Baby... it's you [McLennon - Starrison]

25: So I sing a song of love

9 de Febrero de 1964:
Narra John:

—¡Quiero que se vaya!

—Por dios John ¡Que terco eres!

Paul no se dignó a detener su paso apresurado.

—¿Para que vino esa zanahoria andante?

—¡Porque tiene que trabajar aquí y de paso vino a visitarnos! Y lo hace porque es una chica muy dulce y amable.

Bufé mientras Paul se detenía un momento a afinar su bajo. Estabanos a minutos de presentarnos por primera vez en el show de Ed Sullivan pero estaba lejos de sentir nervios a raíz de la rabia que sentía. Paul y Jane no se habían despegado casi en ningún momento en todo el día. Siempre que todo estaba de maravilla, ella tenía que aparecer.

—No me agrada para nada—dije.

—Madura John. Ya estas grandecito para tener esos celos irracionales.

—¡¿Irracionales?! No quiero que esa cualquiera se acerqué a ti.

Paul se acercó a mi, y mi aventó un golpe en la cara.

No fue tan fuerte. Supe que el procuró no dañarme tanto. Pero realmente, dolió mas por dentro que por fuera.

—No permitiré que le hables así a Jane. ¡Mucho menos siendo una mujer! ¡¿Quien te crees que eres?!

—Paul...

—¡Paul nada! Estoy harto de tus arranques de celos y de que vivas manipulando quienes son mis amigos.

Agaché la cabeza. Paulie tenía algo de razón. Me sentí un idiota. Un idiota que solo sabía arruinar lo mejor que tenía.

—Paul, de veras lo siento tanto—dije.—Si ya no quieres seguir con esto...entonces lo entenderé.

Paul me miraba fijamente.

—Eres un tonto John—dijo.—Pero te amo aunque tus celos sean sin sentido.

—Oh Paulie...—lo tomé de la cintura y lo besé con pasión. Estuvimos así un rato hasta que por falta de aire nos separamos.

—Paul...de verdad lo siento. Es solo que Jane...

—¿Que? ¿No te gusta que pase mas tiempo con ella que contigo?—dijo riendo.

—No...—dije serio.—Es solo que a veces me da la sensación de que a ella le gustas y quiere tenerte de alguna manera.

Paul se tensó por unos segundos y ahí comprendí que algo no andaba bien. Lo conocía lo suficiente como para saberlo. Se rascó un poco la nuca y dijo:

—Esos son inventos tuyos Johnny.

Definitivamente algo no andaba bien. Y él se dio cuenta de que yo me di cuenta, porque no me veía a los ojos.

Entonces caí.

—Espera un momento...—dije mientras me alejaba de él.  —¿Acaso...acaso tu y Jane?...

No...no podía ser.

Su silencio me dijo que si, si podía ser. Y era.

—¡Paul! ¿Es verdad? ¡Dime!

Él primero suspiró, tomó aire, y habló.

—Si...pero fue hace varios meses...

—No puedo creerlo...—un sentimiento horrible comenzó a crecer en mi interior. Un sentimiento que mezclaba odio, tristeza, rabia, todo junto me inundó y solo tenía en mente una imagen: ellos dos así.