Capítulo Once

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"Todas las batallas de la vida sirven para enseñarnos algo, inclusive aquellas que perdemos

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"Todas las batallas de la vida sirven para enseñarnos algo, inclusive aquellas que perdemos."

Paulo Coelho 

Paulo Coelho 

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ANDREW

Estaba en el sofá de la sala, mirando un documental sobre la Segunda Guerra Mundial, mientras corregía el borrador de un artículo para una revista científica, cuando el teléfono de línea sonó.

– Sí – respondí casi sin prestar atención. No era común que los conocidos me llamaran allí.

– Luca... Soy Ann

– Hola Ann, soy Andrew - dije recolocándome los lentes en el puente de la nariz mientras dejaba el artículo – Luca salió. ¿Puedo ayudarte en algo?

Sabía que Ann había quedado con Alice para salir, por lo que imaginé llamaba por eso.

– Si puedes avisarle a Lis que no puedo ir, traté de comunicarme con ella, pero no me atiende. – durante un segundo dudé por lo que eso significaba. Estar a solas con la chica que me robaba la racionalidad no era la mejor de las situaciones.

– Ok, le aviso – respondí

Caminé en dirección a la habitación de Lis para cumplir con lo pedido. No había estado allí desde la noche del beso, incluso la había evitado desde ese día como si tuviera lepra.

Toque un par de veces.

– ¿Alice? –  pregunté preocupado de que le hubiera pasado algo. Golpee nuevamente.

Cuando la puerta se abrió quedé sin habla. Mis ojos recorrieron las largas piernas apenas cubiertas por lo que parecía un vestido muy corto o un pulóver muy largo. Las manos me picaron ante la necesidad de acariciar las curvas que se marcaban a través del fino tejido de punto. En sus manos sostenía unas botas de taco que estaba seguro apenas se las pusiera la convertirían en una diosa.

Una profunda tranquilidad lleno mi cuerpo al saber que esa mujer no iría a ningún lado, que esa noche sería sólo para mí, aun cuando no pudiera tocarla.

Érase una vez... Un nuevo comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora