Secretos Revelados ©

CAPÍTULO I

CAPÍTULO I

Hoy se cumplen dos años desde que Derek, te arrancare la garganta con mis dientes Hale se fue con Braenden a México.

Hace dos años que no lo veo y no me amenaza o me deja entre él y una pared.

Hace dos años que me di cuenta de que Derek Hale es la persona que siempre he pensado que es. En efecto, tenías razón conciencia, después de dos largos y dolorosos años soy capaz de decir que me enamore de mi Sourwolf más de lo que antes podía haber estado; y como no, si Derek a pesar de cambiar siempre conquistó a mis dos partes.

Me di cuenta, de lo que aún sentía por Derek el día en que fuimos a México y pensamos que él se estaba muriendo. Ese día sentía que mi corazón y alma se iban junto con su último aliento, me sentía verdaderamente inútil por no saber qué hacer, por no ser capaz de hacer algo sin dejar todo al descubierto, sentía que ese día yo también moría... Era una sensación verdaderamente dañina, pero al ver al lobo que después salió sentí mi vida de nuevo conmigo.

En ese momento me di cuenta de que Derek era esa persona que desde hace 13 años esperaba que volviera a mí.

Porque siempre ha sido él...

— Stiles baja a desayunar, se te hace tarde para ir a la escuela, por tus papeles—. ­­­­ dice mi padre, por fuera de la puerta; su voz se oye amortiguada, pero eso causa que salga de mis pensamientos. Sin contestarle abro la puerta y al estar afuera de está lo saludo con un simple—. Buenos días, papá —. Él sólo me da un abrazo y con eso bajamos hasta la cocina, mientras se sienta yo pongo los platos en la mesa para después sentarme a un costado suyo.

Desayunamos en silencio durante cinco minutos, en los cuales mi padre mira cada movimiento que hago—. Qué es lo que sucede— le digo, ocasionando que se ponga nervioso, yo simplemente suspiro para responderle.

— Ahora que paso con ellos.

Ambos dejamos de comer, mi padre se acomoda mejor en la silla, para después mirarme y decirme—. Stiles, la señorita Erabett me ha dicho que ellos últimamente no comen, no duermen y si lo hacen; son máximo dos horas y sobre todo, están descontrolados— yo pongo mis manos en mi rostro, niego con la cabeza en forma frenética — No lo puedo creer, pero eso cómo es posible, ¡Joder! Si yo era el que se descontrolaba, el que no comía, el que no dormía nada cuando existía un peligro mayor al que éramos capaces de asimilar. Esto está mal; muy, pero muy mal, ellos eran los que siempre estaban bien, yo no, yo era el que se decaía, no puedo creer esto, debe de ser algo más serio, debe de ser...

- ¡Stiles! - me grita mi padre, debido a que me estaba dando mis ataques de verborrea como ya es costumbre mía desde que soy lo que soy ahora, aunque antes también los tenía, pero no tan seguidos como ahora.