Maricela me ayudaba arreglarme para la reunión en casa de los Lombardo. Ella peina y trenza mi cabello, ajusta mi vestido, aplico unas gotas de perfume. Al mirarme en el espejo, me gusta mucho como me veo. Tocan la puerta de mi habitación.
—Adelante —la puerta se abrió, mostrando a Carmen con una cara de poco amigos —Carmen, ¿Qué te sucede? ¿Se murió alguien acaso?.Pregunte en broma. Pero ella solo se mantuvo sería.
—Tu padre solicita verte Alezandra, quiere hablar contigo —dice, ahora soy yo la que frunce el ceño.
—¿Qué desea ese viejo conmigo? —pregunté desconfiada. Después de todas las discusiones y lo que me hizo, no puedo esperar nada bueno de ese hombre.
—Anda, habla con él y averígualo — me aconseja Carmen, no se me ocurre que mas puede querer él de mí.
—Si desea hablar conmigo, no tengo alternativa al mal paso darle prisa ¿Dónde esta él?.
—Donde siempre Aleza, en su despacho —me siento un poco inquieta, de seguro no sera bueno lo que me tenga que decir, buscaba valor para enfrentarlo.
—Bien... Oh, Carmen casi lo olvido, ¿Tienes el regalo de Ariana? —pregunté y ella asintió.—Lo buscaré, tú ve a hablar con tu padre.
—De acuerdo —salgo de mi habitación para ir directo a la planta baja, hasta el mismo inmundo despacho donde esta mi padre.
Toqué la puerta y se escucho el fuerte tono de su voz diciendo un "adelante", abrí la puerta y lo vi sentado con una fría calma. Pase a la habitación, sentándome directamente en frente de él. Lo malo de esta situación, es que este ambiente de tensión me hace sentir incómoda y algo nerviosa.—¿Qué se te ofrece padre? —pregunte directa, no deseaba quedarme mucho tiempo.
Sus ojos me recorrieron de arriba abajo.
—Por lo visto ya esta más que lista para irte... Pero no te llame para hablar de eso, sino sobre un tema más importante.
—Pues bien tú dirás, padre —me crucé de brazos, manteniendo una postura sería
—Siempre tan altanera Alezandra, pero bien... Felicidades hija, tienes un pretendiente —responde tan fresco como si fuera lo más normal del mundo y mi cuerpo se tensa.
—¿¡Como que un pretendiente!?! ¿¡Quién!? —exigi saber con desesperación. Esto tiene que ser una broma de mal gusto de su parte.—Es una sorpresa —respondió.
—¡No! ¡No me casaré por tu mero capricho padre! —él solo se divertía con mis negativas. .
—Tendrás que hacerlo te guste o no querida hija, ahora si no quieres hacerme enfurecer, lo mejor que puedes hacer es lárgate de una vez, hoy no tengo ganas de gritar y castigarte —dice tan tranquilo.Lo fulmine con la mirada, salí del despacho echando chispas. Carmen va bajando las escaleras con la pregunta en su expresión. Veo la pequeña caja de madera en sus manos, me acerco a ella quitandole el regalo de las manos.
—No quiero hablar de nada ahora Carmen —sentencie furiosa, me marché de esa maldita casa. Los ojos me picaban, pero no me salen lágrimas.
No lloraré, no lo haré mucho menos ahora, si mi padre cree que aceptaré así tan fácil. Estaba equivocado, primero muerta antes que esposa de otro hombre que no fuera mi Alaric.
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©Libre Y Leal. Saga: Siempre Juntas 2
Ficção HistóricaLONDRES 1822. Soy todo un desastre. ¿Por qué? No puedo decirle al hombre que quiero, que me gusta y desearía que me secuestrara en su caballo blanco, con su brillante armadura de... Bien estoy exagerando un poco. Siempre miles de locuras pasan por m...