Ni un Paso Atrás

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Una charla informal. Una simple y escasa conversación entre Vegeta y Bulma. Sí, parece insignificante, pero para la peliazul es mucho más que eso. Sabe que su relación con el saiyan ha dado una paso más, por primera vez se mostró abierto ante ella, incluso habló de las costumbres de su planeta, algo que no había hecho delante de los otros guerreros Z. Por supuesto siempre se jactaba de la valía y superioridad de su raza. Pero ahora es distinto ya que nuestro orgulloso príncipe también se había interesado por su relación con Goku, seguramente para averiguar sus puntos débiles o cómo consiguió convertirse en super saiyan, pero no le importaba. Había algo más, lo sentía... Esa complicidad no podía ser mera casualidad. Quería ser su amiga, quería conocer y entender su comportamiento, su frialdad y su miedo a confiar en la gente y sobre todo quería saber porque estaba huyendo de ella. Así es, días después a su conversación, Vegeta la esquivaba siempre que podía, incluso se levantaba más temprano para no encontrarse a la humana en el desayuno, la cual quedó desconcertada al darse cuenta. ¿Se habría arrepentido de confesar que confiaba en ella? ¿O simplemente la peliazul se estaba obsesionando? 

Pensamientos Bulma

¡No puedo creerlo! Pensaba una histérica peliazul mientras se arreglaba para su junta con los ejecutivos de la empresa. ¿Y luego dicen que las mujeres somos complicadas? El saiyan le debía una explicación, no podía ignorarla así como así. Desde luego, este hombre no conoce lo que son modales. 

Mientras tanto como es de suponer, Vegeta se encontraba en su amada cámara de gravedad entrenándose a fondo con la misma tenacidad y constancia de siempre. No descansaba hasta ver algún avance en su intento de superar a Goku, pero sabía que nunca lo lograría sin convertirse en super saiyan. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, solo conseguía incrementar su ki en niveles más altos de lo que se esperaba pero no suficiente para conseguir su objetivo. Algo estaba haciendo mal. Esta vez, sin más remedio, debería recurrir a la humana, intentaría sonsacarle información mostrándose amable el tiempo máximo que pudiera, ya que la voz chillona de esa vulgar mujer lo sacaba verdaderamente de quicio. 

Pensamientos Vegeta

¡Yo el príncipe de los saiyan tener que rebajarme a pedirle ayuda a una insignificante humana! Si me estuviera viendo mi padre me mandaría directamente al infierno. Vegeta se sentía frustrado y humillado y eso hacia incrementar cada vez más su ira, tanto que la ciudad y el edificio donde se encontraba Bulma presidiendo la junta comenzaron a temblar como si se estuviera produciendo un terremoto arrasador. Debo controlar mi ki o acabaré destruyendo todo lo que esté a mi alcance. Menos mal que la terrícola trabaja por las mañanas, lo último que quiero en este momento es escuchar sus gritos en mi cabeza. Eso le hizo recordar que lleva bastante tiempo sin encontrársela, en concreto desde su tranquila charla en la azotea. Había decidido levantarse más temprano para meditar y relajar su mente antes del entrenamiento. Estos días ni siquiera se había parado a almorzar algún tentempié, creyendo así que avanzaría más rápido en su transformación. Otra vez la rabia sale disparada del musculoso cuerpo del príncipe golpeando brutalmente los controles con ambos puños cerrados. Mierda. Ahora sí que estoy jodido y encima esta chatarra se ha apagado. 

Vegeta decide largase de allí sin pensarlo, no podía seguir enfureciéndose o acabaría matando a la primera persona que se encontrara. Se sorprende al darse cuenta de que ya es de noche y más cuando ve aparecer a la humana peliazul por la puerta principal, estaba tan enfadado que ni siquiera había percibido su diminuto ki y eso que ya se había acostumbrado a sentirlo. Intentó dar marcha atrás hacia la parte trasera de la casa para no cruzarse con ella, pero ya era demasiado tarde: 

- ¡¿A dónde te crees que vas Vegeta?! Dijo una Bulma estresada por el trabajo. Vegeta se giró con cara de pocos amigos y Bulma ante esto lo miró desafiante. ¿Crees que puedes huir de mí toda la vida? ¡Ahora sí que me vas a escuchar, mono maleducado!

- Lo primero, no estaba huyendo de ti no seas tan engreída mujer, simplemente no estoy de humor para tus tonterías y lo segundo...

- ¡¿Mis tonterías?! Dijo Bulma más enfadada e interrumpiendo a Vegeta sin plantearse mínimamente las consecuencias de su carácter irascible. Te recuerdo que vives bajo mi techo y desde el primer día te dejé claro que hay unas normas que tendrías que seguir y estas incluían no destruir mi casa y mucho menos el sitio donde trabajo. ¿Te crees que no he notado las vibraciones del suelo tan repentinas? ¡Está claro que tú tienes algo que ver!

- Me estoy conteniendo para no matarte humana insolente, así que más te vale no seguir jugando con fuego si aprecias en algo tu miserable vida. Ya te he dicho que no es un buen momento, Bulma. Y sin más nuestro príncipe se dio la vuelta con la intención de marcharse a las montañas para poder relajarse y pensar las cosas más calmadamente como hacia cada vez que algo le salía mal o le incomodaba. Sin embargo la peliazul le paró en seco al sorprenderle que la llamase por su nombre, notaba que algo no iba bien en él y tenía que averiguarlo.  

- Vegeta no quiero importunarte, pero sabes que puedes contar conmigo siempre que quieras ¿verdad?  

El príncipe que se encontraba de espaldas y mirando hacia el cielo estrellado, agradecía esas palabras aunque no quisiera reconocerlo y sabía que su orgullo le impediría sacar todo lo que le estaba destrozando por dentro. No. Todavía no estaba listo para abrirse. No ahora, era demasiado pronto. Necesitaba serenarse y poner en orden todos sus pensamientos pero no sabía como explicárselo a la humana. 

La peliazul al ver que no había ninguna reacción por parte del saiyan, entendió que necesitaba tiempo y que debía dejarlo marchar si no quería que su relación no definida diera un paso atrás.

- Lo entiendo Vegeta... Sé que no confías lo suficiente en mí para contarme algo tan íntimo y no pretendo presionarte ni agobiarte con esto. Simplemente quiero que sepas que aquí tienes una amiga y una aliada en la que apoyarte.

El saiyan sonrió al escuchar esas palabras tan sinceras y llenas de cariño, del mismo cariño que desprendía el bondadoso corazón de Bulma. Inmediatamente después Vegeta se perdió entre el hermoso cielo estrellado que iluminaba dulcemente toda la ciudad. 

Del frío al amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora