22. Virgo.

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Un rayo de sol atravesó mi cara. Algo se me estaba clavando en la espalda y yo no hacía más que moverme de sitio para obligar que se fuera. Escuché un ronquido, ¿dónde estaba en realidad? Tenía mis manos pegadas, sujetando mi cabeza, así que las quité de esa posición y comencé a bajarlas por mi cuerpo hasta que me topé con un brazo que me abrazaba cariñosamente, con sus manos agarradas encima de mi vientre. Aún no había abierto los ojos, pero sinceramente tampoco quería, ya que la resaca llegaría pronto. Deposité mi mano encima de esta que me sujetaba e intente meter mis dedos en los huecos que dejaban los suyos y así lo hice. Me intenté volver a dormir, pero ninguno de mis pensamientos dio resultado así que mi única salida era abrir los ojos de una vez y encontrarme con la realidad, azotándome en la cara por haber bebido tanto ayer. Estiré mis piernas y una puerta se puso de por medio.

-Mierda.- susurré. Estábamos en un coche. Me intenté incorporar pero aquellos fuertes brazos me lo impedían, así que comencé a soltar dedo por dedo.

Cuando por fin terminé, conseguí darme la vuelta y encontrar lo que me estaba molestando toda la noche en la espalda, era un cinturón. Después dirigí mi mirada hacía la persona que me estaba agarrando de esa forma. Una sonrisa se me dibujó de inmediato. Aaron dormía plácidamente, con la boca un poco abierta. Tenía el pelo revuelto y estaba sin camisa. Me vi mi vestimenta y llevaba la ropa de él, más la mía. Comencé a quitarme su chaqueta, para después desabrocharme su camisa. Le tapé con ellas para que no pasara frío. Después de taparle me bajé y fui hacía el asiento del copiloto y busqué un papel y un bolígrafo. Lo único que encontré fue unos Posits y un bolígrafo antiguo. Le dejé una nota y me volví a bajar, para adentrar de nuevo a los asientos de atrás, acercándome a él para depositarle un suave beso en la mejilla y poder acariciarle de nuevo la barba de tres días que siempre llevaba. Sonreí de nuevo a sentir su piel.

-Espero olvidarte pronto, porque quererte y no tenerte me está matando.- dije depositando otro beso y saliendo del coche.

Busqué en mis bolsillos la llave de mi bicicleta y me monté en ella para escapar de este sueño, que no era la realidad, no mi realidad. El viento era suave, pero frío, pero de igual manera tenía que soportarlo, ya que quería llegar a casa lo antes posible. Aún no había mucha gente por la calle ya que era demasiado pronto. Sólo había algunos jóvenes borrachos y gente deportista corriendo. Llegué a casa, dejando mi bici en el rincón del portal, agarrada a su cadena. Llamé al ascensor y tuve que esperar un poco para que llegara. De él bajo un chico trajeado, pero sus tatuajes en el cuello delataba quien era.

-Buenos días Brooke.- me saludó Adam alegremente.- ¿cómo estás hoy tan temprano por aquí?

-Hola Adam, mmm la verdad es que acabo de llegar de una fiesta.- vi como Adam sonreía de una forma misteriosa y eso me hizo dudar.- ¿por qué lo preguntas?

-¿Estuviste con mi hermano cierto?- dijo sin más.

-Si estuve con él, pero no por nada que piensas, el y yo hemos terminado y no somos amigos, sólo coincidimos en el local y ya.- dije nerviosa, evitando soltar lo del coche.

-Ya veo, cuando puedas devuélvele la cadena por favor, hasta pronto Brooky.- dijo Adam saliendo del portal con una sonrisa.

¿Cadena? ¿Qué cadena? Subí mis manos hasta mi cuello y vi que de verdad tenía un collar, me lo saqué y vi que había un símbolo y atrás ponía el nombre de Aaron con la inicial de su apellido. Ponía Aaron C, lo cual no correspondía con la inicial de su apellido.

-Debe de ser una equivocación.- dije en voz alta y me subí al ascensor para llegar a mi casa, por fin. Entré y en ella no estaba mi madre ni Clay, así que supuse que le estaría sacando a pasear. Fui a la cocina a tomarme una aspirina para el dolor de cabeza y a comer algo. Cuando tuve la comida en mi estómago fui a mi habitación a continuar durmiendo.

Típico* (Francisco Lachowski & Barbara Palvin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora