LA BUSQUEDA

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  CAPITULO 5

LA BUSQUEDA.

La señora Chan al ver la foto, ahora recordaba. El rostro de la esposa del doctor la había visto antes, en otras fotos que el doctor tenía dispersas por la casa. Sin embargo, no les había prestado atención, sino hasta ahora. Muchas veces había encontrado al doctor Ji Hoo observar la foto que ahora tenía en sus manos con tristeza y melancolía en el rostro. Siempre que descubría al doctor observándola, éste la guardaba inmediatamente. La señora Chan no preguntaba, aunque moría de ganas de saber que foto era aquella. El Doctor Ji Hoo era muy reservado en su vida personal. Aunque tarde o temprano averiguaría, porque para ella no había secretos. Y más aún ahora teniendo a su "esposa" en la casa. Era de todos conocidos en el poblado que la señora Chan se enteraba de todo. Todo lo que sucedía pasaba por ella, por lo que el secreto del doctor pronto caería en su poder. Y no estaba dispuesta a quedarse con la duda.

Mientras tanto, en Seúl, un desesperado Jun Pyo llega exigiendo información. Su fiel ayudante, el director Jung, le informa lo que sabe hasta ese momento. Que Jan Di no se quedó en la ciudad, que aparentemente viajó en auto de regreso a Seúl hacía 2 días y que hasta ahorita no aparecía. Jun Pyo pide inmediatamente que lo trasladen para la ciudad de Gangwon, él mismo se encargaría de la búsqueda, a lo que el director Jung le contesta que ya lo están haciendo. Jun Pyo enfurecido le dice que él mismo lo hará y que obedezca su requerimiento. El director lo mira con ojos de compasión y solicita preparen el helicóptero para llevar a Jun Pyo ahí.

Tae In y la madre de Jun Pyo observan la escena. Tae In trata de disuadir a Jun Pyo, tomándolo del brazo. Él, con furia contenida le pide que lo suelte. - No me obligues a ser grosero – le dice.

Tae In lo observa con temor y lágrimas en los ojos. La presidenta Kang le pide a Jun Pyo que tenga calma. Jun Pyo le grita a su madre que como es posible que hubiera mandado a Jan Di a esos eventos sin su consentimiento. Le dice que si le llegara a pasar algo a Jan Di jamás la perdonará. Se da la media vuelta y se marcha sin importarle el llanto de Tae In y los gritos de su madre.

En la mente de Jun Pyo solo anidan imágenes horrorosas de Jan Di muerta o herida. Ya lo ha pasado antes y no soporta tener que pasar por esa angustia. En su mente, suplica que Jan Di esté bien, donde quiera que esté. Sube al helicóptero con la esperanza sembrada en su corazón.

En el poblado, la señora Chan se dirige a limpiar y curar las heridas de Jan Di. Al entrar al cuarto, aplica su misma rutina, abre las cortinas y recoge y limpia las tazas de café que Ji Hoo ha tomado durante la noche en vela. Desde que Jan Di había llegado al pequeño hospital, el doctor no había dejado de pasar la noche junto a ella en espera de reacción. La señora Chan, por su experiencia en enfermería, sabía que era cuestión de horas que Jan Di recobrara la consciencia. Si no sucedía, entonces la tendrían que llevar de urgencia a otro hospital, pero debido a las lluvias que aún no paraban, eso sería casi imposible. Rogaba por que recuperara la consciencia pronto, por lo que mientras hacía la limpieza le hablaba. Después de saber que el doctor era su esposo, la señora Chan le hablaba de él, le decía que su esposo la cuidaba, que no estaba sola, que abriera los ojos porque alguien la esperaba. Aparte, deseaba fervientemente que el doctor tuviera una compañera, y que mejor si era su esposa.

Jan Di soñaba. Soñaba estar en una playa... Observando el mar, de repente alguien se acercaba y la escena cambiaba. Soñaba que alguien le llamaba de lejos, pero al buscar la voz no la encontraba. Soñaba que alguien le decía que no se fuera... que lo esperara. Soñaba que abrazaba a alguien que temblaba (¿quizá de frío?). Soñaba caerse al agua y no poder nadar. Soñaba que alguien la rescataba, pero no podía verle el rostro. Soñaba que alguien la abrazaba, podía sentir el calor... Soñaba que alguien lloraba y las lágrimas caían sobre su rostro... Soñaba que alguien la llamaba... ¿Jan Di?

-Su esposo la quiere ver sana, señora – Jan Di pudo escuchar esas palabras, aunque no podía abrir los ojos. ¿Esposo? se preguntó. – Por favor, luche – escuchó. Sintió algo frío en los brazos, se quiso quejar, pero no salió ningún sonido de ella. Podía sentir que alguien le limpiaba los brazos, las piernas... podía escuchar sonido de agua a lo lejos, lluvia quizá. Nuevamente se sumergió en esos sueños, en donde alguien cuidaba de ella. Se sentía tan cómoda ahí.

En su pequeño consultorio, Ji Hoo trataba de captar señal en la pequeña televisión que tenía. Nada. El celular, tampoco con señal. Quería saber que había pasado, si Jun Pyo se había accidentado también, si buscaban a Jan Di. La incertidumbre no lo dejaba en paz. Pero por lo menos se consolaba pensando que Jan Di estaba bien, era solo cuestión que despertara. Pidió en su corazón que todo fuera para bien.

Jun Pyo había llegado a Gwangon y se había ido directo al lugar de donde Jan Di había partido. Ahí le informaron lo mismo que a las autoridades, que Jan Di había dejado el lugar a la hora convenida, pero no sabían hacia dónde. Las autoridades le informaron que estaban en la búsqueda en las carreteras, pero la lluvia hacía difícil la visibilidad. Jun Pyo solicita que le consigan una motocicleta, irá por ella no importando qué. Avanza por las carreteras a la velocidad superior a la permitida. Después de 2 horas de recorrido, a lo lejos, puede ver las luces de las patrullas de policía que se encontraban detenidas. Su corazón dio un vuelco. Se detuvo y bajó corriendo. Se identificó y preguntó la situación. Los policías le informaron que habían encontrado rastros de derrape, por lo que estaban verificando las zonas cercanas. Jun Pyo observó el panorama. Su mente estaba trabajando al mil. ¿Qué había pasado? Con la desesperación en la voz, empieza a gritar su nombre con todas sus fuerzas: ¡Jan Di! ¡Jan Di!

En el dormitorio donde se encuentra Jan Di, los truenos se escuchan a lo lejos. Jan Di se mueve en la cama inquieta. Algo pasa.

Jun Pyo se une al equipo de exploración. Los oficiales lo dejan, notan la desesperación y angustia del hombre. Jun Pyo con un impermeable apenas puede ver o hacerse notar en el camino. Se interna en el bosque buscando. Ha de haber caminado ya varios kilómetros, ya que se encuentra cansado y sediento. Sin embargo, sus cinco sentidos están al máximo. De repente, escucha que alguien grita – ¡Aquí, aquí! – Jun Pyo corre hacia el sitio. Al fondo de un barranco, Jun Pyo observa la escena. Un auto, completamente chamuscado se encuentra en el fondo. A su alrededor, puede ver piezas del automóvil, así como retazos de ropa. Aparentemente el auto dio varias volteretas. También ve documentos tirados, entre ellos nota el sello de Shinhwa. El corazón está a punto de estallarle. Se acerca con ojos desorbitados. Alguien se acerca y trae algo brillante en la mano. Gu Jun Pyo observa y ve que es un collar. El collar de la luna. Jun Pyo grita horrorizado el nombre de Jan Di.

** En el dormitorio, Jan Di abre los ojos. Su corazón late a mil. Alguien la llama. ¿Pero quién?

CONTINUARA  

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