ALARIC
Necesito un respiro de mis responsabilidades, me encuentro con mi madre en la sala charlando tranquilamente.
—¿Has hablado ya con Lady Hilbert para anunciar el compromiso? —pregunta mi madre bebiendo su té.
—Madre, ni siquiera le he pedido su mano a su padre que me odia, Aleza necesita tiempo es muy pronto para que yo la ataque con el compromiso —respondí pero ella solo me miro con desaprobación.
—¡Que tiempo y que niño muerto! Tú ya tienes veintisiete años y esa muchachita veintidos, el tiempo se les paso hace mucho —dice enojada.
Si fuera por mí, hace años me hubiera casado con Alezandra pero mi intención no es asustarla, ni mostrarme desesperado, aunque en el fondo lo este por ya tenerla a mi lado como mi mujer.
—Disculpe la interrupción mi señor, pero la señora Verónica McDonall esta aquí y lo solicita ver urgentemente —anunció una sirvienta —¿La hago pasar?.
—Si has la pasar, esa mujer detesta esperar —le ordeno y ella desaparece por donde entro.
Miro a mi madre.
—Bueno yo me retiro para que hables con tu amiga —dice para levantarse del mueble, pero antes de que logre salir se topa con la pequeña de Verónica..
—¡Romina que gusta verte! —dice mi mejor amiga con una gran sonrisa.
—Igualmente Verónica, por lo que veo el matrimonio te sienta bastante bien.
—Sí, estoy muy feliz —mi madre sonríe.
—Me alegro, te dejo a solas con este innombrable —ruedo los ojos al escucharla, mi madre nunca va a cambiar.
Ella se retira de la sala, dejándome a solas con Verónica.
—Tenías tiempo sin visitarme enana —digo con una sonrisa, ella se mantiene seria —¿A qué debo el honor de esta inesperada visita?.
Pregunto divertido, pero ni eso la hace cambiar de expresión.
—Lamento decirte que el motivo de mi visita, no es nada agradable —mi ceño frunce —Respondeme algo Alaric ¿Has visto o hablado con Alezandra estos días?.
—No, no he podido hablar con ella ¿Pasó algo? —Ella no responde haciéndome pensar lo peor —¡Dímelo Verónica!.
La postura de mi amiga es rígida, se ve frustrada.
—No lo se Alaric, por eso vine contigo... Alezandra me visito hace tres días hablamos cuando llegó Heronimo ella se retiró, al día siguiente fuí a su casa hablar con ella y...
—¡¿Y QUÉ?! ¡No me asustes Verónica! —pregunto alzando un mucho la voz.
—No me dejaron entrar, dijeron que Alezandra se sentía indispuesta.
—De seguro tendra un malestar —digo intentando converme más a mi mismo que a Verónica..
—¡No Alaric! el ambiente en esa casa se sentía... tenso, las empleadas se miraron entre si, sin saber que responder cuando pregunte por Aleza, solamente es un presentimiento pero yo nunca me equivoco, algo le pasó y debió haber sido horrible para que las empleadas tuvieran miedo de hablar —mi respiración comienza a volverse agitada — ¿Alaric?..
—Si lo que dices es verdad y algo le sucedio a Aleza, ¡El que la haya tocado lo pagará caro!.
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La ansiedad de verla me carcome y el carruaje no se mueve lo suficientemente rápido.
—¡Ya calmate Alaric!, tal vez sea una tonta idea mía, tal vez a Alezandra no le haya pasado nada —dice Verónica para tranquilizarme, pero no esta funcionando.
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©Libre Y Leal. Saga: Siempre Juntas 2
Ficción históricaLONDRES 1822. Soy todo un desastre. ¿Por qué? No puedo decirle al hombre que quiero, que me gusta y desearía que me secuestrara en su caballo blanco, con su brillante armadura de... Bien estoy exagerando un poco. Siempre miles de locuras pasan por m...