6: When I get home

1.1K 106 79
                                    

22 de Mayo de 1962:
Narra George

La segunda estancia en Hamburgo, al principio, obviamente no fue buena. Tras la partida de Stuart, nadie tenía ánimos de tocar. Ni siquiera las grupies nos levantaban el animo.

Las cosas estaban algo tensas. John y Paul...

¿Acaso esos bobos creyeron que no me di cuenta de como se violaban con la mirada en el tren? Vamos, no soy tan tonto.

Había algo entre ellos dos y estaba seguro de eso. Ya no me cabía la menor duda. Se gustaban, se parecían atractivos mutuamente, estaban enamorados...

Sea lo que sea, algo había. Al parecer tenía buen ojo con ese tipo de cosas.

En fin, durante las primeras dos semanas en Hamburgo lo único que hacía era tocar música, estar con alguna chica, beber, y tratar de divertirme con los chicos como podíamos. Acompañábamos a Astrid casi siempre en su dolor, y algunas tardes en que no teníamos nada que hacer, Paul se dedicaba a enseñarme a jugar ajedrez.

—Ese juego es de niñitas—comentó John en un momento que nos vio.

—Tu eres niñita—dijo Paul.

John solo le sacó la lengua y se fue.

Pero... por algún extraño motivo todo tomó color en un momento. Todo se volvió mas divertido, mas llevadero.

Gracias a Ringo, ahora tenía ganas de bailar cada vez que subía al escenario.

Si, Ringo. El apareció de sorpresa en Hamburgo a las dos semanas cosa que nos alegró a todos. Sobre todo a mi.

A partir de ahí, no nos separamos en ningún momento.

Luego de que yo tocaba con la banda, mientras los chicos iban a tomar yo salía con Ringo afuera del lugar y caminábamos por los alrededores. Hablábamos de cualquier cosa.

Me contó de su vida, que es hijo único, que su padre lo abandonó cuando era pequeño, que era bastante enfermizo. Me habló de su padrastro, de sus amigos, de sus sueños.

Yo obviamente le hablé de mi familia. De mis hermanos, de mi barril sin fondo de primos, de mi amor por la guitarra, de la nefritis que sufrí cuando era joven.

Nos contabamos anécdotas personales:

—...y entonces el profesor Robinsón me aventó un papel gritando mi apellido. Yo me desperté automáticamente. Me dijo que explique de que estábamos hablando porque si no me ponía un 0 en el semestre. Y a que no adivinas... ¡El muy idiota había copiado todo en la pizarra! Bastó con leerlo y explicar todo. Nunca mas me volvieron a llamar la atención en clase.

Ringo largó una carcajada.

—Tu profesor era muy imbécil. Los mios al contrario eran muy estrictos. ¡La de malas notas que me habrán puesto solo por llegar un puto minuto tarde!...

Y así se nos pasaba la noche.

Pero ya era el día de volver a casa. Nuestra estancia en Hamburgo había concluido y debíamos volver y practicar muy bien para poder dar la audición que Brian nos había conseguido. Estaba muy nervioso con respecto a eso.

—Hey, no te preocupes. De seguro todo saldrá bien—me dijo Ringo.

Era mi última noche ahí en Hamburgo y los chicos estaban adentro preparando las maletas. Ringo y yo estábamos afuera fumando un cigarrillo.

—Lo se, pero ¿si hago algo mal?

—No lo harás, creeme. Eres muy talentoso.

No sabía porqué, pero ese comentario hizo que me ruborizara mucho. Agradecí al cielo que estaba oscuro.

Baby... it's you [McLennon - Starrison]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora