Brad empezó a besarme, muy apasionado, pero yo no podía corresponderle.
- Que pasa? -me preguntó.
- Tengo que decirte algo.
- Pues dime.
- Amy
- Que? Quien es Amy?
Suspiré.
-Ella trabaja aquí, fue la que te gritó el otro día, ella me ofreció vivir en su departamento y yo acepte...
-¿Y? -Me interrumpió.
- Shhh, dejame hablar. Y -proseguí- el problema es que ella es lesbiana y ella me quiere, le gusto. ¿Entiendes? Tengo mucho que agradecerle, me ofreció un lugar donde dormir y no quiero dejarla. Me odiará si me voy contigo, no se que hacer.
Te seré sincera, bueno, nos besamos y hubo más que eso...- Eres lesbiana también? - Me interrumpió de nuevo.
- No! Bueno... Soy bisexual, creo, no lo sé. Ese no es el caso, el caso es que ella no me gusta, solo me gustas tú.
Brad sonrió y yo también.
- Bueno, mira, no puedes quedarte atado a una persona para siempre, solo por una deuda como la que tienes con Any.
- Es Amy -dije.
- Como sea. El punto es que hay miles de formas de agradecerle su amabilidad, pero fingir algo que no sientes... no es la solución y no es justo para ella. Sé sincera.
- Si... Tienes razón. No es fácil, no debí llevar las cosas tan lejos.
- No hay que hablar de lo que ya fue, ve y habla con ella.
- Ahora mismo? -Se me aceleró el corazón.
- Pero por supuesto, no me iré de aquí hasta que no resuelvas eso. Por favor haslo.
- Está bien, esperame aquí. No le abras a nadie, y si alguien toca finje gemidos para no levantar sospechas.
Se rió.
Salí a buscar a Amy y mi corazón parecía el de un obeso después de subir 5 escalones. Pregunté por ella en la barra y Jhon me dijo que había entrado con un cliente a una habitación. No sabía en cual de todas estaría, así que tuve que abrirlas casi todas. Me encontré con muchas cosas en esas habitaciones, desde Jess intentando hacer fluir la sangre en el pene de un anciano, hasta una orgía en la que Carime también era participe.
Después de un rato de perturbar mi mente, al fin la encontré, en una escena nada linda. El tipo con el que estaba literalmente le quitaba el aliento. La estaba ahorcando y golpeando. Lo único que se me ocurrió hacer fue coger una botella de cerveza que había en el piso y la rompí en su cabeza. El tipo cayó sobre Amy, así que la ayude a quitarlo de encima. Ella estaba muy golpeada y asustada, solo me abrazó y empezó a llorar.
- Por eso odio a los hombres - dijo entre lágrimas.
Sentí mucha tristeza y también lástima por ella, al parecer le había tocado un cliente al que le gustaba un POQUITO el sadomasoquismo.
Llamé a Jhon antes de que el tipo ese se despertara (si es que no lo había matado), Jhon llegó corriendo, saco al viejo arrastrado y sin ropa hasta la calle. Nadie llamó a la policía, no queríamos problemas, y después de un rato no sé supo nada más de él.
- Gracias Tahia, gracias - decía Amy y lloraba a mares- gracias, de verdad...
- Estas bien? -pregunté.
- Si, si estoy bien, pudo ser peor, maldito viejo, tantos golpes y ni me pagó -se rió.
- No es gracioso Amy, pudo matarte.
- Está bien, gracias por preocuparte -Amy se seco las lágrimas- te quiero mucho Tahia.
Yo no dije nada, ella me abrazó muy fuerte. No podía creer que esto hubiera pasado justo cuando necesitaba hablar con ella. Fuimos a la oficina de Carime para ponerle algo en la cara golpeada de Amy, ella me besaba pero yo me alejaba.
- Que pasa?
- Amy, yo... Necesito decirte algo.
Amy puso una cara triste como si supiera lo que le iba a decir.
- Amy, no quiero que te hagas ilusiones conmigo, yo no siento nada por ti, más que afecto, eres solo una amiga... Perdoname, entiendo si quieres que me vaya de tu apartamento, hoy mismo recojo mis cosas y me largo... lo siento...
- Entonces lo que pasó entre nosotras no significó nada para ti?
- Bueno, admito que si me gustó, pero nada más que eso.
- No puedo creerlo... -Me miró con odio y tristeza- está bien, está bien... agradezco que seas sincera, sé que te gusta ese imbec... Brad. Espero seas feliz con él y te haga su esposa como te lo prometió.
Amy me miró a los ojos y me preguntó si podía darme un último beso, le dije que si. Me lo dió y se levantó de su asiento.
- Él quiere a una prostituta como su esposa. -Decía y repetía mientras salía de la oficina y reía a carcajadas.
Volví a la habitación y le conté todo a Brad.
- Entonces aceptaras venir a vivir a mi apartamento, serás mi esposa y dejarás este trabajo?
- Wow Wow Wow, cálmate un poco, si?
- Entonces!? Dime de una vez, no juegues conmigo Tahia, se sincera conmigo, alguna vez dejarás ese maldito trabajo? - Dijo con rabia y casi a gritos.
Me sentí muy mal, de repente me di cuenta que todo el mundo me odiaba y también estaba colmando la paciencia de Brad.
- Que pena contigo pero no tienes derecho a enojarte y menos a gritarme, yo nunca me comprometí a cumplir todas esas cosas. Así me conociste, por que me quieres cambiar? Además me conoces hace muy poco, no seas ridículo, como quieres que sea tu maldita esposa sin siquiera haber tenido una relación antes.
- No creo que el tiempo sea importante, se que tu sientes lo mismo que yo. Tu misma me dijiste que te gustó... No es así?
- Si, eso dije, pero la gente no contrae matrimonio nada mas por que se "gustan"
- Nosotros no somos como esa gente.
- Sabes que creo? Que sólo buscas un poco de cariño para llenar los vacíos que tienes en tu vida, entonces cuando una puta en un burdel fue amable contigo sentiste un alivio en tu pobre corazón y pensaste que debías entregarme tu cariño por eso.
Creo que estas muy confundido conmigo.Nos quedamos en silencio.
- Creo que deberías irte -Dije.
- Me iré, pero ten en claro que no estoy confundido, no soy ningún idiota y estoy seguro de lo que siento. Sólo piensa en todo esto... Piensa en todo lo que te he dicho. Yo te esperaré el tiempo que sea necesario.
Que cursi.
Me dio un beso en la frente, me dejó el dinero y se fue. De inmediato me arrepentí de todo lo que le dije. Soy una completa idiota.
Siento haber tardado tanto tiempo en publicar otro capítulo, trataré de ser más constante. Gracias por el apoyo 🖤
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El Diario De Una Puta
RandomTahia es una joven que desde muy pequeña tuvo aspiraciones un tanto raras y una de ellas era convertirse en una buena prostituta.