Capítulo 18

26 2 0
                                    

PDVSA Tyler.

Asentí, aún sin haber escuchado su respuesta y exhale el aire espeso de mis pulmones. Me acerqué a ella, pero me sienta tan brusco, tan ansioso que creía que si la tocaba, podría romperla.

Apreté los puños y me tire en el suelo. Me tape con ambas manos, para que ella no viera el desastre que era.

—Me dejaste, me abandonaste—me recuerda. Asiento de nuevo. —Lo sé... Lo sé—sollozo.

—Lamento tanto haber llegado tarde—digo, y miro mi auto. Si hubiera leído ese mensaje antes, ella no me estaría dejando.

—Si, yo también lo siento, Tyler.

Levanto mi cara, y por fin miro a la suya. No voy a dejarla abandonarme.

—Yo también te amo.

Tomó su hermoso rostro entre mis manos y sonrío.

—Vámonos, déjalo todo. Y huyamos tú y yo, juntos.

Sus labios se hacen una fina línea y aprieta mis manos.

—Te pedí que volvieras

Mi cuerpo comienza a enfriarse.

—Y volví.

Y cuando me suelta, cuando separa sus manos de las mías, lo sé. Sé lo que iba a decirme. Ella ya no era mía.

—No—dice, reafirmando lo que cabeza gritaba.

—No lo hiciste, son las dos de la mañana ¿Cómo iba a saber cuánto tiempo debía esperarte?

Más lagrimas brotan de mis ojos. Y dejó de mirarla. No tenía respuestas, no tenía una maldita explicación que no me hiciera quedar como el idiota que era. Ella tenía razón.

—Estuve esperando como loca, una llamada, una explicación, un maldito mensaje que no me partiera el corazón.

Pero, yo. Tomo su rostro de nuevo, sin importar lo que ella fuese a decirme. Me aferro a su piel.

—Porque yo te hubiera seguido a cualquier parte—solloza, y esas palabras terminan por quebrarme. La lastime, una vez más. Lo hice.

Y mi fortaleza simplemente, se quebró. Me aleje, la deje.

—Me voy a casar con Levi, Tyler. Y creo que esa es una decisión que no pienso cambiar—suelta antes de abandonarme. Y si, definitivamente.

Y la veo, en cada segundo. Su cabeza caída, y sus pasos seguros. Ella no se giró a verme.

DÍA PRESENTE.

En la vida que me siguió después de eso, no hubo una noción. De los días, de las noches. No recordaba la última vez que había comido, o dormido.

Lo único que recuerdo haber hecho luego de esa noche fue comprar otros dos frascos de esas pastillas que lo mejoraban todo.

Y que a pesar de que antes lo habían logrado. Hoy fue diferente.

Hoy no pude continuar, o levantarme. No pude asemejar que tenía una vida después de que ella me reemplazará.

—Tyler—susurraron.

Separe un poco la espalda de la cabecera de la cama, no tenía idea de cuánto tiempo había pasado ahí, pero la silueta de mi torso se había quedado plasmada.

Jazzy me miraba, como se mira a un cachorro atropellado.

—¿Qué es lo que te ha pasado, Tyler?

Me giré de nuevo a la nada, mirando el césped por la ventana.

—No sé—susurré

Escuche sus pasos acercarse y luego vi de reojo que se sentaba en el borde de la cama.

—¿Cuántas de estas has tomado?—me dice en voz baja y me señala el frasco naranja.

La mire, sus ojos estaban empañados. Y sus manos temblaban mientras sostenía las pastillas.

—No las suficientes. No lo suficiente para hacerme sentir mejor—trago saliva.

Ella aprieta el frasco entre sus manos y une sus labios. Sus sollozos se escuchan con firmeza mientras las lágrimas le hacen séquito.

—Perdóname—llora. —Perdón por no haber sido la hermana que necesitabas, por haberte abandonado, por hacerte sentir mal aún sabiendo la depresión en la que estás—sus lágrimas persisten y mi atención se centra en ella.

—Te quiero mucho, mucho—continúa. Aún no puedo reconfortarla, y lo único que logró hacer es colocar mi mano sobre la suya.

Yo también la quería, y mucho.

La puerta rechina al abrirse de nuevo y veo la silueta de Ryan acercarse a la de Jazzy.

—Amigo—comienza. Lo miro y muerdo mi labio sin tener palabras que decirle.

—Tienes que hacer algo, Tyler—dice.

Recargo de nuevo la espalda en la cabecera, y la imagen de ella y yo juntos aparece de nuevo.

—Ella ya encontró a alguien que la hace feliz.

—No, Tyler. Ella te ama.

—Pero yo no sé hacerla feliz. Soy un idiota.

—Tyler, mírame—pide Jazzy. Levantó los ojos hasta su dirección. —No puedes quedarte aquí. No puedes dejar que haga eso, tú la haces feliz, créeme.

—Ven, necesitas salir—Jazzy extiende su mano y jala la mía. Me parece imposible moverme de la cama.

Ryan se acerca más a mi, y se inclina un poco para quedar a la misma altura que yo.

—Siento haberte mentido amigo, siento haberte traicionado por dejar que ella aceptara a Levi. Yo no sabía dónde estabas, si ibas a volver. No pude detener eso más tiempo. Pero aún a pesar de todas los errores que hemos cometido, las cosas no han cambiado. Jazzy te quiere, y te apoya incondicionalmente. Sigues siendo mi mejor amigo, Tyler, sigues teniéndome aquí para librarte de estos ratos. Y ________, por Dios, hermano. Ella te ama, tienes que creernos, y tienes que detenerla.

—No puedes seguir tomando desmedidamente esas cosas.

Miro el frasco de pastillas. Me había tomado más un frasco desde la ultima vez que vi a _________.

Ellos tenían razón, yo aún podía detenerla, aún podía dar la última pelea. No podía dejar que ese idiota me la quitara.

Luego de algunas horas, cuando la noche empezó a caer. Jazzy y Ryan abandonaron mi casa, asegurándose de que yo me diera una ducha y comiera algo.

Después de que eso pasó, pensé en las cosas que haría y diría para detener a mi Bunny de esa estupidez.

El timbre sonó ligeramente, baje mis ojos hasta el teléfono de Ryan que estaba en la mesa de centro. Suspiré pesadamente y tome el teléfono para entregárselo a ese idiota.

Pero cuando abrí la puerta, mi corazón sintió que palpitaba de nuevo, como si el aire ya no fuera frío o espeso.

Simplemente fresco.

—Bunny lo pensó mucho tiempo. No me importa ser egoísta—habla, Bunny. Mi Bunny. Sus ojos enormes se ven cristalizados y veo cómo trae a su lado una maleta.

Mis lágrimas caen primero. Y la beso, la beso un beso tan duradero que se llevó el oxigeno de mis pulmones.

Olvidando El Amor Tyler Posey y TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora