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Volteé y sentía que el pulso se me detenía. Desenfundé mi arma y apunté.
—¿Qué diablos haces aquí, Simmons?
—Estaba por preguntarte lo mismo. Salí de prisión y estaba dando una vuelta por la ciudad...—decía mientras subía a su automóvil.
—¿Saliste? Deberías estar muerto.
—¿Cómo tu novio? ¿Cómo Hugh?
Se estaba burlando de mi. Ese infeliz.
—Nos volveremos a ver—dijo y encendió el coche. Se marchó dejando una densa nube de polvo.
Acabé con el trabajo y volví al laboratorio. Warrick hablaba con Sara y se me acercó al verme.
—Ya estoy bien, tome algo y puedo seguir—dijo.
—No creo que pueda... Tengo que hablar con Grissom—dije y me fui hacia su despacho. Entré, él estaba puliendo una roca, al verme se acomodó los anteojos y juntó sus manos sobre el escritorio. —¿Por qué no me dijiste que Simmons salió de prisión?
—Si te avisaba irías por él.
—¡Casi asesina a una pobre mujer!—grité.
—No pude hacer nada—dijo y tomó su roca—. Nadie pudo hacer nada.
—Perdimos a Hugh ese día.
—Y yo al igual que tu lamento esa pérdida... Ahora, dime donde viste a Simmons.
—Apareció en mi escena, estaba tan vivaz. Es un imbécil.
Salí del despacho.

Días después...

Nick se acercó con una gran sonrisa, enseñándome su carnet.
—¡CSI NIVEL 3, CARIÑO!—gritó. Me alzó y comenzó a girarme.
—¡Estas grande para estas cosas!—gritaba mientras seguía girando. Se detuvo y me devolvió al suelo. —Felicidades.
Lo besé. Warrick ingresó a la sala de descanso y palmeó la espalda de Nick felicitándolo. Me alejé de Nick y tomé los papeles que había dejado sobre la mesa.
—Debo irme, Stokes—le dije. Golpeé su cabeza con los papeles y me marché junto a Warrick—. ¿Tomaremos huellas de todos los empleados?
—Y muestras de ADN—acotó.
—Bien... tendré mucho trabajo hoy.
—Ya le dije a Grissom que debería promover a alguien más.
—¿No me crees capaz de hacer todo el trabajo?
Él rió.
—Bien. Tu tomarás las muestras—le dije.
Llegamos a la tienda donde trabajaba Hammer, luego de decirle a su abuela que el joven fue asesinado nos comentó que tenía muchos problemas con sus compañeros de trabajo.
Entramos y el gerente nos recibió.
Nos guió hacia la parte trasera de la tienda donde había reunido a todos sus empleados, entramos y aquella sensación de temor y pánico se volvía a presentar.
Brown lo supo y me sacó de la sala disculpándose.
—Ese maldito está ahí—dije temblando—. A puesto que fue él. Apostaría lo que sea.
—Simmons no es tan tonto para intentarlo otra vez—dijo Warrick abrazándome—. Si no puedes seguir vete, estaré bien.
—Es mi trabajo.
—Deja de ser trabajo cuando se vuelve demasiado personal.
—Estoy bien, Warrick. Descuida.
Luego de tomar las muestras a cada uno de los empleados nos largamos. Simmons estuvo sonriendo todo el tiempo.
Confirmamos casi todas las coartadas y eliminamos a cuatro de ellos como sospechosos. Curtis Simmons aún era sospechoso.
Volviendo a Lopez, si, Hammer lo había asesinado. Pero ahora Hammer estaba muerto y debíamos encontrar a su asesino. Al niño lo habían asesinado con un cuchillo de cocina y lo lanzaron en un descampado.
No teníamos el arma ni mucha evidencia. Solo unas colillas de cigarrillo que él tenía, algunos fueron fumados por varias personas. Entre ellos Simmons.
Debíamos volver y preguntarle.
Fuimos hacia la tienda y preguntamos por él pero no se encontraba.
Nos dieron la dirección de su hogar y allí fuimos.
—Tiene buena pinta—dijo Warrick observando la casa.
—Demasiado buena—dije y entramos.
Golpeamos, la puerta de la cochera se abrió y un auto salió a toda marcha dejando un rastro de llantas que continuó unos metros.
—Simmons se va—dijo Warrick. Golpeé la puerta y la tiré abajo, entré. Brown me siguió.
Fuimos a la habitación donde habían diversas prendas de mujer, entre ellas había una cartera, la tomé y observé la fotografía.
—Es un imbécil—dije, tomé mi celular y marqué el numero de Nick. Atendió. —Busca a Jade Williams.
¿Del caso Simmons?—preguntó.
—Si—respondí y oí como tecleaba. —Warrick, tenemos un grave problema.
—Intentará terminar lo que comenzó—dijo Brown.
La reportaron desaparecida hace dos días.
Curtis Simmons la tiene—dije. —Vamos para allá.
Salimos de la casa y fuimos hacia el laboratorio donde Grissom nos recibió y juntó a todo el equipo.
—Curtis tiene un automóvil azul, Peugeot, ya se emitió una orden de captura—dijo Catherine.
—Pudo haber cambiado de coche—comentó Warrick con sus manos en la cintura. —Eso se ha vuelto más difícil.
—Tenemos que atraparlo—dije.
—Te quiero fuera del caso, Amanda—intervino Gris.
—¿Qué?
—Sabemos cual es tu historia, te quiero fuera del caso.
Mi mamá llegó corriendo y me abrazó. Luego se dirigió a Grissom.
—Estaré a su disposición, Gil—le dijo.
—No saldré del caso.
—Amy, debes escucharlo—comentó Nick mientras se acercaba a mi.
—No saldré. Yo comencé con este caso, yo debo terminarlo—dije finalmente. Grissom sonrió rendido.
Buscamos todo contacto de Simmons. Todo con respecto a él.
Encontramos tarjetas de Reno y recibos de allí. Por lo que indagamos más.
Simmons había rentado un apartamento allí y nos comunicamos con la policía de Reno, Nick, Warrick, mi mamá y yo iríamos por Curtis.

Llegamos y no habían señales de Simmons. La policía no lo halló en su casa, aunque si el automóvil. Él y la chica se habían esfumado.
Fuimos a la casa, entramos y comenzamos a buscar algo que nos dijera donde está.
Nada.
Fuimos al laboratorio criminalista de Reno donde nos recibió Oliver, el jefe del turno día. Hablamos un rato con él y nos explicó que Simmons primero pasaría por Reno y luego iría a Las Vegas para cumplir su sentencia sea cual sea.
Habían pasado unas horas y todos buscaban desesperadamente a Simmons.
Yo lo esperaba, él vendría a buscarme. Sabía que me odiaba y haría todo lo posible para lastimarme. Jamás se detendría. Lo mandé a la cárcel una vez y ahora lo haré nuevamente y si es necesario, haré que le apliquen la pena de muerte.
El teléfono sonó.
Oliver atendió.
—Hallamos a Curtis Simmons.

CSI: Las VegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora