Dulce, amarga, ese es el sabor de los secretos y la manada no descansará hasta descubrir el misterio que envuelve a los Stilinski.
¿Podrán con la verdad o preferirán la mentira de años?...
-Talia Hale. -Susurró la gélida noche...
...
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CAPÍTULO XX
Lo que quedaba de manada se encontraba reunida en la sala sin decir ni una sola palabra y actuando de forma tan muerta que parecía que cada uno de ellos morían más cada día, debido a las muertes de cuatro integrantes de su familia, personas que apreciaban demasiado como para olvidarse de la noche a la mañana lo que fue de ellos en cada una de sus vidas, aunque el único que estaba pensando y preocupado por otra cosa distinta a los demás era Corey que desde que los chicos fueron encerrados en una sola habitación almacenados con la magia para que sus cuerpos nunca se descompusieran ya que para la manada verlos así les daba la esperanza de que aún estaban allí en un sueño profundo del cual nunca iban a despertar jamás.
Era algo muy deprimente si se lo decían, pero que podían hacer si todo les hacía recordar aquellos que se fueron sin decir adiós...
Corey por otro lado tenía el presentimiento de que algo se les estaba yendo de las manos y los sueños que tenían eran muy raros por lo que el último que tuvo fue la gota que derramo el vaso ya que la mujer que vio antes de despertar de su último sueño de ésta mañana fue la misma mujer que se llevó a Safira a la profundidad del olvido como dicen los demás que sucedió, la cual era nada más ni menos que la madre y tía de la familia Stilinski. Por lo que decidido y bajo la atenta mirada de la manada Corey se para rompiendo la ya cotidiana rutina que tenían desde hace una semana la cual marcaba los días de muerte de los cuatro miembros de la manada, la rutina consistía en; desayunar, sentarse en la sala sumergiéndose en sus recuerdos, dormir unas horas, bajar a comer, volver a sumergirse en los recuerdos, encerrarse en sus cuartos a llorar, maldecir o culparse por no estar con ellos, para después bajar de nuevo a cenar y por último llorar y dormir para el día siguiente hacer lo mismo.
Esa era la vida que llevaban desde hace una semana y lo más grave es que nadie salía de la mansión, nadie se preocupaba si había una nueva amenaza, nadie salía ni a trabajar si quiera, pues ni el Sheriff, Jordán o Deaton tenían ánimos de estar resolviendo problemas de las demás personas que no vivir en los buenos recuerdos con las personas más queridas hasta que desde esa noche ya no estaban.
