Alezandra.
Pase una tarde tranquila en la residencia Berloc. El carruaje se detuvo a solo unos pocos metros de mi casa, al bajar para mi sorpresa vi a Alaric apunto de tocar la puerta. ¡No! ¡No puede entrar! A mi padre le molestan los extraños sin invitación en su hogar. Corro hasta él de forma nada femenina.
—¡Alaric!—grito y él volteó a mirarme con una mirada entre divertida y sorprendida —¿Qué haces aquí?! ¡Te has vuelto loco! A mi padre no le gusta que...
—Solo quería disculparme por mi mal comportamiento hace unas horas, Lady Hilbert fuí un patán, no soy así y le aseguro que no volverá a suceder—siento como algo dentro de mí se parte y explotó una cólera irracional.
¡Se arrepiente de acercarse a mí!.
—¡Acompañame!—no me fije si nos estaban mirando pero lo jale del brazo y lo lleve hasta la parte trasera de la residencia, lejos de oídos y ojos chismosos, lo encare —¡¿De verdad crees que estoy molesta por eso?! ¡Responde!.
—Lady Hilbert yo..
—Me he esforzado desde el momento que te conocí en obtener tu atención Alaric Berfor, tú solo me ignoras cual harapo viejo ¡Me cansé! Lo odio, no sientes nada por mí ¡esta bien lo acepto!—digo furiosa, siento los ojos algo empañados —Pero no vengas aquí a pedir perdón por algo que yo disfrute y de lo que no me arrepiento.
Lo mire fijamente pero él hizo algo que me dejo prepleja ¡Me besó!. Sus labios eran cariñosos pero dominantes, cerré los ojos, me deje llevar por aquel beso. Toque su ruloso cabello rojo, detalle las líneas de su rostro con mi manos. Y nos separamos lentamente sin dejar de mirarnos.
—¡Te quiero Alaric!—Dije sin contenerme tiene que saberlo. Él tiene que conocer mis sentimientos. Él sonrie —¡Di algo!.
—¿Hermana? ¿Qué haces hay escondida?.
—¡Alezandra!—Siento que el alma se me cae a los pies, volteo a ver a Catherine quien esta acompañada de la Institutriz Carmen, quien tiene una mirada de desaprobación —Quiero a ese hombre fuera de esta casa ¡ahora!.
Maldición, justo cuando él hiba a decir lo que sentía.
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Estaba tan pacífica pensando en mi hermoso pelirrojo, aun tengo presente esos besos de ayer...
—ALEZANDRA —gritó una voz inconfundible haciendo que casi me muera del susto.
—¡Verónica! ¡¿Cuándo sera el día en que me saludes de una manera apropiada?! —Ella solo sonríe, me acerco abrazarla.
—Odio ser apropiada y ordinaria Aleza, eso es lo que más ama de mí—pasamos a la sala donde nos sentamos a platicar mas libremente.
—Berta me contó que fuiste a visitarme, lo siento por no haberte atendido—se disculpa con las mejillas sonrojadas, la miro con una ceja arqueada.
—Lo se, estabas muy "ocupada" resolviendo tus problemas maritales—le digo y ella solo se carcajea.
—Tu sabes como es Heronimo, le gusta sacarme de mis casillas.
—Y tú a él y por lo visto te divierte hacerlo.
—¡Exacto! Pero volviendo al tema de interés... ¿Qué plan pensaste para por fin cazar a Alaric? Por si te lo preguntas Nayra me contó todo Aleza, ya era hora de que reaccionaras amiga mía.
Mis mejillas se sonrojan.
—No se que hacer y para colmo le confesé a Alaric que lo quería—suelto de golpe y Verónica se queda en shock.
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©Libre Y Leal. Saga: Siempre Juntas 2
Исторические романыLONDRES 1822. Soy todo un desastre. ¿Por qué? No puedo decirle al hombre que quiero, que me gusta y desearía que me secuestrara en su caballo blanco, con su brillante armadura de... Bien estoy exagerando un poco. Siempre miles de locuras pasan por m...