5 de abril.

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Hoy me había levantado con los ánimos a millón, decidida, feliz, y como siempre, Xavier me escribe.

-¿Como estas hermosa?
-Bien gracias a Dios, ¿y tú?--le dije.
-Muy bien, con suerte de pie.
-¿Por que?, ¿te pasa algo?--Ya me estaba preocupando este tipo.
-Solo que estoy un tanto cansado.
-Eso no es nada, con dormir se te quita.

Me encantaba hablar con el, se había convertido en una rutina, pero la rutina que jamás me iba a aburrir.

Estaba llegando Semana Santa, muy bonita de celebrarla allá en la iglesia, ya solo faltaban 10 días, donde las chicas se esmeran en ir hermosas, los chicos en ir guapetones, y todo mundo alegre y radiante.

Quería verlo cuanto antes, quería sentirlo, quería besarlo, pasar un ratico con el.

No sabía qué decirle para verlo, así que me fui por donde más le gusta, el sexo.

-Oye, vamos a coger.-- le dije.
-¿Que día puedes?
-Cualquier día, no pongo objeción.--le dije.
-Yo te aviso cuando la casa este sola.
-Está bien. -- le respondí.

Bueno al menos ya sabía que en uno de estos días le iba a ver.

Ya era tarde, como las 10:00p.m., tenía que dormir.

Pidiendo a Gritos tú amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora