Louis
Los altavoces anunciaron que estábamos a punto de aterrizar, la señal de colocarse el cinturón de seguridad se encendió en seguida y varias personas aplaudieron, habíamos llegado a nuestro destino. ¿Destino? Pensé en el significado de esa palabra, lugar hacia donde se dirige una persona, según la mayoría de los diccionarios, función a emplear a algo, así de simple ¿Por qué los humanos nos enrollábamos tanto por esa palabra? Le dimos otro significado... "Busca tu destino" fueron las últimas palabras que me dijo mi madre antes de abandonarnos, se fue del mundo terrenal a causa del cáncer. Al principio no lo entendí, y me pareció tan injusto que en vez de decirme algo que me alentara o me diera un alivio dentro de tanto dolor, prefirió darme ese consejo que a decir verdad no me sirvió de mucho.
De igual forma me pase los últimos diez años buscándole el sentido a esa oración, estudie, fui deportista incluso estudie algo de música y no lo sentí para nada como mi destino. Tuve mi época de total hijo de puta, siendo un vago y perro con las mujeres y definitivamente tampoco fue mi destino. Madure, comencé mis estudios de psicología y me sentí cómodo, supongo que ya lo encontré. Pero no se siente familiar, aun así obtuve mi título con honores, y ahora regresaba después de tanto tiempo ¿es ese mi destino? Lidiar con la amargura de mi padre por siempre, reprochar la muerte de mi madre y su falta de tacto al decirme que moriría. Porque aunque se sienta familiar no se siente como mío, no como algo que debería de pasarme.
—Señores pasajeros, bienvenidos a la ciudad de Barquisimeto, pueden tomar su equipaje para bajar del avión. Salgan ordenadamente —El piloto fue quien hablo esta vez, sacándome de mi reflexión interna.
Me levanto y tomo mi equipaje, al igual que las demás personas bajo del avión con calma y a la espera de buscar mis otras maletas.
Minutos después ya con todas mis pertenencias me dirijo a la salida, ahí un hombre impresionantemente alto y corpulento me espera, con un cartel donde se lee: Louis Sullivan.
—Bienvenido Señor, permítame su equipaje — Me dice.
—Gracias y por favor llámame Louis.
Juntos caminamos hasta el estacionamiento, allí nos espera un Jeep Grand Cherokee del año. Niego con mi cabeza, a papá siempre le gusto presumir de su poder.
El camino a casa se sintió mucho más sentimental de lo que esperaba, ver la ciudad luego de tantos años, recordar mi infancia, mi adolescencia y parte de mi vida, una que no había sido tan mala a excepción de la ausencia de mi madre. Removió mucho en mi interior.
Llegamos pronto a la famosa residencia en donde solía vivir. Una donde viven varias personas poderosas de la ciudad, entre ellos el gobernador. Por lo que es extremadamente custodiada y vigilada, además de ostentosa. Aun así mi casa es la más sencilla entre tantas.
—Su padre lo espera en el jardín — Me dice el hombre, que supongo es su chofer.
—Gracias ehh... ¿su nombre es? — Pregunto, mientras le ayudo a bajar mi equipaje.
—Dígame Martínez —Asiento hacia él y se va.
Al entrar a la casa una ola de recuerdos llega a mi mente, todo seguía igual incluso parecía que la casa recientemente había sido pintada y arreglada, pero todo se conservaba exactamente igual.
—Mi niño —Escucho una voz, una que estaba desgastada por los años, pero seguía tan dulce como el primer día que la escuche.
—¡Abuela! — Exclamo, y camino rápido hasta ella.
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Nunca me olvides
Romansa"Llega un momento en el que alguien te rompe en pedazos, pero también alguien te reconstruye de golpe. Y, joder, qué bonito". Benjamín Griss. Tan impredecible es la vida, tanto que de un momento a otro puede cambiar. En el momento en que Louis regr...