El daño ya estaba hecho, sólo faltaba que desapareciera o como mínimo que se tapara con otro sentimiento más fuerte. Mi mente viajaba, recordando momentos felices, con mis padres, con Lele y con Aaron, aun que de este último sólo recordaba pesadillas. Si tuviera que morirme en un momento, elegiría este, sin dudarlo. Aaron pegado a mí, durmiendo tranquilo, con un gesto neutro, sin expresión alguna, totalmente en calma. Me levanté de la cama sin hacer ruido y fui al baño. Me lavé la cara y me hice una coleta. Cogí la ropa que me iba a poner y me encerré de nuevo en el baño. Aaron seguía durmiendo y decidí escribirle una nota, como siempre hacía cuando yo me despertaba antes que él. Esta, sin embargo, era un poco diferente. La dejé encima de la mesita de noche, junto a su móvil y salí.
-Buenos días papá.- dije sentándome en la mesa. Allí estaba mi padre y su futura esposa, Kate.- ¿qué tal habéis dormido?
-Muy bien cariño, gracias.- me serví una taza de leche y la mezclé con cacao.- ¿dónde están los demás?
-Lele...hmmm...estaba muy cansada y la dejé dormir.- miré mi taza y cogí una pieza de fruta sin decir nada más. Escuché una silla arrastrarse.
-Buenos días, siento llegar tarde.- se sentó a mi lado y cogió un vaso de leche también, pero él, la mezcló con café.
-Buenos días Aaron, ¿cómo fue la noche?- preguntó Kate sin mirar a Aaron.
-Algo cansada la verdad.- tomó uno de los bollos de chocolate que había en el centro de la mesa.- ¿cuáles son los planes para hoy?
-Senderismo por la montaña y playa por la tarde, ¿os parece bien?- respondió mi padre, yo asentí entusiasmada.
-Iré a avisar a Ethan para que se vaya preparando.- Aaron bebió su último sorbo de café y se levantó bruscamente de la mesa.
-¡Voy contigo!- grité en medio del comedor. Todas las personas que desayunaban se giraron para mirarme. Agarré a Aaron del brazo y le guíe fuera, hasta el ascensor.
-¿Qué ha sido eso?- preguntó Aaron con una sonrisa en la boca, que poco después se convirtió en una gran carcajada, a la que yo me uní animadamente.- tu risa sigue siendo igual de genial.
Cerré los ojos y comencé a negar con la cabeza con una sonrisa aún en la boca. Noté la mano de Aaron agarrándome el brazo con delicadeza. Mi sonrisa desapareció poco a poco, cuando sentí el aliento de Aaron muy pegado a mí. Y entonces sonó el timbre del ascensor, porque ya habíamos llegado a la planta. Pero en vez de retirarse e ir hasta nuestra habitación decidió robarme un beso, un beso que se notó bastante esperado para los dos.
-Tenemos que llamarlos Brooke.- intervino Aaron. Teníamos las frentes unidas, nuestras narices chocaban y nuestras respiraciones iban al compás.
-Vamos.- me aparté de él y con una sonrisa salí del ascensor para ir a la habitación de Aaron y Ethan. Aaron me pisaba los talones. Me paré en la puerta y antes de abrirla, él volvió a posar sus labios por mi cuello.
Abrí con cuidado la puerta para no despertarlos y los dos caminamos de puntillas, agarrados de la mano. Todo estaba muy oscuro y Aaron caminó por delante de mi para subir las persianas. El suelo estaba lleno de botellas de cerveza y algunas de ginebra y ron. Ethan estaba durmiendo en el suelo con sólo un boxer y Lele estaba en una de las camas, en una postura poco cómoda. Me acerqué a mi amiga mientras mi compañero iba hasta mi hermanastro.
-Vamos Lele, buenos días, despiértate.- la rogué, moviéndola el brazo delicadamente.- que nos tenemos que ir.
-Déjame un rato más.- mi amiga se movió y me dio la espalda.
-No Lele, vamos a la ducha ya.- ordené yo. Eché un ojo a Aaron que había levantado a Ethan del suelo y estaban los dos mirando a la nada.- Chicos a la ducha, que para eso tenéis dos baños.
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Típico* (Francisco Lachowski & Barbara Palvin)
Roman d'amour¿Y si tu vida da un giro de 180 grados por unas notas? ¿Todo esto es una broma? No lo creo. Brooke Thomson, hermosa, lista, amable, lo mejor que ha podido llegar a Portland. Aaron Blake, descuidado, egocéntrico, chulo y consentido. Ella se enamorar...