Capítulo 4

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CAPÍTULO 4

-¿Adivinaste el acertijo?- me preguntó, muy sonriente, sentándose junto a mi, en el mismo árbol de siempre.
-No... No pude, por más que lo intenté y lo intenté. ¿Cómo se resuelve? -le cuestioné, mirando esos ojos verdes con los que había soñado.
De su bolsillo sacó una hoja doblada. La desdobló y sacó un lápiz. Dibujó un círculo en medio de la hoja.
-¿Lo ves? Tienes un círculo (y un lápiz), y quieres encontrar el centro de ese círculo.... ¿Cómo lo haces?
Empezó a dibujar cuatro líneas rectas al rededor del círculo. Al final, el círculo quedó encerrado en un cuadrado. Me miró y yo asentí, para demostrarle que había entendido. Volvió la mirada a la hoja. De una esquina del cuadrado, dibujó una línea recta hacia la esquina contraria, repitió el proceso y formó una clase de "x" encima del cuadrado y del círculo.
-¿Ahora lo ves?
Me confundí. ¿Qué diantres?
-No- contesté dudando.
-En el punto en donde se juntan ambas líneas que forman la "x" se encuentra el centro.
Miré el dibujo. Tenía razón. Me reí.
-Jamás habría dado con la respuesta.
-A veces, lo más simple es la respuesta. Apuesto que pensaste cosas extravagantes como usar tu lápiz como una regla, o algo por el estilo.
-¿Entonces esto enseña la belleza de las cosas simples?
Se rió.
-No. Este acertijo no enseña absolutamente nada. Sólo cómo encontrar el centro de un círculo si tienes una hoja y un lápiz.
-La profundidad de tus palabras enamora.
-Tú enamoras.
Me puse como tomate. Había tenido novios antes, pero nunca tan originales como él. Era un chico que sabía enredar a una chica con sus palabras.
-¿Te han dicho que eres muy guapa?
-Si, cientos de veces- lo miré, muy sonriente.
-Pues te mintieron.
-¡Oye!
Ambos nos reímos, y él volvió a mirarme fijamente, un poco serio.
-No, es en serio. Te mintieron.
-¿No me consideras guapa?
-No. No eres guapa. Eres hermosa.
-¿Cuál es la diferencia?
-"Hermosa" es un adjetivo extremista, mientras que "guapa" es un adjetivo cualquiera, uno común, que cualquier persona puede usar para describir a otra. Pero "hermosa" es un título que pocas pueden alcanzar.
Me dejó sin palabras. Bajé la mirada. Medité las palabras que me había dicho, pero no encontré manera de contestarlas. Hubo un instante de silencio. Un silencio hermoso, que permitió que ese instante fuera mágico.
-¿Cuál es tu mayor miedo?-dijo Ned, rompiendo el hielo.
-No sabría decirte. Tal vez quedarme sola.
-Es lo que muchos dicen. Sin embargo, la soledad como tal no es tan mala.
-¿Cómo es que puedes decir eso?
-Mis padres murieron en una explosión de la planta de trabajo de mi padre.
-Lo siento mucho.
-¿Qué has de sentir? No los conociste. No tienes la culpa de que hayan muerto. No debes de sentirlo.
Hubo otro silencio, pero éste, un poco más tenso.
-¿Que has hecho desde entonces?
-Criarme.
-¿Sólo?
Asintió.
-Los siguientes 8 años después del accidente.
-¿Después que pasó?
-Mi abuelo consiguió el dinero suficiente para venir. Pero no para regresar. Dejó todo atrás. Por mi. Consiguió un poco más de dinero para poner el local en el que nos conocimos. Y vendemos mucho, pero las medicinas que toma son muy caras. Por eso tengo mucho miedo a fallarle. Siento que si hago una sola cosa mal, todo se viene abajo. Es mucha presión, ¿sabes?. La escuela, la tienda, la salud de mi mismo abuelo.
No conocía ese lado de Ned. Por mucho que me odie y yo a ella, mi madre siempre había estado "apoyándome". Mi padre... Bueno, a él nunca lo conocí. Embarazó a mi madre tres veces. Y la tercera es la vencida, ¿no? Nos abandonó casi inmediatamente después de que yo naciera. Will siempre me dijo "no te pierdes de absolutamente nada". Pero aun así contaba con mi madre. Ned, en cambio, no contaba con ninguno. Y no era porque lo hubieran abandonado. Era porque la vida se los había arrebatado.
-¿Estudiaste mientras estabas sólo?
-Fui totalmente autodidacta. Mi maestro era la vida. Mi directora la soledad. Y mi consejera, la noche.
-Es una bonita forma de verlo.
-En efecto. Y medité y reflexioné mucho mientras estuve solo. Por eso no creo que el mayor miedo de la gente sea quedarse sólo.
-¿El tuyo cuál es?
-No dejar huella en las personas que conozco. Mis padres nunca pudieron verme hacer amigos. Y nunca me pudieron ver crecer. No les dejé huella. Así que tengo como una deuda que pagar.
-¿Quieres ser recordado?
-No, es diferente. Quiero que por mínimo que sea, afecte a las personas que conozca de tal modo que actúen por el buen camino... ¿Entiendes?
El timbre sonó. Ned se levantó y me miró con una lastimosa sonrisa, tendiéndome una mano para ayudar a levantarme.
-No le cuento esto a todos. Y menos a la gente que llevo tres días de conocer- me dijo.
-¿Entonces debería sentirme afortunada?
Se rió a carcajadas.
-Eres afortunada, Liza. Muy afortunada.
El resto del día escolar fue especialmente aburrido. No pasó nada extraño ni expectacular, simplemente, otro día de clases cualquiera. Lo único que me llamó la atención fue que un chico de la clase de Historia y Geografía no dejaba de mirarme. No era para nada guapo. Tenía piel clara, pero ojos tan negros como la noche. Su cabello era desordenado y seco. Vestía con una playera verde rota y unos jeans azul marino. Tenía sus dientes tan chuecos como si mientras le crecían, le hubieran dado bloques de hielo enormes para que los masticara. Tenía su grupo de amigos. Tan guapos como él. Mientras me veía, no pude evitar sentirme extraña. Si me hubieran dicho que aquel chico me iba a traer problemas más adelante, jamás lo habría creído.
Sonó el timbre por última vez en el día y todos empezamos a salir, ya exhaustos. Me despedí de Alice, a quien apenas había visto ese día, ya que no nos tocaba ninguna clase juntas. Y en los recesos, nos daba privacidad a Ned y a mi.
Salí de la escuela por el característico portón metálico color café. Caminé por la calle, tranquila. Mientras pasaba por el cerco por el que Will me había asustado, me detuve, para prevenir un ataque cardiaco, pero Will no salió.
Llegué a casa, abrí la puerta de la reja del patio y empecé a escuchar gritos desenfrenados. Ya sabía porque Will no me había acompañado.
Entré a la casa y observé a Will sentado en la mesa del comedor mientras que mi madre le gritaba de cosas. A Will le interesaban tanto como la vida de una araña. Simplemente se disponía a oír las estupideces de mi madre.
Lo observé bien y le sonreí. Él me devolvió la sonrisa. Vi que tenía algo en el ojo.
Me acerqué a la mesa del comedor y lo vi bien. Lo habían golpeado. Y le habían dejado el ojo morado.
-¡Mamá! ¡Mamá!-grité, para hacerme oír entre los gritos de mi enfurecida progenitora.
-Ah, hola, hija. ¿Cómo te ha ido?
-Bien. ¿Qué ha pasado?- desperté a la bestia con esa pregunta.
-¡¿Qué ha pasado?! ¡Pues te diré que ha pasado! - empezó a gritonear. Miré a Will, que se reía de lo exagerada que podía llegar a ser mi madre-. ¡Tu hermano casanova ha besado a una chica que tenía novio! ¡Hoy el novio fue a partirle su cara! ¡Y Will se ha defendido!
-¿Qué esperabas que hiciera? ¿Que dejara que me destrozaran mis huesos?-intervino Will, tranquilo. Mi madre lo miró con cara de "cállate ya"- ¡Bueno, pues no!
-Y a todo esto, ¿cuál es el problema?
-¡Le ha roto la nariz! ¡Tuvimos que pagar por la reparación de ésta!
-Ya. Basta-dije, convirtiéndome en ese instante al papel de madre-. Paren este escándalo. No creo que sea necesario todo esto sólo por una nariz rota.
-¡Una nariz rota que costó la mitad de mi salario!-exclamó mi madre.

-Bueno. No creo que sea necesario todo esto por una nariz rota que costó la mitad de tu salario. Anda ya. Yo creo que Will tiene mucha tarea. Y tu trabajo, mamá. Dejemos que cada quien haga su vida.

Mi madre cruzó los brazos y resopló. Will se rió y se levantó de la mesa, se acercó a mi y ambos subimos a nuestros cuartos. En el camino, Will dijo:

-¿Alguna vez te dije lo mucho que te quiero?

-No me quieres a mi. Quieres que te saque de situaciones como esta.

-Bueno, tienes razón. Eres la mejor, cabeza de ano.

-Y tú el peor, prepucio arrancado.

Esa noche pensé en todo lo que Ned me había dicho. A pesar de lo duro que era para él el hecho de no tener padres, había salido adelante. Y bueno. Por otro lado, me había dicho "hermosa".

"'Hermosa' es un adjetivo extremista, mientras que 'guapa' es un adjetivo cualquiera, uno común, que cualquier persona puede usar para describir a otra. Pero 'hermosa' es un título que pocas pueden alcanzar."

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