Alezandra.
Decido visitar a Verónica, tengo que hablar con ella, en la mañana llegaron chismes sobre la llegada de una persona que tal vez no sea la más agradable. Estoy en frente de su residencia, golpeo y no tardan en abrirme la puerta.
—¡Berta que gusto verla!—saludé con una gran sonrisa a la señora mayor.
—Milady, otra vez por aquí —dice divertida.
—Sí, de nuevo... por favor dime que no estan teniendo relaciones conyugales —digo con asco y ella se ríe.
—No, llego en buen momento, adelante Milady —Berta se arrima a un lado permitiendome pasar —La Condesa esta en su saloncito tomando el té.
La miro con el ceño fruncido.
—¿Té? Pero si Veronica odia el té, esa loca destesta su sabor a llervas.
—Deje y la llevo con ella —Berta me guía por la bella mansión hasta la puerta del saloncito.
Entramos sin tocar y hay veo a Verónica sentada en una silla, escribiendo una carta y una taza de porcelana en su mano. Ella me mira y sonríe.
—¡Alezandra! ¿Por qué no avisas que vendrás de visita? —se levanta, me acerco abrazarla.
—Las dejaré solas para que hablen —dice Berta para después salir, cerrando la puerta a su espalda. Verónica y yo nos sentamos.
—¿Desde cuando tomas té?—pregunto interesada —Dijiste que lo odiabas.
—Y lo odio, pero me ayuda con los malestares que estoy sintiendo en este momento —frunzo el ceño con preocupación.
—¿Acaso estas enferma o algo?.
—No, mejor... ¡estoy embarazada! —responde tan campante, dejándome con la palabra en la boca. Mi rostro solo puede reflejar incredulidad.
—¿E-em-ba... embarazada? —ella asientecon una gran sonrisa.
—Me entere hace unos días por culpa de una desmayo, el doctor lo confirmó ¡Estoy embarazada!.
—Estoy muy feliz por ti amiga... pero debes saber que se dice que Marcel Bernal volvió —la gran sonrisa de mi amiga se borra y sus ojos de felices pasan a tener un brillo melancólico.
—¿En serio?.
—Sí, dicen que regreso después de sus viajes alrededor del mundo —le digo estudiando su reacción.
—Espero volver a verlo, he extrañado a mi amigo todos estos años .
¿Quién es Marcel? Pues es una corta historia que se resume en un final para nada grato, Marcel Bernal o como le decia Verónica, "Mar" era un amigo de la adolescencia que estaba muy enamorado de Verónica en ese tiempo. Pero Verónica solo tenía quince años aun era una niña boba que tenía miedo al amor que Mar le profesaba, ella lo alejo con rechazos; distanciandose hasta el punto de que Marcel se fue de Londres después de que le confesara su amor con el interés de casarse con ella algún día y Verónica le rechazo de la mejor manera posible, pero Mar no se lo tomo muy bien.
— Quiero verlo y disculparme por lo que hice - — dice tan triste y yo sujeto sus manos entre las mías.
—¡No seas boba! tú no tienes porque disculparte en todo caso, él tendría que disculparse, se fue a la primera dificultad en vez de quedarse y luchar por ti—le digo intentando subirle el ánimo y parece que lo estoy consiguiendo —Te perdió cuando se marchó al día siguiente, te dejo aquí más nunca te escribió, ahora que sufra y vea de lo que se perdío.
—De todas maneras nunca me hubiera casado con él, no lo amaba y no era para nada lo que yo necesita .
—¡Y que lo digas! Se notaba a leguas —digo recordando como era Marcel.
En ese tiempo era un chico flacuchento de apariencia delicada, estatura media, cabello castaño que siempre peinaba de lado y lo único que llamaba la atención de él eran sus intensos y hermosos ojos azules. Para nada lo que Verónica quería en un esposo.
—Pero tuviste mucha suerte con el marido que escogiste, picarona —le guiño un ojo y ella se ríe.
—No lo negaré, amo a mi esposo, me encanta todo de él, sobretodo amo como es en la cama...
—¡Verónica!—le grito tapandome los oídos para no oírla.
—¡Ay, no te hagas Aleza! Es lo mismo harás con Alaric, cuando...
— ¡Lalalalalalaa no te oigo! ¡Lalalalala!
—¡lo haras cuando se casen y sea la noche de bodas! —dice tan fuerte que de seguro todo Londres la escuchó, la miro con reproche.
—¡De acuerdo! Tal vez eso hagamos pero lo aprendere por mi cuenta, cuando me case con Alaric, él me enseñará no quiero que tú me arruines la sorpresa —ella suelta una gran carcajada —¡Deja de burlarte!.
—Eso es imposible querida amiga —ella se calma y deja de reírse, pero no quita su tonta sonrisa — Vamos Aleza, solo te diré lo básico, cuando pase esa noche...
—¡No! ¡¿Acaso quieres que le diga a tu esposo lo de Marcel?! —la puerta se abre de golpe.
—¿Quién es Marcel?—preguntó la celosa voz del Lord McDonall, el esposo de Verónica.
Ella solo me mira furiosa por decir de más.
—Creo que me ire, mi padre se enfadara por mi retraso —digo y como toda cobarde salgo de ese cuarto dejando a Verónica sola con los platos rotos o mejor dicho, sola con una marido celoso.
¡Es que quien me manda a mi abrir mi bocota!
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¿Qué habrá pasado con Verónica? Después de que salí de su casa vine directo a la mía, no quería quedarme a escuchar su discusión, Heronimo por todo lo que me cuenta Verónica es un buen esposo, amigo y compañero ¿Su defecto? ¡ES DEMASIADO CELOSO! Es el hombre más celoso que conozco (aunque Alaric es igual, incluso creo que es peor).
Pero mejor dejar ese tema de lado, ya me contará después Verónica todo el chisme.
Ahora solo debo terminar este lienzo en el que he estado trabajando estos tres meses.—¡Oh! Ale es hermoso —dice la voz de Catherine a mi espalda, volteo a verla.
Mi adorable rubia de ojos azules, esta maravillada viendo mi pintura.
—Gracias, todavía no esta listo pero... pronto lo estará, acercate —La siento en mi regazo, agarro el pincel, lo sumerjo en tempera y vuelvo a trazar líneas, dar retoques al lienzo y sin querer mancho el vestido de Catha.
—¿Ale?.
—Dime hermosa —digo sin dejar de pintar.
—¿Crees que nuestro padre algún día...? Olvídalo.
—No, ya tienes mi atención. Ahora dime.
—¿Nuestro padre se volverá a casar? —me detengo abruptamente, suelto el pincel y miro a Catherine.
—¿Por qué piensas eso? —pregunto con el ceño fruncido.
—Bueno, sin querer... lo escuche hablando con un tal Lord Petir, los dos hablaban de que padre tal vez debería casarse con la hija de este ¿es verdad? ¡Padre se volverá a casar y ahora tendrá menos tiempo para nosotras! —dice furiosa y con sus grandes ojos azules llorosos, la abrazo intentando tranquilizarla.
Catha es aún una niña, necesitada de un padre, perdió a su madre de bebé, yo intento llenar ese vacío lo mejor que puedo pero tambien necesita esa figura paterna y masculina que le de seguridad algo que mi "padre" nunca a hecho en toda su vida.
—Hablaré con él, calma pequeña de seguro es un mal entendido —digo para tranquilizarla, pero no me ayuda a mí.
Padre se volverá a casar, tiene que darme algunas explicaciones.
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©Libre Y Leal. Saga: Siempre Juntas 2
Fiksi SejarahLONDRES 1822. Soy todo un desastre. ¿Por qué? No puedo decirle al hombre que quiero, que me gusta y desearía que me secuestrara en su caballo blanco, con su brillante armadura de... Bien estoy exagerando un poco. Siempre miles de locuras pasan por m...