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Habían pasado dos años desde el incidente en Reno. Dos años desde aquel trágico accidente. Dos años sin volver a portar un arma por miedo, por vergüenza.
Amanda Collins llevaba dos años evitándose a ella misma y sus raíces.
El teléfono sonó, eran las seis de la mañana. Lo dejó sonar hasta que éste paró. El teléfono sonó nuevamente y Amanda se levantó a atender.
—Hola—dijo desganada.
Collins—dijeron desde la otra línea. Aquella voz masculina la hizo estremecer recordando a su madre. —Ha pasado mucho tiempo...
—Si. Lo sé—dijo ella. Pensó en colgar, en lanzar el teléfono y dormir hasta el día siguiente.
¿Cómo has estado?
—No lo sé.
No quiero andar con rodeos y eso... vi tu fotografía en un artículo de hace dos años y recordé que Grissom tenía tu número, intenté llamar a tu casa y nada. Llamé a Suzanne y ella me dio tu número. Sé que hace tiempo que no hablamos pero le prometí a tu madre que iba a ayudarte ¿Recuerdas? No quería llamarte en plena víspera navideña así que esperé y esperé. Grissom te quiere devuelta... él sabe que lo necesitas.
—No necesito nada, Nick—respondió.
Por favor, Amy. ¿Podemos encontrarnos y hablarlo con calma?
—Nick, no hay nada de qué hablar.
Suzanne me dijo que estas mal. Viviendo sola en quien sabe donde.
—Ella no sabe nada sobre mi.
Yo si. Te conozco hace tiempo, Amy. Vamos. Por favor.
—Vete a la mierda.
Amy...
—¿Qué demonios quieres? No voy a volver, no después de lo que sucedió.
No fue tu culpa.
—Desde ese día que no toco una maldita arma.
Puedes volver, siempre habrá un lugar para ti.
—Balística está llena de armas, idiota. No volveré.
—¿Donde estas? Iré en veinte minutos.
—Ni creas que te diré.
Piénsalo. No está mal tener un amigo.
—Feliz navidad—dijo Amanda y colgó.
Se recostó en el sofá y tomó su teléfono. Abrió la lista de contactos y buscó a Nick. Había cambiado su número de teléfono hace dos meses y no tuvo el coraje de enviarle un mensaje en ese tiempo, pero Nick la había llamado y quería hacerla volver al equipo, eso la hizo sentir bien.

Le escribió a Nick.

Bien, Stokes. Tu ganas.

Nick se dirigió al laboratorio en el que se encontraba Grissom; estaba en ADN hablando con el chico nuevo, Greg, quien había llegado después de la salida abrupta de Amanda.
—Gris—dijo. Él hombre lo observó—Hablé con Collins.
Nick tenía una gran sonrisa, estaba emocionado y feliz.
Grissom salió del laboratorio diciéndole algo a Greg y luego se dirigió a Nick.
—¿Cómo está ella?
—Pues no lo sé. Iré a verla, debe volver. Su hermana dijo que se encontraba destrozada aún y que no tiene trabajo, nada. Balística la necesita. Yo también. Muchos de nosotros aún la extrañamos.
—Ve... Su madre era grandiosa, ella también lo es y nos hace falta—dijo por último Grissom y se marchó con unos archivos debajo de su brazo.

Nick leyó la dirección y observó el edifico. Estaba en el lugar correcto.
Frente a él se levantaba un edificio viejo y desestabilizado, con un aire a ambiente sucio, no era del gusto de Amy. Siguió las indicaciones y entró, habló con el conserje y éste le indicó el piso de Amanda. Usó las escaleras porque el elevador estaba averiado. Llegó al piso, departamento veinte y tocó.
La puerta fue abierta por Amanda, su cabello negro caía por los hombros y el flequillo tapaba sus cejas. Tenía un buzo gris de lana y un pantalón blanco que usaba como pijama. Estaba desaliñada pero hermosa.
—Nick—dijo ella. Nick la abrazó —Haz estado comiendo bien—rió. Lo invitó a pasar, el interior se veía como Amanda. Tenía cuatro paredes de distintos colores y muebles y accesorios de llenos de vida aunque mal cuidados. La cama estaba desarmada, había comida sobre la mesa y cajas de pedidos en todo el departamento. Papeles, papeles y papeles. Archivos, artículos, casos. Una pared llamó la atención de Nick; el caso de Reno.
—¿Por qué tienes esto aquí?—dijo Nick acercándose a esa pared con artículos del periódico dedicados al caso.
—Me recuerda a todo lo ocurrido en Reno.
—¿Por qué lo haces? Eres buena en tu trabajo ¿Por qué tienes esas críticas allí?
—Basta, Nick. Siéntate, tomemos café como en los viejos tiempos.
—No entiendo por qué lo haces—decía él sentándose. —¿Pensaste en lo que te dije?
—¿Tu crees que aún me quieren en el laboratorio?
—¡Claro que si! En balística aún no ocuparon tu puesto pero tu laboratorio... bueno, ya no es tu laboratorio. Tiene nuevo dueño.
—¿Si? ¿Quién? ¿Un novato o alguien que ya conozco?
—Novato. Es agradable... De hecho me recuerda a ti. Sus gustos raros... La inocencia.
—Me halagas—Amanda le entregó una taza de café a Nick. —Lo pensé, pero aun tengo dudas... Hace dos años que no toco un arma.
—Tengo mi arma aquí ¿La quieres?
—Deja de ser idiota.
—¿Volverás?—preguntó Nick tomando las manos de Amanda—Debes volver. Tienes que olvidar lo de Reno, Amy.
—No puedo, Nick, cometí un gran error allíe—lla soltó las manos de él y evitó el contacto visual—Ese tipo mató a personas inocentes y a mi madre, por mi culpa.
—No, no fue tu culpa.
—Claro que lo fue. Tu le hubieras disparado—el labio inferior de Amy comenzó a temblar y se le creaba un nudo en la garganta que le hacía cortar la voz—Sólo yo cometo errores así. Que le cuestan la vida a otros... Soy una basura.
—No...—Nick tomó el rostro de Amy entre sus manos. —Eres una buena CSI—susurró. Ella lo observó, sus ojos verdes se clavaron en Nick. Ambos se veían igual que hace dos años atrás pero ya no se atraían como antes, aun así Nick la veía hermosa y radiante aunque su ánimo estaba maltratado. La besó, queriendo volver a sentir lo que solo ella le hacía sentir, pero nada. Eran amigos y ambos lo sabían. Ya no se amaban, ya no era lo mismo para ninguno de los dos. Amy sólo sintió los fríos labios de Nick y ni siquiera le siguió el compás del beso, él sintió aquello y se alejó.
—Lo siento—susurró Nick.
—No quiero ser grosera... Te amaba, realmente te amaba. Las cosas cambiaron y todo... Todo cambió, Nick. Ya no siento nada—dijo y lo abrazó.
—Descuida. Sentí lo mismo.






N/a
💧La portada es un asco, si. Lo sé pero no tenía tiempo ni los recursos necesarios para hacer una mejor.
💧No es una fic con Nick, sepanlo.

CSI: Las VegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora