Capítulo 10: Vacío por amor.

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Capítulo 10: Vacío por amor. 

Habían muchas personas alrededor. El murmullo de la gente era apenas audible, siendo mitigado por el estruendoso sonido de música vibrante y movida. Aun así, no parecía fastidiarme tanta bulla, de hecho, distinguía a mí alrededor montones de sonrisa y familias. Sí, era un lugar muy ajetreado y atascado de gente. Un festival. Pequeño, acogedor y alegre.

—¡Yo quiero ir contigo, Leandro! —exclamó entusiasmado el mismo niño de todos mis sueños.

Su rostro apenas era visible, siendo una imagen bastante borrosa de lo que debería ser su carita. De todas formas, mi yo del sueño le sonrió en medio de las luces de la noche. Los juegos artificiales iluminaban el manto oscuro del cielo.

—Vaya, te has adelantado —Dijo una voz femenina, suave y dulce como la miel. Sabía de quien se trataba—. Yo iba a pedirle lo mismo, me pregunto si debería robártelo... —consideró la idea en tono burlón y amigable. Obviamente trataba de sacar de quicio al niño y lo logró.

— ¡No! ¡Leandro va a ir conmigo! —expresó enojado el pequeño mientras me tomaba de la mano con ademanes posesivos.

—Pero puedes ir con mi hermano. Él puede enseñarte el festival mejor que yo —sugerí amable. La verdad, quería quedarme a solas con mi amiga Susana porque tenía un tema delicado que hablar con ella y no quería hacerlo  frente al niño.

— ¡Pero yo quiero ir contigo! —sus ojos suplicantes me hicieron vacilar en mi respuesta —. Yo quiero ir contigo...

Sentí pena. Quería ir con Susana; ella era la persona que me gustaba, sin embargo, aquel niño muy difícilmente me dejaría ir.

—Bien, iré contigo —elevó su mirada gratamente sorprendido. Tras unos segundos una sonrisa amplia y alegre se extendió en su rostro. Mi corazón se llenó de calidez—. Y Susana también vendrá con nosotros, ¿Te parece? Igual pueden formarse grupos de tres. —ante aquello su sonrisa se desdibujó por completo.

— ¡¿Por qué siempre ella?! ¡La odio, siempre está en medio!

— ¡Elías, no hables así de Susana! —reproché molesto por su falta de cortesía. Mi regaño lo hirió porque me observó con dolor y soltó mi mano.

La expresión del niño cambió de 'herida' a 'ira'

— ¡No me importa! ¡No te gusto porque soy pequeño! —expresó molesto mientras me miraba rabioso—. ¡Siempre la prefieres a ella, siempre...! —posó sus ojos inundados de agua en Susana—. ¡Eres fea, te odio! —y tras esto salió corriendo hasta perderse de mi vista.

Sin lugar a dudas era un niño caprichoso y mimado...

»«

Abrí mis ojos lentamente. Tenía la cabeza recostada sobre un escritorio y la boca ligeramente abierta mientras un poco de baba se escurría de entre las comisuras de mis labios. Enfoqué mi vista en dónde me encontraba y me sorprendí. Me incorporé de golpe.

¡Me había quedado dormido en el aula de profesores en mi hora de descanso!

Todos a mi alrededor me miraban curiosos y yo sentí mis mejillas arder por la vergüenza.

—¿Se encuentra bien, profesor Leandro? —me preguntó curiosa y preocupada una de mis colegas—. Llamaba en sueños a un tal "Elías"

— ¿Elías? —parpadeé confundido. Ella asintió segura y yo pensé...

¿Quién es Elías?

Aquella muda pregunta se respondió ante el sueño extraño que había tenido. Elías era aquel niño desconocido que últimamente se colaba demasiado en mis sueños. ¿De quién se trataba? No lo sabía y aquello comenzaba a preocuparme. Tal vez era algún conocido en mis años de juventud junto con Susana.

Uke Acosador. ME PERTENECES (PARTE I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora