Capítulo 33 || ENGAÑO ||

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Un suspiro sale de sus labios, aquel hombre de ojos petulantes se está convirtiendo en un verdadero dolor de cabeza, dejando la nota en el escritorio se dispone a mirar el nuevo regalo que a llegado un nuevo arreglo de rosas negras. - ¿Que tramas James? - dice susurrando acariciando uno de las rosas, recordando una y otra vez aquel día donde se entregó a él, con el afán de simplemente quitarlo de encima suyo, algo que no sucedió al contrario ahora el hombre se encuentra más interesado en ella.

- Señora, la buscan - un joven entra con el rostro neutro y la vista perdida, frunciendo el ceño va tras el chico que la guía por el largo pasillo de su casa, asta llegar a la entrada - Hermana - su voz hace que su estómago se revuelva con rapidez, la amargura hace gorgoteos en su interior dejando aquel sabor amargo en su paladar - ¿Que demonios haces aquí Hillary? - pregunta de golpe con los puños cerrados y los ojos ardiendo en llamas hacia su persona.

- Solo vine a hablar hermana, después de todo ¿Somos las hijas de la mafia no? - una risa amarga sale de sus labios, observando con rencor a la que decía ser su hermana mayor.

- ¿Hijas de la mafia? eso ya no existe, ahora yo soy la única hija de la mafia - dice caminando hasta llegar al frente del pulcro rostro de su hermana, su estómago se revuelve con potencia dando ganas de devolver el desayuno, su hermana sonríe cínicamente provocando a su hermana menor lo más que pueda.

- Como sea Catherine, necesito tu ayuda - dice ahora sin una pizca de diversión hacia la menor que tiene enfrente, la cual es la viva imagen de su padre provocando escalofríos quita su mirada café de aquel mirar tan frío y tormentoso que obtuvo de su padre - ¿Logan Anderson no te da suficiente? - dice con seriedad, poniendo alerta a su hermana mayor quien enseguida entendió y trato de salir cual alma de aquel lugar.

- No soy estúpida Hillary, lleven a esta linda chica al sótano - su voz pone de nervios a Hillary quien con mucha agilidad trata de pelear con los hombres que la sostienen pero sin éxito alguno, sorprendida nota el gran cambio que a hecho, pues asta sus hombre son verdaderamente unos bien preparados, grandes, fuertes y ágiles.

- El engaño es lo de menos Hillary, así que espero hables esta vez si no quieres morir de tan patética forma - su voz sale dura y fría, calando en los huesos de su hermana mayor «No lo haría» piensa observando a su pequeña hermana.

- Necesito tu ayuda realmente, las propiedades que dejo mi padre, apenas tienen un baño decente Rachel y yo hemos tratado de conseguir empleo pero simplemente nos rechazan, y... Estoy embarazada - su cuerpo se tensa, mira directamente a los ojos de su hermana mayor, la bilis empieza a emanar de su garganta, sus puños se cierran.

- ¿De quien? - pregunta con los dientes apretados, su hermana baja la cabeza, y lágrimas empiezan a salir - Logan Anderson - dice con voz cortada, y lágrimas en los ojos, su mano impacta fuertemente en su mejilla lágrimas no dejan de salir el enojo rodea toda la habitación.

Matala ¿que más da? Sólo es una cría más, ella no merece tu ayuda, patética.

Sus manos se dirigen fuertemente a su cabeza, las voces regresan riendo y gritando con potencia.
Disparos se empiezan a escuchar, el radio de uno de los hombres que se encuentran en la habitación suena sacando el demonio de la chica por completo.

- ¡Nos emboscaron! ¡Nos tienen rodeados! ¡Necesitamos apoyo ahora! - su mirada grisáceo se posa en la castaña de su hermana, la sonrisa cínica que ahora tiene le hace tragar aquel nudo amargoso que cae cual ancla a su estómago
- Maldita - es lo único que dice, para después cargar su arma y disparar al único chico que no se a alejado de ella, sabiendo que la estaba liberando el rostro pálido de su hermana traidora hace que sonría de manera socarrona.

- Al sótano - dice tomando el radio de uno de sus hombres -Usen las bombas, maten a todos menos a Logan Anderson a el lo quiero vivo - los disparos se escuchan por medio del aparato, su hermana se pone pálida y trata de liberarse sin logro alguno.

- Entendido señora Green - su respuesta no tarda de llegar, al igual que el estruendoso ruido y el vibrar de las bombas, relajada se sienta en su lugar esperando y sirviendo una copa de vino tinto, minutos pasan rápido dejando un silencio sepulcral, la puerta se abre dejando ver a uno de los hombres sudado y con rastros de sangre y suciedad - Señora, Logan Anderson y Hillary Green se encuentran en el sótano - sonríe complacida, caminando con la botella de vino se la entrega - Bien hecho, ahora tomen el día libre y disfruten - el chico le da una sonrisa de boca cerrada, asintiendo - Gracias señora, buen día - dice marchándose del lugar.

A paso lento camina, a su lugar favorito donde mancha cada vez más sus manos con sangre, inocente y sucia donde sus demonios se callan por unos segundos saciando su sed de pecado y sangre.

Corre, corre que ya voy por ti, susurra mi nombre antes de morir..

Sonríe recordando aquellas palabras, donde su lado más oscuro salió a relucir, matando sin piedad alguna a los hombres y aquella chica inocente que no tuvo la culpa de nada, simplemente estuvo en el momento equivocado.

Llegando a la puerta, puede escuchar gritos y gruñidos enojados y sollozos de parte de su hermana mayor, una sonrisa lobuna aparece en sus labios sus demonios gritan con euforia que los mate y los haga sufrir, su lado racional dice a gritos que se detenga que no haga algo de lo que se pueda arrepentir.

Matalos, dejarlos vivir, no los dejes escapar, es tu hermana, te traicionó, te quito a tu padre, se burló de ti.

Sus ojos se cierran con fuerza, pulsadas fuertes llegan a su cabeza, el lado racional desaparece la locura permanece como siempre, abriendo la puerta encuentra a dos de sus hombres observando a sus reos que al ver a su jefa entienden perfectamente y salen sin decir alguna palabra.

- Hola logan, es hora de divertirse - dice llena de locura, tomando una daga venenosa su arma favorita.

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