Louis
La música estaba a tope como normalmente era cuando hacía ejercicios. Pero ni la música más alta ni las rutinas más duras lograban apaciguar mis pensamientos. Las últimas semanas fueron excepcionales, diría que fue por mi trabajo que ahora estaba tomando su forma e incluso había avanzado con mis pacientes, o por mi relación con mi abuela, pero no. Todo era por Sofía, como me sentía en las consultas con ella, como me interesaba su bienestar, como me emocionaba al verla bien o con algún indicio de sonrisa. Siempre estaba de buen humor y cuando ella revelaba pequeñas cosas de su pasado, su rostro palidecía con sus ojos llenos de lágrimas, entonces solo deseaba abrazarla. Me sentía devastado en esos días, mi humor cambiaba drásticamente fruto de mi decepción al saberla tan dañada. Yo no era suficiente chico para ella, pero que me perdonara el cielo cuando miraba sus labios solo deseaba besarla.
—¡Louis! —Escucho a María llamarme de un grito.
Apago la música y la miro, esta sonriendo.
—Lo siento María — Digo y acepto el jugo que me ofrece, aparentemente uno especial con vitaminas.
—Llamó un chico, Aarón. Aviso que viene en media hora.
Aarón era mi mejor amigo, desde que teníamos 7 años. Luego de que mi madre murió me fui a vivir a España dos años después me sorprendió mudándose también allá. Estudiamos juntos hasta terminar el bachillerato y luego comenzó su carrera de medicina en Argentina, y yo de psicología en España. Viajaba constantemente a visitarme, o viceversa. Éramos como hermanos, en mi caso el que nunca tuve y en el de él, el hermano varón que siempre quiso. Estaba de regreso en Venezuela por la boda de su hermana mayor, y su hermana menor se graduaría de periodista en pocos meses por lo que se quedaría un tiempo aquí.
—Gracias María.
Termino mi jugo y tomo una toalla para secar mi sudor. Me dirijo a mi habitación para darme una ducha. Aarón vendría por mí para ir al centro comercial, debíamos comprar un regalo de bodas.
—Veo que despertaste muy activo— Me topo con mi padre bajando las escaleras.
—Buen día para ti también, padre —Respondo.
—¿Harás algo en especial hoy? Iré al club, si quieres ir —Hacia días que me ofrecía ir al club, pero no me apetecía ir, aunque me gusta el tenis pero no el ambiente del club.
—Aarón vendrá, iremos a comprar el regalo de bodas para su hermana —Le digo, con una mirada de disculpa.
—Bien, recuerda que eres copropietario del club, en algún momento debes presentarte.
Y así termina nuestra más larga conversación en días.
Me doy una larga ducha con agua tibia para relajar mis músculos. Luego prendo mi laptop y reviso algunos correos de Fernando, uno de sus pacientes había sufrido un colapso y estaba internado, el requería de mi ayuda para el lunes. Acepto y luego me dirijo al correo de Sofía, no me había escrito, no solíamos hacerlo seguido realmente y mucho menos un fin de semana. Pero aun así releía los antiguos mensajes con la esperanza de que llegara uno saludándome, deseaba verla a cada instante.
—Tienes que parar... joder — Digo en voz alta, frustrado y me dispongo a vestirme.
...
—¡Oye tío! —Me saluda Aarón apenas me ve bajar las escaleras. Me rio de él, era increíble pero ambos habíamos adaptados nuestros acentos a los países que nos habían acogido tantos años.
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Nunca me olvides
Romantik"Llega un momento en el que alguien te rompe en pedazos, pero también alguien te reconstruye de golpe. Y, joder, qué bonito". Benjamín Griss. Tan impredecible es la vida, tanto que de un momento a otro puede cambiar. En el momento en que Louis regr...