Capítulo 12

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ALEZANDRA.

Me siento tan relajada al estar al lado de Alaric, Catha no paraba de hablar con Lady Romina, ya parecen comadres de tanto que ríen y hablan sin decir palabra alguna, las dos abandonan la sala dejándonos a Alaric y a mí solos. Lo estaban planeando las muy pilluelas. Lo agradezco enormemente, porque sin ellas es más cómodo. Miré a mi imponente y adorable pelirrojo con una sonrisa en los labios.

—¿Cómo te has sentido? ¿Tu espalda? —preguntó con un tono tan cariñoso y preocupado.

¿Este hombre puedes ser más lindo?.

—Estoy mejor, ¿Qué no vez lo saludable que me encuentro? —dije con una sonrisa —Además mi mejor medicina son tus labios.

Pego su boca con la mía en un beso tierno sin barreras, la fragancia de Alaric me envuelve, dejándome rendida a sus pies. Él es como un gran oso temible y dominante del que todos quieren correr, no exagero muchos se hacen a un lado cuando lo ven pasar, soy testigo de eso pero él... solo es así por fuera.

Y tambien lo entiendo ¡¿Quién no sale corriendo o se hace a un lado, cuando ve pasando a un hombre de más de dos metros que pude dejarte noqueado de un golpe?! Yo lo haría sino lo conociera y no me tuviera enamorada. Cuando esta conmigo es tan tierno y cariñoso.

No podía estar más loca y enamorada de él.

—Ya quiero que seas mía completamente —su voz se vuelve ronca —Mi madre hará uno de sus bailes este fin de semana, quiero que tú asistas Alezandra.

—Mi padre no me dejará poner un pie fuera de casa, si le digo que iré a una baile tuyo.

—Eso podemos arreglarlo —dice con una sonrisa.

—¡Oh! ¿Estas sugiriendo que me escape de mi casa, Milord? —pregunto divertida.

—Si no hay más remedio, yo te ayudaré —dijo con una sonrisa, para después volver a besarme.

—¡Deja de succionar a mi hermana! —nos separamos abruptamente por el grito de Catha —¡Aleza! ¿¡Por qué tienes los labios rojos!?.

—¡Catha no seas chismosa! —estoy tan avergonzada, la madre de Alaric nos esta mirando divertida con la situación —Ya es momento de volver a casa, tardamos mas de lo necesario Catherine.

Me compongo, levantándome del mueble lejos de mi Ali.

—¿Por qué no se quedan un poco más? Solo unos minutos —pide lady Romina.

—No, no podemos tenemos que volver —decline, tome la mano de Catherine y salimos rápidamente de esa casa con mis mejillas calientes como evidencia de mi vergüenza.

—¡Oye! ¡No nos teníamos que ir solo porque los encontré succionandose las bocas como sanguijuelas! —me reprocha mi hermana y yo la fulmino con la mirada.

—¡Claro que si! Sentí mucha pena y vergüenza, además nos estabamos besando Catha ¡Es un acto normal y hermoso! —"aunque no tan decoroso".

Catherine solo hace una mueca de asco.

—¡Duah! En mi vida quiero hacer eso, aparte de que se ve cochino y asqueroso es muy incómodo —replicó asqueada, la miré con una ceja arqueada.

—Ya te veré en diez años Catha, ya verás que rogaras que alguien te de un beso, sino es que ya lo habrás robado tú.

—¡Callate! No, nunca besaré a nadie oíste a nadie —eso dice ahora, yo lo se muy bien.

Paramos un carruaje, el cual nos lleva hasta nuestro hogar al llegar entramos por la puerta trasera por a la cocina y asustamos a Maricela. La cual estaba preparando el almuerzo.

©Libre Y Leal. Saga: Siempre Juntas 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora