicas, pues era mago y poeta, oyó un discurso por un famoso orador
que no tenía nada que ver con él, y le preguntaron su opinión sobre ello. Y
él contestó, "Me es imposible decir si todo ha sido una introducción o todo
ha sido una conclusión; ciertamente no había cuerpo en ello. Era como ese
pez de quien uno no sabe si es todo cabeza o todo cola, o sólo cabeza y
cola; o la diosa Laverna, de quien nadie ha sabido jamás si es toda cabeza o
todo cuerpo, o ni uno o lo otro, o ambos."
Entonces el emperador preguntó quien era esa deidad, ya que él nunca
había oído hablar de ella.
¡Y Virgil contestó, "Entre los dioses y los espíritus del los tiempos antiguos
– Así nos sean favorables alguna vez! Entre ellos había una mujer que era
la más astuta y bellaca de todos ellos. La llamaron Laverna. Era ladrona, y
muy poco conocida entre las otras deidades, que eran honestas y solemnes,
ella raramente estaba en cielo o en el país de las hadas.
"Casi siempre estaba en la tierra, entre ladrones, y carteristas, y alcahuetas -
vivió en la oscuridad.
"Una vez aconteció que ella se dirigió a un mortal, un gran sacerdote, en la
apariencia de una hermosa y majestuosa sacerdotisa de alguna diosa, y le
dijo: -
“Tienes una propiedad que deseo comprar. Donde deseo construir un
templo a nuestro Dios. Te juro sobre mi cuerpo que te pagaré dentro de un
año'"Por lo que el sacerdote le vendió la propiedad.
"Y rápidamente Laverna vendido todo cuanto en la propiedad había, todas
las cosechas, el grano, el ganado, la madera, y las aves caseras. Allí no
quedó nada de valor.
"Pero en el día fijado para el pago Laverna no apareció. ¡La ambulante
diosa estaba muy lejos, y había dejado a su acreedor en la estacada!
"Al mismo tiempo Laverna fue a un gran señor y le compró un castillo,
lujosamente amueblado y de ricas y extensas tierras.
"En esta ocasión ella juró por su cabeza que pagaría la propiedad entera en
seis meses.
"Y como había hecho con el sacerdote, así actuó con el señor del castillo, y
robó y vendió cada astilla, los muebles, el ganado, los hombres, y los
ratones - allí no quedó ni para alimentar una mosca.
"Entonces el sacerdote y el señor, que se dieron cuenta de todo, apelaron a
los dioses, quejándose de haber sido robados por una diosa.
"Y pronto conoció todo lo que Laverna había hecho.
"Por lo tanto fue llamada a juicio ante todos los dioses.
”Y cuándo le preguntaron por lo que había hecho con la propiedad del
sacerdote, a quien ella había jurado por su cuerpo que le pagaría en el
tiempo acordado y porque había roto el juramento………
"Ella contestó con un acto extraño que los asombró a todos, hizo
desaparecer su cuerpo para que solo su cabeza permaneciera visible, y
gritó: -
"Contempladme ¡Juré por mi cuerpo, pero yo no tengo cuerpo ninguno!'
"Entonces todos los dioses rieron.
"Después del sacerdote, vino el señor que había sido estafado también, y a
quien ella había jurado por su cabeza. Y en respuesta a él Laverna mostró
todo su cuerpo entero, de una belleza extrema, pero sin su cabeza; y del
cuello del mismo vino una voz que dijo: -
'Contempladme, soy Laverna, quién
ha venido a contestar a la queja de este señor,
quién jura que contraté deuda con él,
Y no he pagado aunque el tiempo ha vencido
Y que soy una ladrona porque juré
por mi cabeza - pero, como podéis ver,
no tengo cabeza, y por lo tanto
no soy responsable por tal un juramento.'
"Entonces realmente se formo una gran lluvia de risotadas entre los dioses,
que tomaron cartas en el asunto ordenando que la cabeza se uniera al
cuerpo y pidiendo a Laverna que pagara las deudas que ella adquirió.
"Entonces Jove habló y dijo: -
"He aquí una astuta diosa sin un solo devoto, mientras hay en Roma
innumerables rateros, estafadores, tramposos y bribones que viven del
engaño.
“Esta gente buena no tiene, ni iglesia, ni dios, y ello merece gran
compasión, ya que hasta los mismos diablos tienen a su maestro, Satán,
como el cabeza de la familia. Por lo tanto, ordeno que en el futuro Laverna
sea la diosa de todos los bribones y comerciantes deshonestos, con toda la
basura repudiada de la raza humana, quienes han estado hasta ahora sin un
dios o diablo, puesto que han sido demasiado despreciables para el uno o
el otro. '
"Y así es como Laverna se convirtió en la diosa de toda la gente poco
honrada y miserable.
"Siempre que alguien planeaba o ideaba cualquier fechoría o maldad,
entraba en su templo e invocaba a Laverna, quien se le aparecía como una
cabeza de mujer. Pero si la bribonada era mal hecha, cuando este invocaba
de nuevo a Laverna solo veía su cuerpo; pero si él era hábil, entonces podía
ver a la diosa entera, la cabeza y el cuerpo.
"Laverna era tan casta como honesta, y tuvo muchos amantes y muchos
hijos. Se dijo que en el fondo no era mala ni cruel, ella a menudo se
arrepintió de su vida y pecados; pero hiciera lo que fuese, no podría
reformarse, ya que sus pasiones eran tan empedernidas.
"Y si un hombre había dejado embarazada a cualquier mujer casada o
doncella, y lo quería ocultar al mundo y escapar del escándalo, todos los
días invocaba a Laverna.
"y antes de que llegara el momento en que el suplicante seria entregado,
Laverna la llevaría en un sueño durante la noche a su templo, y después de
que se produjera el parto, otra vez en un sueño, la llevaría de regreso a su
cama. Y cuando ella despertara por la mañana, gozaría de una salud
vigorosa y sin sentir ningún cansancio le parecería que todo había formado
parte de un sueño.
"y a los que en algún momento deseaban recuperar a sus hijos, Laverna era
indulgente si ellos la complacían en su forma de vivir y finalmente la
adoraban.
"esta es la ceremonia y el conjuro que deben ser realizados cada noche a
Laverna.
"Debe haber un lugar exclusivamente para la diosa, es una habitación, un
sótano, o una arboleda, pero nunca en un ligar abandonado.
"toma una tabla pequeña del tamaño de cuarenta y una baraja de cartas, y
escóndelo en el mismo lugar, y cuando vayas allí de noche...
"Toma cuarenta cartas y las repartes en la tabla, cubriéndola con ellas muy
juntas.
"Toma las hierbas paura y concordia e hiérbelas las dos juntas, repitiendo
mientras tanto lo Siguiente: -
Hiervo este racimo de concordia
para mantener en mí la concordia y la paz
Que Laverna pueda traerme a mí hijo
y que con el cuidado que me favorece
¡Pueda protegerme del peligro toda mi vida!
Hiervo esta hierba, aunque no es ella quien hierve,
Hiervo el miedo, para que pueda mantener lejos
cualquier intruso, y si tal debe venir a espiarme
sea él preso de un gran terror que lo aleje
Seguidamente pon el hervido en una botella y reparte las cartas en la tabla
de una en una diciendo: -
Antes repartí las cuarenta tarjetas
aunque no son cuarenta cartas lo que extendí,
sino cuarenta dioses superiores a la diosa Laverna,
que se transforman cada uno de ellos en abrasadores volcanes,
y hasta que Laverna venga y traiga a mi hijo; derramen sobre ella sus llamas de fuego,
y con ellas, candente carbón.
En la nariz, en la boca y en las orejas hasta que ella se rinda;
Entonces puedan ellos marcharse y dejen a Laverna en paz,
Libre para abrazar a los niños que con ella están
"Laverna era la diosa romana de los ladrones, carteristas, de los tenderos y
comerciantes, de los plagiarios, de los bribones, y de los hipócritas. Había
cerca de Roma un templo en una arboleda donde ladrones acudían a
repartir su botín. Había una estatua de la diosa. Su imagen, según algunos,
era una cabeza cuerpo; según otros, un cuerpo sin cabeza; pero el epíteto de
'hermoso' aplicado a ella por Horacio indica que ella quien dio disfraces a
sus adoradores había mantenido uno en ella misma." Ella fue adorada en el
más estricto silencio. Esto es confirmado a Horacio en un pasaje, donde un
impostor, que apenas osaba mover los labios, repita el siguiente conjuro: -
OH Diosa Laverna!
Concedeme el arte de estafar y engañar,
De hacer creer a los hombres que soy justo,
Santo, e inocente, extiende toda la oscuridad,
la oscuridad profunda sobre mis fechorías"
Es interesante comparar esta clásica invocación, indudablemente antigua, a
Laverna con lo antes expuesto. La diosa fue muy conocida entre las clases
más bajas, y en Plautus un cocinero al que le han robado sus utensilios la
visita para vengarse.
Llamo la atención especial al hecho que en esto, como en un gran número
de conjuros de la brujería italiana, la deidad que es adorada, sea la misma
Diana o Laverna, es amenazada con el tormento por un poder superior
hasta que él o ella concedan el favor exigido. Esto es bastante clásico
(Grecco-romano u Oriental) en situaciones en las que el mago confía, no en
el favor, la ayuda, o el poder concedido por un Dios o diablo, simplemente
en lo que él ha sido capaz de elaborar y maquinar, siendo, fuera de la
infinita naturaleza o la fuente principal por la penitencia y el estudio.
Menciono esto porque un corrector me ha reprochado que el grado de
exageración sobre la brujería – introducido por la Iglesia desde 1500 - es
deficiente en Italia. Pero de hecho, entre las brujas de rango más alto, o en
sus tradiciones, no se encuentra en absoluto. En la brujería cristiana la bruja
nunca amenaza a Satán o a Dios, ni a la Trinidad ni a los ángeles, ya que
todo el sistema esta basado en el concepto de obediencia a la iglesia.
La hierba concordia probablemente toma su nombre de la diosa Concordia,
quien fue representada portando una rama. Esta tiene una gran
participación en la brujería, seguidamente de la verbena y la menta.
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Aradia- El Evangelio de las brujas
SpiritüelAradia- El evangelio de las brujas es un libro creado por Charles G. Leland (1824-1903), publicado en 1899. El evangelio de las brujas describe un misterioso culto en la región de Toscana, asociado a distintas prácticas paganas de la antigüedad. ¿Q...