CAPÍTULO TRECEAl llegar todo esta en silencio, bajo de la motocicleta, escucho como detrás de mi el coche de Mauricio se para detrás de mi no digo nada solo camino a paso rápido, la puerta esta entre abierta.
Alguien me sostiene de el hombro, no es necesario saber que es Mauricio, suelto un suspiro y cierro los ojos con fuerzas. — ¿Que sucede?— me pregunta en un susurro.
— Amanda me llamo, diciendo que me necesita, después escuche como lloraba Artemis, un hombre hablo diciendo que si no me daba prisa matara a Amanda y al bebé — digo con voz neutra, veo como se tensa suelta mi hombro estoy apunto de abrir la puerta, cuando el me vuelve a detener — Es una trampa — susurra yo niego con la cabeza, mientras lo observo.
— No, saben que pensaremos que es una trampa, la verdadera trampa esta el la puerta trasera — digo y sin mas abro la puerta en silencio. Todo esta completamente solo, nadie pareciendo que la casa está vacía, que solo fue un producto de nuestra imaginación, caminos por todos lados, sin encontrar nada, poco a poco subimos las escaleras, mis oídos y cuerpo esta alerta, apenas puedo escuchar los pasos de Mauricio tras de mi, al llegar al pasillo estos están obscuros sin luz alguna, siento como Mauricio sostiene mi hombro deteniendo mi paso.
— "¿Qué ocurre? —pregunto en un susurro mirando por mi hombro, el no dice nada, su mano baja asta mi palma, yo lo sigo con la mirada este la toma y la enreda con la mía, una extraña corriente eléctrica, inmediatamente subo mi mirada conectándola con la suya, aplano mis labios para no sonreír el solo me mira y aprieta mi mano, no digo nada, doy un leve apretón siguiendo caminando, escucho como suelta un suspiro y camina a pasos apretados al igual que yo.
Damos unos cuantos pasos más, asta que un sollozo con un grito se escuchan, ambos nos miramos y aún tomados de la mano corremos a la ultima habitación donde escuchamos el grito. El grito se hace más potente haciendo que mi cuerpo se tense, siento como Mauricio aprieta mi mano con fuerza, al igual que yo.
Veo como Amanda esta en el suelo, un hombre la tiene sostenida el otro esta con el pantalón abajo, puedo ver como su miembro esta enfrente de el rostro de Amanda, esta lleno de golpes, sangre y semen de ese bastardo, otro de ellos están con Artemis de su pie, el niño esta con el rostro enrojecido, no deja de llorar.
Mis sentidos se alteran, suelto la mano de Mauricio, mi vista se siega por completo, mis puños se cierran siento como mi cuerpo tiembla de enojo, mis dientes se aprietan a tal punto de que pienso que se estrellaran por completo — ¡Hijos de puta! — grito con todas mis fuerzas, corro tras el que esta con los pantalones abajo, salto en su espalda este se empieza a mover camina asta que me estrella en la pared, el dolor agudo se instala en mi espalda, no me importa y corro asta el, me sonríe con burla.
Mi sonrisa se expande, una llena de malicia y maldad, el hombre parece notarlo, trata de buscar su arma, recordando que aún tiene los pantalones abajo, empiezo a caminar en su dirección, el hombre empieza a retroceder, mi mano viaja a mi espalda noto que no tengo el arma, maldigo mil beses en mi mente, escucho como el hombre ríe mi enojo incrementa, corro asta el, y tiro una patada haciendo que este caiga, no lo dudo y tomo su miembro, retorciendo todo con fuerza, escucho como grita con dolor, siento como golpean mi cabeza, haciendo que mi atención falle por unos segundos.
— No tuviste que haber hecho eso — escucho la voz de Mauricio, es entonces donde el ruido sordo de un disparo se escucha, miro a el hombre esta tirado en el suelo, los lloriqueos de Artemis me sacan veo a los dos hombres apuntado a Amanda y Artemis con el arma en la cabeza. Miro a Mauricio este tiene la ceja y el labio roto, el se pone a mi lado mirando a los hombres.
— Suelten a el bebe y a la mujer, y puedo considerar su muerte — hablo lento y amenazante mirando a los hombres, los cuales empiezan a carcajear, yo empiezo a reír con ellos, haciendo que estos paren, para mirarme confundidos.
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LA ÚLTIMA GREEN. (EN EDICIÓN)
Acción- Recuerda que sangre corre por tus venas - dice en un susurro mientras su agarre se desvanece y sus pupilas se dilatan, hasta que sus ojos se quedan estáticos y su respiración se detiene. - ¡NO! ¡NO ME DEJES MALDITA SEA! ¡NO ME DEJES! - Grito con...