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Abrí la puerta del laboratorio de Greg y el me observó curioso. Le sonreí.
—¿Vendrás o qué?—pregunté. Se quitó la bata y se colocó su chaqueta. Ambos salimos del laboratorio, pedí una de las camionetas y nos marchamos. La mina Carson quedaba a media hora fuera de la ciudad y allí nos dirigíamos.
Encendí la radio, el pronóstico diagnosticó lluvia; mala suerte.
Estábamos fuera de la ciudad, aun nos quedaban algunos kilómetros.
—Me pregunto cómo encontraron el cuerpo... Está muy desolado por aquí—dijo Greg. Abrí la guantera, allí estaban los detalles del caso. Tomó uno de los papeles y comenzó a leer—Pues aquí dice que la halló una pareja, a un lado de la ruta.
—¿La bota era del asesino o de la víctima?
—¿Qué clase de persona no lee el caso completo antes de ir a investigar?
—¿De quién es la bota, Greg?—insistí.
—Víctima. No hay señales del agresor, es un hombre pero no aparece en la base de datos. Eso lo explica.
—¿Qué cosa?
—Qué fue tan idiota como para dejar sus huellas por todo el lugar, alguien con antecedentes no haría eso.
—O fue demasiado improvisado. ¿Nombre de la víctima?
—John Brady, treinta y tres años, vivía con su abuela, era fotógrafo.
—Quizás andaba por las afueras por... El paisaje.
—Bueno, no que fuese un buen paisaje que valga la pena fotografiar.
—Lo vale, pero no arriesgaría mi vida en ello—dije.

Llegamos a la entrada de la mina. Dos policías aún vigilaban la escena, le enseñamos las placas y nos hicieron firmar el registro. Un trabajador de la mina estaba allí y se ofreció a guiarnos. Nos dieron el equipo e ingresamos.
—Jamás había visto a ese chico, trabajo siempre aquí y reconozco a los visitantes que vienen a fotografiar el lugar. Muchos empresarios y turistas—decía el hombre—. A veces insisten en entrar y llegar al final pero es peligroso. Hay peligro de derrumbe.
—¿Y aún así reciben turistas?—preguntó Greg.
—Sólo el final, chico, es lo único que tiene peligro de derrumbe.
—Gracias por alarmarnos, iremos hasta el final... espero que corra rápido—dije.
Caminamos y caminamos, quince minutos aproximadamente y ya comenzaba a sentir la falta de aire.
—Greg ¿Cuando hace aquí? Hace calor.
—No lo sé. Olvidé el maldito termómetro en la camioneta—decía mientras se ventilaba. El hombre se sentó.
—Hasta aquí llegué yo, hace demasiado calor para alguien de mi edad—dijo él. Asentí.
—Está bien, señor. Nos fue de ayuda. Si quiere puede volver, desde aquí iremos nosotros. Seremos cuidadosos—dije. Greg me observó sorprendido y asustado.
El hombre sonrió y retomó el camino para volver.
—¿Acaso es un plan suicida o algo?
—Por favor, Greg. No vamos a morir. Continuemos...
Se levantó y seguimos caminando.
Greg apuntó con la linterna hacia delante ya que se nos hacia cada vez más oscuro. Comenzamos a ver pequeños destellos que reflejaban la luz.
—El premio mayor—dije.
—Está parte es peligrosa—dijo Greg observando el techo de la caverna.
—Sigamos y manten los ojos abiertos, por aquí pasó nuestro cadáver cuando aún respiraba.
Seguimos caminando unos minutos más hasta que Greg cayó.
Me acerqué a él.
—Te dije que mantengas los ojos abiertos—le dije observando su pierna. Tenía una gran herida causada por una roca que se chocó.
—Volvamos a la entrada—dijo.
—¿Estás asustado?
Abrí el botiquín y saqué unas vendas, alcohol y gasa. Mojé la gasa con el alcohol y las presioné en la herida de Greg; él solo emitió un quejido. Cubrí su pierna con la venda y lo ayudé a incorporarse. Se quejó.
—Volveremos... Ya sé porque Grissom no te saca a pasear—reí. Guardé el botiquín. Tomé una muestra rápida de cada mineral y los guardé. Luego tomé a Greg y comenzamos a caminar. El apuntaba con la linterna hacia delante, daba pequeños brincos ya que su pierna le dolía, de vez en cuando se quejaba. Aun veíamos diamantes por las paredes, no íbamos a parar hasta llegar a la zona segura.
Escuché un gritó fuera de la caverna, observé a Greg y comenzamos a caminar más rápido. Luego escuchamos una explosión y veíamos como la luz naranja se aproximaba a nosotros. Greg me lanzó al suelo y nos cubrimos mutuamente. La onda de calor pasó sobre nosotros. Las rocas comenzaron a caer cubriendo nuestro camino a la salida. Tomé a Greg y lo ayudé a incorporarse.
—Apresúrate—dije mientras lo ayudaba a caminar.
—Es imposible—dijo.
Y tenía razón.
La salida estaba totalmente bloqueada por las rocas. Maldición.
—¡Hey!—grité. Greg se alejó y se sentó cerca de un muro. —¡Ayuda!—Observé a Greg—Lo siento—. Devolví la vista al muro—¡Policía! ¡Hola!
—¿Qué vamos a hacer?
—Gritar. Había policías allí, deben haber escuchado la explosión, tienen que asegurarse que nosotros volvamos.
—¿Y el grito? ¿Y si alguien los asesinó?
—Eran dos, no se escucharon disparos y no creo que sean tan idiotas como para dejarse asesinar, Greg. Tu sólo... no seas tan pesimista.
Me acerqué a él.
—Sólo espero no perder la pierna.
Reí. Me senté junto a él.
—Vamos a salir de aquí—saqué el móvil.
—Apuesto a que no hay señal.
—Sólo una barra... Creo que alcanza con eso—marqué el numero de Grissom.
Gri--om.
—Diablos, Grissom, ven rápido a la mina Carson, estamos atrapados.
¿Qué e---n q--?
—Grissom.
No lo--- --nder.
Mina Carson.
¿Ca---n?
La llamada se cortó. Observé a Greg.
—Sabrán que ocurrió algo malo y rastrearán la señal—le dije aunque no estaba muy segura. Quería tener esperanzas. Sabía que ellos iban a sacarnos pero ¿Cuando tardaría eso? Estaba preocupada por Greg, podría contraer cualquier enfermedad por la herida. Solo quería que experimentara la acción pero no de esta manera.
Él sonrió.
—¿En qué piensas?—me preguntó.
—No lo sé... quería comenzar otra vez y retomar el trabajo que dejé. Volver a ser feliz con esto... Y aquí estoy atrapada en una mina.
—¿Qué ocurrió? Todos hablan de ti y un caso en Reno, ahora tienes mucho tiempo de sobra para contarme.
Suspiré. Todas las personas que sabían sobre ello eran los del laboratorio o quizás alguien que lo leyó en el periódico o lo oyó en la radio o televisión. No estaba segura si contarle, sentía que si comenzaba a hablar automáticamente convertiría la caverna en un río.
Tomé aire.
—Trabajaba para el laboratorio, nos llegaron muchos casos ese día. Fue un sábado, eran casi las doce y Grissom me asignó uno que aparentemente era un robo...

(N/a: La historia del caso en Reno seguirá en el próximo capítulo. Lo narrará Amanda como si fuese un flashback pero con todos los detalles y seguramente tendré que dividirlo en dos partes)

CSI: Las VegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora