ALEZANDRA
Después de la visita de Alaric y lo que paso en mi habitación, nada me quita la boba sonrisa del rostro.
—Hoy estas muy contenta Alezandra —me dice Carmen, quien procede a limpiar mis heridas con alcohol.
—¡Ay!... No lo negaré, estoy feliz Carmen —le digo con una sonrisa.
—Desconozco el motivo de tal entusiasmo ¿Puedo saberlo?.
—No, lo lamento... ¿Mi padre se encuentra?.
—Gracias al cielo se marchó hace un momento después del desayuno ¿Quieres comer algo? No has probado bocado desde ayer.
—No Carmen, gracias pero no creo poder retener nada en el estomago —digo con asco al pensar en comida.
—Pues lo siento señorita, ¡Usted comerá! Aunque sea un pedazo de pan en mantequilla —sentencia con voz dura —Si quieres recuperarte rápido, tienes que tener energías.
—¡Esto es injusto! Odio tener que estar en cama todo el día.
—Estas herida, necesitas reposo —me ordena, y yo ruedo los ojos
—Todo por culpa de él —digo con odio.
—Ya no pienses en eso Alezandra —suspire.
—La verdad aun me resulta increíble todo lo que paso ayer, mi pa... El lord Hilbert nunca me puso una mano encima y mira...—Carmen peina mi cabello con sus manos.
—Como lo lamento mi niña.
—Y yo lamento que Catha haya tenido que ver eso...
VERÓNICA
Me observo en espejo, arreglo unos pelitos sueltos en mi peinado, aplico perfume. Sonrío al ver el resultado.
—Te vez hermosa —veo el reflejo de Heronimo a mi espalda, sonrió y volteo a verlo.
Heronimo esta sentado en la cama, me acerco a él sentándome en su regazo.
—Si quieres no asistimos y nos quedamos aquí —propone y lo miro fijamente a los ojos, enredo mis brazos alrededor de su cuello.
—Heronimo... ¿Qué tienes en contra de los Haggard? —el ceño de mi marido se frunce.
—No tengo nada en contra de esa familia, solo no quiero salir —Acaricio su mejilla, lo besé ligeramente en los labios.
—Necesitamos aunque sea una vez asistir a un baile y que sepan que no desaparecimos, por lo menos por apariencias mi madre me dijo que estaría con mi padre y me hace ilusión verlos, ¡Por favor Heronimo! —digo suplicante haciendo un puchero.
—Maldición, cuando pones esa cara no puedo negarte nada —dice entre dientes.
—¡Sí! Deprisa que se nos hace tarde...
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Apenas entramos a la casa de los Haggard, todas la miradas no tardan en estar sobre nosotros y las murmuraciones tampoco, me aferro al brazo de Heronimo.
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©Libre Y Leal. Saga: Siempre Juntas 2
Ficción históricaLONDRES 1822. Soy todo un desastre. ¿Por qué? No puedo decirle al hombre que quiero, que me gusta y desearía que me secuestrara en su caballo blanco, con su brillante armadura de... Bien estoy exagerando un poco. Siempre miles de locuras pasan por m...