EL ROCE

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  CAPITULO 9

EL ROCE

La presidenta Kang no cabía en sí de felicidad. Lo había logrado. Finalmente Gu Jun Pyo iba a casarse y con una mujer de su aprobación. Tae In se lo había informado el mismo día de la propuesta. No importaban las condiciones, ella sabía que una vez casado, las reglas podían cambiar. Ahora, lo importante era apurar la fiesta de compromiso para ya hacerlo oficial, aunque sabía que pronto la prensa daría cuenta del hecho.

La presidenta Kang tenía planeado el evento a realizarse en Seúl, pero primero, tenía que mandar a Jun Pyo a Nueva York. Había problemas en la empresa y necesitaba que Jun Pyo estuviera ahí para arreglarlos. Sin saberlo, ella misma volvía a colocar a Jun Pyo y Jan Di en el mismo plano.

Jun Pyo al recibir la instrucción de su madre se negó. No quería regresar a Nueva York. Ya estaba cansado de vivir fuera de su país y quería regresar a Seúl. Sabía que ahí se encontraban sus más preciados recuerdos, pero de alguna forma sentía que debía volver, a despedirse quizá. A cerrar un capítulo en su vida y comenzar otro. No sabía si lo que estaba a punto de hacer era un error o no, y realmente no le importaba. Finalmente, ante la insistencia de su madre y la de Tae In, consintió en ir.

Tae In quería ir principalmente para comprar su vestido de compromiso y anillo. Estando ahí, convencería a Jun Pyo para comprarlos. Ya se lo había comentado a él, pero este le contestó con indiferencia que podía hacer lo que quisiera. A pesar de la respuesta indiferente, Tae In no lo tomó a mal, con la ilusión que tenía, no se dio cuenta o pretendió no darse cuenta.

NUEVA YORK

JanDi observaba el anillo que le había regalado Ji Hoo. Estaba consciente de la respuesta afirmativa que le había dado, aunque quizá no estaba muy segura de si era lo correcto. Más sin embargo, lo había hecho más que nada por agradecimiento hacia él. En todo el tiempo que habían vivido juntos, jamás habían discutido. Ji Hoo siempre la consentía y comprendía en todo. Era lo menos que podía hacer. Aparte, ¿no ya eran esposos? Entonces no debía tener dudas, ¿no? Se preguntaba por qué su corazón no estaba en calma. Se sentía con un poco de ansiedad, y no sabía por qué. Era en estos momentos cuando lamentaba no acordarse del pasado. Quizá ahí radicaba la respuesta.

Esa mañana, Jun Pyo y Tae In llegaron a NY. El cielo estaba claro y despejado. Tae In decidió ir al hotel a registrarse mientras Jun Pyo prefirió ir a la empresa directo. Quería empezar a trabajar lo antes posible para poder regresar a Seúl. Sin embargo, al llegar a la empresa e informarse, se dio cuenta que no era un problema que se pudiera resolver en horas o en días. Mínimo necesitaba un mes de estadía. Por un lado, le gustaba su trabajo y sabía que ese mes se pasaría rapidísimo, por el otro, empezaba a preguntarse si realmente quería regresar a Seúl. Regresar implicaba dar a conocer el compromiso... y ya estaba un poco arrepentido de ello. Hasta el momento, Tae In se seguía comportando igual, no había cambiado su actitud hacia él, salvo que ahora estaba un poco más enfocada en la fiesta de compromiso. Jun Pyo pensó para sí que a Jan Di no le hubiera importado la fiesta, ni nada de eso. De hecho, quizá se hubiera negado a tener una fiesta. Jun sonrió ante este pensamiento. Tae In y Jan Di eran tan diferentes. Únicamente parecidas en el peinado, pensó para sí.

En los días siguientes, Jun Pyo llegaba tardísimo al hotel. Tae In lo esperaba normalmente para cenar, pero él se las ingeniaba para declinar. Optaba por cenar en la empresa o salir a algún restaurante cercano. Era en esos días cuando prefería estar solo y de ahí que empezara a dudar si su compromiso con Tae In funcionaría o no. Esa libertad, ¿estaría dispuesto a perderla? Ah, si solo fuera Jan Di la que estuviera a su lado... probablemente trabajaría la mitad del tiempo, solo para estar con ella..

Jan Di llevaba días trabajando arduamente en la galería. Estaba decidiendo que pinturas exhibir basada en los lugares que le tenían asignado. A veces, pintaba ahí mismo, en un lugar propiamente asignado para ello. Se sentía cómoda y tranquila. Había encontrado en la pintura una manera de relajarse y lo disfrutaba mucho. En breves momentos que tomaba de descanso, salía a caminar por las calles aledañas a NY. Central Park se encontraba cerca, le gustaba comprar un café y sentarse en una banca a observar el paisaje e inclusive hacer bosquejos. Llevaba siempre su cuaderno.
Una mañana, Jan Di había llegado a la galería desde temprano, Ji Hoo se encontraba de guardia y no lo vería hasta la noche, por lo que JanDi pensaba pasar el día ahí. Después de haber pasado varias horas pintando, se sintió algo cansada y decidió salir a buscar su acostumbrado café, eso le serviría también para estirar las piernas y tomar algo de aire fresco.

Destino InevitableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora