—¡Ay prima! Mira al conde McDonall, se ve tan guapo, pero esta con esa horrible gorda de Verónica Blaze—dice mi prima Lucmila, señalando a la feliz pareja,
¡Que asco me dan!.
—Todavía sigo sin entender ¿Cómo un hombre tan guapo y perfecto se pudo interesar en esa horrible mujer?—Los veo fijamente.
Verónica Blaze, ahora señora de McDonall, es un mujer pequeña que no pasa del 1,55m cabello oscuro, ojos casi negros, alguien tan simple y ordinaria.
—Perla, ella tuvo que haberlo chantajeado porque... ¡¿Quién se podría interesar en alguien como ella?! Solo un ciego desesperado—Se burla mi prima, haciéndome reír —Y su amiga Lady Lombardo esta peor, están delgada que ni mujer parece.
Derrepente por la puerta del gran salón entra el Lord Alaric Berfor, la garganta se me seca y mi piel se eriza.
—¡El Duque Wistol! ¿Perla vas a hablarle?.
—Por supuesto Lucmila, Lord Berfor me interesa mucho... tiene todo lo que deseo en un hombre es alto, fuerte, es guapo y muy pero muy rico, frente a él todos los demás hombres son iguales —respondo, mi ceño se frunce al verlo acercarse hacia Alezandra Hilbert, quien acaba de terminar de bailar con ese niñito de Jaime McFarlan.
—¡Prima mira! ¿Acaso invitará a bailar a ese esperpento?—La rabia se acumula en mí.
¡En serio Alezandra Hilbert! Otra florero y lo peor, mejor amiga de Verónica Blaze de seguro esa debe saber las mañas que usó Verónica para conquistar al lord McDonall y ahora esta haciendo lo mismo con el Lord Berfor, no le dejaré el camino libre, yo lo vi primero es mío, nadie me lo quitará.
—Por favor esa mustia no es nadie comparada conmigo, no es ni la mitad de hermosa, ni muchos menos tiene mi porte—digo orgullosa.
—Ya deja tu soberbia Perla—interviene mi hermana menor Helena, lo que me hace fulminarla con la mirada.
—¡Callate Helena!—le ordeno furiosa.
Ella ni se inmuta, solo se cruza de brazos.
—¿Qué me calle? Lo siento hermana, pero no lo haré si tengo que seguir escuchando tus venenosas palabras—dice para después mirar a Lady McDonall —No entiendo porque le dices fea, si veo que Lady McDonall es una mujer normal, agradable a la vista y... ¿gorda? Por favor Perla, ya quisieras tener ese cuerpo con curvas más el gran pecho que tiene esa mujer.
—Tú solo estas celosa de Perla, porque sabes que ella es mejor que tú en todo Helena —responde Lucmila.
Helena se ríe y la mira con una ceja levantada.
—Yo no tengo que envidiarle nada a mi hermana y tu Lucmila... te atreves a llamar feas a esas señoritas, cuando parece que no te has visto en un espejo—dice Helena para después alejarse con nuestras miradas cargadas de veneno sobre ella.
¡Odio a mi hermana menor! ni siquiera nos parecemos en apariencia, mientras yo soy rubia ella es morena, yo soy alta y ella es baja, lo único que compartimos es el color de ojos azules claros.
—Cada día la odio más —mis ojos regresan a Alaric Berfor, quien se lleva a Alezandra Hilbert arrastras del salón y se ve por su mirada que esta furioso.
La rabia, los celos se mezclan en mi interior.
—Están muy juntos... ¿crees que a el Duque le guste?—pregunta mi prima, haciendo que mi mirada cargada de veneno y celos caiga sobre ella..
—No lo se, pero te aseguro algo Lucmila... esa florero no me va a quitar al Duque Wistol.
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©Libre Y Leal. Saga: Siempre Juntas 2
Historical FictionLONDRES 1822. Soy todo un desastre. ¿Por qué? No puedo decirle al hombre que quiero, que me gusta y desearía que me secuestrara en su caballo blanco, con su brillante armadura de... Bien estoy exagerando un poco. Siempre miles de locuras pasan por m...