Capítulo XXIV

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Mientras Adam ordenaba la habitación, Sofía le daba vueltas a la cabeza lo que había pasado hoy con Kyle, hoy Kyle le había vuelto a despertar mariposas en el estómago, bueno, mariposas, un millón de mariposas. Pero Sofía estaba confundida, no sabía si verdaderamente le gustaba Kyle o simplemente quería olvidar totalmente a Adam.

Lo de Adam era una situación extraña y Sofía se odiaba por ello, no entendía cómo después de todo el daño que le había hecho Adam, después de ver cómo era realmente él, tras haber intentado odiarle e ignorarle por completo, sacarlo de su corazón y de su cabeza, no sabía por qué motivo seguía rondando por ahí. Quería darse golpes contra la pared, tal vez así de una vez salía Adam de allí. Sofía no tenía sitio para tantos allí dentro y no sabía si debería apartar a Kyle hasta que totalmente hubiese olvidado a Adam.

Pero allí estaba Adam, como si nada hubiese pasado, ordenando su habitación e intentando hacer pasos de ballet a la vez. 

Sofía se calificaba tonta de remate, ¿a alguien más le habría pasado eso alguna vez? ¿No tenía suficiente fuerza de voluntad como para sacar a alguien de su cabeza, habiéndole hecho tanto daño? Seguro, pero Sofía era sadomasoquista. Sí, seguro le producía un enorme placer a su interior, hacerse daño, o eso parecía. 

- Eeey, mi señora, ya he terminado, se lo he dejado mejor que lo tenía antes de todo esto, debería agradecérmelo - dijo Adam interrumpiendo los pensamientos de Sofía.

Ella se sentía invadida en estos momentos, cuando alguien interrumpía sus pensamientos era como si pudiesen adivinar lo que piensan, le molestaba, por eso prefería pensar a solas. 

Sofía pensó durante unos segundos una respuesta seca, que no diese lugar a malentendidos y para que Adam supiese lo mucho que le odiaba.

- Tal vez tendrías que ordenármela siempre, entonces - respondió Sofía, no muy convencida de si su respuesta habría tenido el resultado que ella pretendía.

- Eso es lo que a ti te gustaría - le dijo Adam en tono burlón - ¿sólo estás con ese tío para olvidarte de mí? ¿diversión? 

No, obviamente no había obtenido el resultado que ella quería. 

- Que ya te gustaría a ti estar para mí - respondió Sofía - y ese tío tiene nombre.

- Ah sí, eso quería preguntarte, antes dijiste su nombre cuando lo llamabas, pero no entendí bien o no quise entender bien, ¿cómo se llama tu novio? - le preguntó Adam cruzándose de brazos. 

A Sofía le pareció que estaba verdaderamente interesado en el nombre de Kyle y por ello no le iba a dar ese gusto. 

- No es mi novio - le dijo Sofía. 

- Sí, sí, lo que tú digas, monina, pero ¿cómo se llama? - insistió Adam. 

- Pero bueno ¿y a ti qué mierda te importa? ¿No tienes bastante con haberme jodido de esa manera con ahora intentar hacer que siga mal? ¿Por qué no me dejas en paz y cumplimos lo que ha dicho Marion por mi bien y por el tuyo? - le contestó Sofía realmente enfadada. 

- ¿Joderte? Ya te gustaría - le dijo Adam - ¿Y realmente me has dejado hablar contigo después de todo aquello? ¿Me has dejado que me explicase? Cuando intenté hacerlo me diste un bofetón y te fuiste corriendo. No tienes ni idea de qué pasaba en realidad, no te haces a la idea de lo que pasa. Para evitar otro bofetón te escribí todo lo que te escribí, pero se ve que o no lo has leído o realmente eres tonta y sigues sin entenderlo, porque más claro no puedo ser. 

- ¿Qué dices? ¿Cuándo te has explicado? ¿Qué has escrito?  - preguntó Sofía sin creerse nada. 

- Claro, ahora me dirás que no sabías nada - dijo Adam - parece mentira, Sofía, parece mentira que seas la misma que conocí. Todos se merecen poder explicarse, hayan hecho lo que hayan hecho y tú no me has dado esa oportunidad, cuando iba a hacerlo, te fuistes corriendo y después has tirado mis cartas sin leerlas por lo que se ve...

- ¿Pero qué cartas Adam? ¿De qué estás hablando por Dios? ¡Yo no tengo ninguna carta tuya! No he sabido nada de ti desde la fiesta - respondió Sofía anonadada -  No entiendo nada, Adam, de verdad, ¿por qué no paras ya de mentir y de ser así de estúpido? Ya está bien, ya lo entendí todo, estás prometido y pretendías reírte de mí, ¿quieres saber si lo has conseguido? No, definitivamente no, para mí tú no significas nada de nada.

- Ya, ya veo, porque si hubiese significado algo habrías respondido mis cartas, me habrías buscado... 

-¡¡¡¡PERO QUE YO NO TENGO CARTAS!!!! - le interrumpió Sofía - ¿crees que si hubiese recibido algo tuyo, con alguna explicación como dices que me dabas en ellas, no te lo diría? No sé qué clase de persona me consideras, pero desde luego mentirosa no soy. 

- Ya, pues acababas de decir que no significo nada para ti - le respondió Adam - ¿debería creerte después de eso? 

Adam tenía razón y ahora se volvía a acordar de lo que le había dicho Kyle una y otra vez, no sabía mentir y tendría que aprender.

- Soy una buena actriz por lo que veo, vaya, no tenía ni idea de mis cualidades para la interpretación, a lo mejor podría enseñarte - respondió sarcástica Sofía. 

- No sé a lo que estás jugando, no sé  a dónde quieres llegar, pues mira, yo no soy ningún mentiroso ni ningún actor y sinceramente no me creo que no hayas recibido ninguna de mis cartas, Sofía, ¿ninguna? ¿de verdad? - preguntó Adam acercándose cada vez más a ella - vine a traerte una carta por día, Sofía, una puta carta por día explicándote todo lo que pasó, el por qué de lo que hice, te puedo asegurar que podrías haber llegado a perdonarme, al menos a entenderlo. Venía cada día diciéndote lo que sentía, cómo me sentía. Yo como un desgraciado venía cada día con la esperanza de que hubiese una respuesta y si no era ese día, sería al siguiente en respuesta a la nueva carta. Sé que me has visto varias veces desde tu ventana ¿o me vas a negar que me has visto, Sofía? ¿me niegas eso también? Sé perfectamente que me has visto y podía entender que no quisieras decirme nada en persona porque podría ser algo violento todavía, pero de verdad que no te entiendo y para mí has terminado. Has hecho que no existas. De verdad Sofía, si es lo que de verdad intentabas, lo has conseguido, un aplauso - dijo Adam muy rápido y aplaudiéndole. 

Adam parecía verdaderamente seguro de sus palabras, o eso le parecía a Sofía, que se había quedado sin palabras después de todo aquello que le había dicho Adam. 

Su cabeza no analizaba tantos datos en tan poco tiempo, necesitaba tiempo para digerirlo. 

- ¿De... de verdad que cuando venías aquí, era para dejarme una carta... ? - preguntó Sofía roja como un tomate. 

- ¿Pero va en serio que no te ha llegado ninguna? No puede ser, aquí hay gente muy fiable y no entiendo cómo no te han podido llegar ninguna de las cartas, Sofía, eso no puede ser - respondió Adam - te las dejaba en el buzón correspondiente a tu número de habitación, sabía perfectamente cuál era, no me equivoqué, con total certeza te lo digo y aún si hubiese sido así, en las cartas ponía también el número de tu habitación, así que no se han podido extraviar, no, de ninguna de las maneras. 

Sofía estaba aturdida, ¿cambiaba aquello la situación?

No, para nada, no se creía a Adam, él sí que era un buen actor. 

- No hay cartas, no te creo - le respondió Sofía. 

Con la salida del Sol - NO CONTINUARÁDonde viven las historias. Descúbrelo ahora